Mira, pues no

Menos mal que el domingo pasado no estaba de guardia en Singapur herr doktor malo, porque de haberle tocado meter horas en festivo, a buen seguro que a Max se le habrían quitado las ganas de banalizar el pifostio que se organizó en plena salida.

Como todo buen villano de cómic, Helmut Marko tiene dos caras, el Marko bueno y el Marko malo —disculpadme la obviedad—, y el caso es que Verstappen tiene una suerte de cojones porque haga lo que haga siempre se las tiene que ver con herr doktor bueno, no como Alguersuari o Kvyat, que para una que lían, van y a uno lo destierran y al otro lo someten a tormento...

Habíamos quedado en que lo de hace casi siete días fue un lance de carrera por mucho que ahora venga Lauda a decirnos con sus ademanes y voz de pueblerino austriaco, que a Sebastian le tenían que haber sancionado, como si no fuese suficiente castigo para el alemán haber casi regalado el título a Lewis en una carrera que tenía en el bolsillo.

En fin, a lo que vamos. El jovencísimo piloto holandés tuvo menos responsabilidad que Vettel pero más que Raikkonen, aunque para el caso patatas, porque entre pitos y flautas lleva a cuestas suficientes incidentes este año como para comenzar a hacérselo mirar. No está mal ese plus de fogosidad que pone en sus maneras al conducir, pero hijo de Dios, se mete en todos los líos y la sangría de puntos que pudiendo haber sido no fueron empieza a cantar en Milton Keynes más que La Castafiore.

Ya digo que su responsabilidad en el susto de Marina Bay es bajísima. Estirando la cosa, incluso llevaba razón en decirle al de Heppenheim: «si luchas por el título, eso no es inteligente.» No, no fue muy inteligente lo que hizo Sebastian, pero ello no implica que Max no se metiera solito en la emboscada al amagar con irse hacia el centro y tratar de recuperar la trazada cuando Kimi ya había aprovechado el hueco.

¿Raikkonen no se ha disculpado...? ¿De qué tenía que disculparse Iceman?

Mira, pues no, de los tres involucrados en la tangana inicial, considero que Kimi se llevó la peor parte sin comerlo ni beberlo. El finlandés arrancó como un tiro, vio espacio delante y trataba de ganar terreno por él cuando te encontró en tierra de nadie, el bendito lugar donde concluyen las hazañas de los que no tienen las cosas claras cuando inician un ataque.

Os leo.