miércoles, 4 de octubre de 2017

Signos de virginidad


Vaya por delante mi más sincero agradecimiento a los que os ha preocupado mi ausencia de estos días, pero gracias Dios no se ha debido a nada especial salvo a que me he tomado unos días de descanso bloguero, algo habitual, por otro lado, como conocen de sobra los más viejos del lugar.

A tontas y a bobas, de junio aquí he parido 186 entradas que han versado sobre técnica, actualidad y día a día de la Fórmula 1, así que tocaba separarse un poco del mundillo, y zanganear por ahí amén de tratar de encauzar los numerosos asuntos pendientes que tengo marcados en rojo en mi agenda.

Bueno, hecha la excusatio non petita vamos a meternos en harina porque el Gran Premio de Japón ya ha asomado las orejas en el horizonte, y antes de que lleguemos a él hay un montón de cosillas sobre las que hablar, del pasado Gran Premio de Malasia, mayormente.

Y bien, seguramente fue casualidad que el domingo pudiésemos disfrutar de una de esas carreras entretenidas en las que nadie sabe lo que pasa pero termina pasando, apenas 48 horas después de que Razlan Razali, CEO de Sepang International Circuit, nos dijera esto al respecto de la salida de la prueba malasia del calendario F1: «La parte sencilla es volver y negociar con Liberty Media para que la F1 regrese [a Sepang]. La parte complicada es que el deporte tiene que cambiar a mejor...» [Malaysia does not want to host Formula One even if it was given free].

Huelga decir que a tenor de estas palabras, al señor Razali no le convencía el viernes pasado el actual estado de cosas en nuestro mundillo. El «tiene que cambiar a mejor» duele de cojones, sobre todo, debería dolerles a los que insisten en que las cosas están tan fabulosas de la muerte que de aquí vamos con todo hasta el infinito y más allá, aunque casi es mejor dejar el asunto en que hace seis días, la Fórmula 1, como espectáculo, no convencía al manús que corta el bacalao en Sepang International Circuit, y en consonancia, solicitaba cambios porque la pasta es la pasta aquí y en Malasia.

Dormid tranquilos. Sepang y Liberty llegan seguro a un acuerdo, fundamentalmente porque el mercado asiático es prioritario para la norteamericana —punto para don Razlan, el cabroncete juega con ventaja.

Y puesto que el Gran Premio de Malasia ha sido la carrera más anómala de lo que llevamos de temporada, vamos a hacer como que la leemos a partir de esta sotileza, en cuyo caso entenderemos fácilmente que Mercedes AMG no estuviera todo lo fina que acostumbra, y que Red Bull se convirtiera en protagonista, básicamente porque Ferrari decidió inmolarse y ausentarse de la cita.

Me apenó que Kimi no disfrutara de una victoria cantada, para qué lo os voy a negar. Maranello tiene sus cosas y este fin de semana pasado se juntaron toas. Mal sábado y peor domingo para la italiana. Perfidia mecánica y hados nefastos conjugan mal, y a pesar de la noble remontada de Sebastian, el mal sabor de boca se extendió incluso entre los comentaristas de Sky Sport, que, pobrecitos míos, no habían metido a Razlan Razali en la ecuanción.

Así las cosas, Bottas resultaba incomprensible. Hamilton más tenue de lo que recomendaba la ocasión. Vettel era héroe pero ¡coño!, a Max había que darle espacio, al fin y al cabo acabó ganando la carrera... Un sindiós, para qué vamos a engañarnos.

Pero metes al CEO malasio de los cogieron en la interrogante y las dudas se disipan inmediatamente. La Fórmula 1, cuando quiere, supedita lo que haga falta al espectáculo. Brackley planchona. Milton Keynes en modo lateral libre con funciones arriba, muy arriba. Y el elegido... bueno, al elegido le había mirado un tuerto.

Ver el coche de Iceman cómo era retirado por los mecánicos antes de la salida, después de haber hecho el sábado un dos en la parrilla casi imposible, me animó a descolgar el teléfono para llamar a Cthulhu: cabrón —le dije—, ¿por qué no te has cebado en Gasly, cobardica de mierda? ¿Querías sangre: búscate a mi Felipe, mamón, a él le importa todo un pimiento...?

Menos mal que al final de todo, Sebastian purgó sus pecados de Bakú en la vuelta de honor con ese fenómento que atiende al apellido Stroll.

¿Somos vírgenes cuando queremos, o no, señor Razali...?

Os leo.

3 comentarios:

  1. Yo no me lo creo.

    Vale, fue un fin de semana nefasto para Ferrari, que se pegó dos tiros en el pie y perdió una victoria cantada.

    Vale, Red Bull demostró que tiene la caña preparada y que a poco que le salgan las cosas son un rival temible.

    Pero lo de Mercedes es simplemente un disparate intragable. ¿Se les ha olvidado correr? ¿Van ahora a 5 Bakús por hora? Es más que obvio que tienen el campeonato ganado, pero que el espectáculo no termina hasta la última carrera y hay que dar vidilla a este ya muerto 2017. Con actuaciones así no hay quien se tome en serio esta F1.

    Josetxu, ya me habías hecho dudar, pero es cierto que no es la primera vez que te tomas un merecidísimo descanso. Un abrazote!!!

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  2. Rebienvenido a tu casa!!!!!
    Al lio; veo a Mercedes muy conservadora en cuanto a mecánica se refiere. Un cero ahora sería peligrosisimo. Ferrari esta en forma, es como ese equipo que se pasa el partido en el área rival y no hace más que chutar al larguero. Me atrevería a decir que casi tienen el mejor coche de la parrilla. Y el ritmo de Stoffel??? Qué, qué...!!!

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  3. Que alegría leerte de nuevo!
    Me pareció que Hamilton sacaba el brazo por la ventanilla, sobretodo después de la parada, dejo muy claro que su ritmo podía ser muy superior.
    Por cierto, que credibilidad le das a los rumores de que Vettel forzó el toque con Stroll porque iba falto de gasofa?
    Saludos

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