sábado, 15 de julio de 2017

Gracias, Garbi


Yo a esta señorita la respeto porque sí. Ni Wimbledon ni leches, Garbiñe me puede a casi todo lo que podría ponernos juntos compitiendo en algo. 

Incluso a juventud me gana, y no soy tan idiota como para venir ahora con monsergas paternalistas porque ella ha sido capaz de llegar donde yo no llegaré en la puñetera vida y en el fondo me jode. Que no me fastidia, entendedme. A mí no, de verdad. Hablo en general porque como decía en la primera línea, para mí sería un honor doblar la rodilla ante un ser que considero superior, muy superior aunque gaste braguitas en vez de gayumbos.

Sé que la liturgia recomendaría que la foto de encabezamiento la retratase compitiendo en una pista de tenis —así sería reconocible para todos: tenista mujer más que mujer a secas—, pero prefiero saltarme el protocolo porque quiero evidenciar que con mis 58 años respeto a un chiquilla de 23 que podría ser una de mis sobrinas, quién sabe si mi propia hija de haber podido cumplir uno de mis sueños más queridos.

Muguruza ha triunfado en Wimbledon y en lo que ha sido un pestañear, ha salido en redes sociales el núcleo duro del machismo jamás reconocido para advertirnos que la Williams lleva la intemerata disputando el circuito mundial y a lo peor ha sido normal lo de esta tarde, o para recordarnos que una chica jamás ha vencido a un chico jugando a tenis. ¡Y qué coño importa, salaos! ¡Ni vosotros ni yo seremos capaces de arrugar nunca a la hispanovenezolana en una pista...!

Garbi se puso guapa para un sesión de fotos, se iluminó lo justo con el maquillaje y se pintó los labios olvidando la raqueta en casa, y hay quien siente necesidad de recalcar en público que la tenista gana mucho cuando se prepara un poco —tenista mujer más mujer que nunca—, olvidando, tal vez, que todos nos disfrazamos de florero si la ocasión lo merece, vamos, que por mucho que se insista, para los hombres de pelo en pecho no resulta natural ni medio normal dejarse hacer fotos según se han levantado de la cama.

Yo mismo... Os juro que no me hago un fotomatón sin mi cara de haber dormido una mierda y sin abrazar el teclado del Mac o una plumilla y dos pinceles, por aquello de que se reconozca que además de escritor también soy dibujante... Pero soy un dejao, no cuento.

A ver si estamos. Independientemente de que os guste o no, de si estáis acostumbrados o no, hay gente (sin género, que queda mejor) que reinventa el día a día, la vida misma. Aunque queme, Garbi pertenece a esa estirpe de seres excepcionales, y en el caso que nos ocupa es chiquilla (en femenino) por mucho que les reviente a los del paternalismo preventivo. 

Hembra, joven, majestuosa y brutal en el saque y voraz en el tú a tú. Yo a esta señorita la respeto porque sí, porque me da cien mil vueltas en lo suyo y porque ha ganado Wimbledon a pesar de que los medios hayan dado rango menor a un evento que sin gilipolleces, merecería que los mejores bardos compusieran sus más elevadas canciones.

Gracias por lo que has conseguido esta tarde y por demostrarnos con tu éxito lo que todavía nos queda por pelear para que el mundo sea pelín más perfecto, y eso si se puede, y eso si nos dan permiso los que no entienden todavía que por encima de deportista de elite eres mujer —mujer tenista—, y que la conjugación es perfecta.

Os leo.

3 comentarios:

  1. Es estupenda. Marcará época.

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  2. Anoche perdí la virginidad. Eléctrica. Teníamos mesa reservada en un barrio de Madrid donde es imposible aparcar y mi línea de metro cerrada por obras. Recordé que me había dado de alta en un servicio de alquiler de coches eléctricos mediante una aplicación en el móvil. Reservé un cochecillo cerca de casa. Una gozada. Un pequeño smart, que andaba como un tiro -75 caballos- con aire acondicionado potente y automático. Nos costó un euro y cinco céntimos la ida -por el bono de bienvenida-, y cinco euros la vuelta. Me he enamorado.

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  3. Gracias y Enhorabuena, que Grande!!!

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