Días de trueno

Ferrari tiene ante sí un retorno del verano bastante complicadito y Sebastian va a ser quien tendrá que bailar los compases más ásperos...

A priori no está fácil el asunto, para qué negarlo a pesar de que sigo confiando en el SF70-H. En el Gran Premio de Bélgica, por ejemplo, Maranello tendrá que aguantarse las ganas de quemar con el combustible un poquito más de aceite del permitido, ya que no será hasta el de Italia que entre en vigor la apertura de grifo que permitirá llegar a los 0'9 litros por cada 100 kilómetros recorridos, pero ojito con esto, porque todos los vehículos podrán hacerlo, no sólo los italianos.

Soy consciente de que mezclas en un tubo de ensayo un poquito de FIA y otro de Rosso Scuderia y agitas la mezcla, y en vez de un Martini seco sale con toda probabilidad alguien gritando ¡trampa! Pero a ver, que no somos nuevos en esto. La Federación nos tiene más que acostumbrados a este tipo de lecturas creativas que favorecen el espectáculo, y desgraciadamente, no siempre ha salido beneficiada Ferrari.

Así que os voy a ahorrar unos cuantos párrafos alusivos a este tipo de comportamiento favorable en este caso a Brawn GP, Red Bull o la misma Mercedes AMG, ponéis vosotros las fechas y nos centrarnos en el lado poético de la cosa en 2017, porque la de Il Cavallino Rampante va con todo lo que tiene en la actualidad y en el pecado lleva la penitencia.

No sé si este año supone la última oportunidad o no, pero lo que sí tengo claro es que está muy difícil que vuelvan a alinearse los astros como han hecho esta temporada alrededor de la rossa.

Y aquí lo mismo podemos tener la explicación para las prisas que lleva mostrando Vettel desde Bakú, que una circunstancia aclaratoria sobre su renuencia a atarse demasiado tiempo con Maranello, que la definición de la chispa que llevó a don Sergio Marchione a solicitar a su gente que pariera un auto agresivo con el reglamento...

Pero hoy es hoy y Ferrari necesita encarar lo que tiene por delante con absoluta serenidad, así como Sebastian tiene que dejarse los nervios en casa y centrarse en liderar desde la cabeza fría un proyecto que yendo al límite, tiene la obligación de seguir pareciendo un cronómetro suizo de aquí a que termine el asunto en Abu Dhabi. 

Soy optimista ante el horizonte quizás porque aposté temprano por el SF70-H y lo he visto crecer y madurar, incluso acusando algunos golpes, lo que no implica que me haya vuelto ciego ni tonto. No está fácil pero no es difícil. Si Spa-Francorchamps y Monza son nominalmente terreno Mercedes AMG, a lo mejor, se me ocurre, resultaría ideal ablandar los riñones de Brackley precisamente en estos dos santuarios.

Son días de trueno, pero no veo por qué no podemos seguir gritando Forza!

Os leo.