viernes, 6 de octubre de 2017

#JB17


Esta semana he pecado suficiente como para tomarme un respiro, lo que ocurre ahí dentro es que no puedo dejar de buscar la luz verde al otro lado de la bahía.

Poco a poco voy recobrando la vida. La conquisto a media mañana y la dejo partir a media tarde, cuando se me acaban las fuerzas y la paciencia y la esperanza flaquean. Luego me encuentro a solas con el espejo y recuerdo que también él creía en la luz verde, en el orgiástico futuro que año tras año va retrocediendo ante nosotros. Nos eludió entonces, pero eso no importa ahora; mañana correremos más rápido, estiraremos más los brazos… y una preciosa mañana…

Ha sido llegar a Suzuka y que la liturgia que recuerda a Jules se repita, ora para que el silencio de una fotografía hable por nosotros, ora para que alguien decida que esa imagen o esa otra no son adecuadas. Suena Lana del Rey, todos somos Young and Beautiful acariciando la memoria del joven piloto francés, mientras nadie, a estas horas, parece querer contestar las numerosas preguntas que aún quedan sin respuesta sobre lo que sucedió en aquella oscura boca de lobo de hace tres años exactos y un día.

Vivimos entre fantasmas y sombras. Veinticuatro figuras de porcelana partieron aquella jornada con la intención de entretenernos, de hacernos disfrutar sorteando el negro y húmedo vientre de un dragón bautizado con nombre de virus informático, y la suerte quiso que sólo se rompiera una, que terminó desmoronándose meses más tarde sin que ninguno de los responsables últimos de su accidente perdiera el sueño, ni el trabajo, ni la poca vergüenza que se les arroga.

Sigo buscando la luz verde mientras recito en voz baja: «Mañana correremos más rápido, estiraremos más los brazos… No te angusties, la vida vuelve a empezar con el otoño.»

Os leo.

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