Comprendo que no os apetezca un pimiento, pero toca salir un rato de la cochiquera que se ha montado a cuenta de dos tontos muy tontos y un Director de Carrera que no tiene lo que hay que tener para imponer un poco de cordura en la Fórmula 1, para hablar, aunque sea brevemente, de un chico veloz, listo y limpio sobre la pista, que obtuvo ayer la victoria en Bakú.
No sé qué sucede con Daniel Ricciardo —a lo peor es una maldición aborigen y ancestral de su Australia querida—, pero siempre que las circunstancias apuntan a que toca hablar de él, surge a su alrededor algún ruido monumental que silencia los merecidos aplausos que se le deben y le debemos siempre.
Os conté en su día que su estatus en Milton Keynes es de segundo piloto aunque su papel dista mucho del que interpretó Mark Webber en su momento.
Max Verstappen es el primer espada de la austriaca pero allí todos son conscientes de que al joven holandés todavía le queda bastante recorrido para convertirse en una auténtica estrella. Ahí encaja la figura de Daniel: mientras la bala naranja consigue sus galones, Ricciardo corre con la parte más áspera del trabajo en equipo y en la medida de sus posibilidades, que son muchas, aprieta a su compañero de todas las maneras imaginables para que el objetivo de Red Bull se cumpla cuanto antes.
Es cosa de contratos y lo vamos a dejar aquí porque también es cosa de tener la cabeza sobre los hombros, saber qué lugar ocupas en el mundo y ser leal con quien te paga y con tus ideales.
En fin, Ricciardo es un delicado verso en un mundo dominado por caníbales de plastilina. No encaja en muchas de las constantes que definen esto que llamamos Fórmula 1, pero en cuanto tiene ocasión nos demuestra que vale su peso en oro y que si sonríe a la menor oportunidad, es porque tiene una férrea confianza en sí mismo y un coraje a la vieja usanza.
Ayer pudimos verlo de nuevo. Después de haber sufrido un incómodo fin de semana, nadie en sus cabales daba un céntimo de euro porque aussie junior firmara un Gran Premio sensacional. Pero las carreras son largas y hay que saber leerlas con anticipación; medir luego las posibilidades y gestionarlas adecuadamente con un propósito firme: llegar lo más lejos posible, y si es al podio, mejor que mejor.
Por todo esto no debe resultar extraño que Daniel nos levantara del sillón cuando adelantó a los Williams. La presencia del Coche de Seguridad, la bandera roja, habían supuesto un generoso colchón de aire para las pobres aspiraciones de una Red Bull que ya había perdido a uno de sus hombres, pero había que materializar el milagro, la parte más complicada de cualquier faena, y ahí, precisamente, estaba Ricciardo, puntual ante su cita y donde hacía falta.
Parece sencillo, pero en modo alguno lo es.
Os leo.
Os leo.
Es una pena que se le puedan dedicar tan poquitas entradas a un tipo amable, simpático, respetuoso y que comete tan pocos errores a lo largo de la temporada. Casi igual que sus congéneres de la parte alta de la clasificación. Demos las gracias a Pierre Nodoyuna y a Patan!!
ResponderEliminarA mí siempre me alegra que gane Ricciardo. De nuevo tuvimos la confirmación de que Mercedes juega en otra liga: un doblado queda segundo. Dos vueltas más y Bottas se merienda también al Red Bull.
ResponderEliminarQué decir de Vettel... Sólo he visto hacer cosas parecidas a los pilotos italianos de motociclismo: Rossi y el malogrado Simoncelli. Todos lamentamos la muerte de Simoncelli, pero era uno de los pilotos más sucios que han corrido en un circuito.
Ayer el alemán se comportó como un verdadero macarra. Siendo positivos, estas rivalidades personales que están surgiendo -Vettel/Hamilton, Kimi/Bottas- pueden hacer más entretenido el campeonato.
Por otra parte, no leo críticas tan feroces a Renault como a Honda por sus constantes averías: ayer creo que fueron tres los motores Renault que rompieron. Y no hay carrera en la que no rompa alguno. Tienen menos excusas que Honda por el hecho de que llevan una temporada más y porque equipan a tres escuderías.
Gran piloto, sorprende su sangre fría y merece lo mejor. Creo que ponerle en un status nº2 es minusvalorarle, cobra el doble que su joven compañero y por novias no será.
ResponderEliminarMe da que las roturas de Verstappen se puedan deber a cierta rusticidad en la administración de su impulsor.
ResponderEliminarGanar es llegar a la meta, los campeones lo saben muy bien.
Es triste que el bueno de Ricciardo haya sido reducido al status de leproso por su propio equipo.
ResponderEliminarAficionando, perdonenme el off-topic pero me temo que los españoles tenemos mucho que callar en el mundial de motos, nuestro papel es parecido a la organizacion inglesa en la F1, lo que pasa es que como la prensa inglesa, la prensa española siempre ríe las gracias de los nuestros. Y ojo, no es solo motoGP, algunos llevan con bula desde Moto3 y Moto2, segun me cuenta la gente que sigue todas las categorias.
Los italianos tambien tienen mucha manga ancha en el campeonato, aunque mas que sucio, Simoncelli era inconsciente, se metia por donde fuera sin importarle la seguridad de los demas. Rossi es otro cantar, siempre desde categorias inferiores ha tendido al guarrismo, dentro y fuera de la pista, y ya las tuvo con Biaggi en 250, y Stoner se largó jarto de ser leproso de españoles e italianos en motoGP.
Pero fijate, creo que alguno de los nuestros es peor inclinado que Rossi, pero nunca nos lo dira la prensa de aqui.
Ya por poner un ultimo ejemplo para que se vea que no es de ahora, recuerdo el ultimo campeonato de 80 cc, que gano a un aleman Champi Herreros, gran persona pero piloto muy limitado. Pues al pobre aleman toda la armada (o la mafia) española le estuvo sacudiendo leña y tocando el freno toda la carrera ¿hubo sanciones? Ni una ¿dijo algo la prensa? que todo fue muy bien
Grande Ricciardo. Carrera para tipos listos e inteligentes. Un Button, un Pérez, un Alonso habrían estado, estarían allí, con la caña puesta a pescar en río revuelto. El australiano es de lo mejorcito de la F1 y se lo merece.
ResponderEliminarJosemi, de acuerdo en casi todo lo que dices, pero si buscas el vídeo en el que Simoncelli toca el freno de Barberá en la recta de Mugello se te ponen los pelos de punta. Barberá no se mató de milagro. Una cosa es ser un poco guarrete y otra toca el freno de un piloto en una recta en la que sobrepasas los 200 km/h.
ResponderEliminarY Rossi, él sí viene de lejos. Todavía recuerdo cómo sacó a Sete en la última curva de Jerez.