El hombre que siempre se equivocaba

De pequeño me enseñaron que el Altísimo escribe derecho sobre renglones torcidos, lo que a mí me sonaba entonces a que pasaba de reglas y recomendaciones porque al final siempre había premio...

En realidad escribo esta entrada ignorando si es verdad que haciendo lo correcto se vive mejor y se obtienen mayores recompensas. No he sido capaz de certificarlo. Mi vida está más repleta de errores que de aciertos. Lo que sí sé es que eso de que Fernando siempre se ha equivocado saltaba por los aires en el instante mismo en que el asturiano anunciaba su participación en las 500 Millas de Indianápolis. Si todo esto no es una diana en toda regla, que baje Dios y lo vea. Y si no es un síntoma... lo mismo.

En fin, no vamos a ser cicateros ni a ponernos tiquismiquis.

Estamos de suerte, los mismos que parieron aquello de ¡Así, imposible!; ¡Qué vergüenza!, ¡McLaren está negociando con Stuttgart porque su motorista no da la talla!; ¡Los japos no se dejan. No se dejan!; ¡Mercedes está dispuesta a echar una mano a Honda! y tal, nos venden hoy que los nipones han bajado la cabeza y desde marzo, que se dice pronto, aquí cerquita para más señas, se están dejando aconsejar por asesores externos de Ferrari, Renault y Mercedes-Benz, cuyos nombres y cargos, obvia y comprensiblemente (sic), no pueden ser aireados. El mismísimo Mario Illen ha surgido en el crucigrama interpretando el papel que hace Rory Byrne en los milagros de Maranello. Lo dicho, todo indica que Ilmor también está en la pelea, y la tía Benita, y San Cristóbal...

Nadie había caído en la cuenta de que se estaba trabajando tanto en Sakura. Ni Boullier se había coscado durante dos meses de lo que iba a confirmar Hasegawa a finales de abril. Había tanto esfuerzo involucrado en el proyecto anglo-japonés que Motorsport lo había equivocado con desidia y no había caído en la cuenta, no importaba, aunque hay que agradecerle al magazine británico que nos haya alumbrado hoy, pues como el Supremo Hacedor, escribe como le sale de los santos cojones y cuando se le pone en la punta del pincel, sobre torcido o sobre recto, a horas o a deshoras. Y no toméis a mal mis palabras porque me estoy riendo mientas las escribo.

Vamos, que si por un casual resucita Malcom X, en vez de decirnos aquello de «Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido», nos dice: «¡Os jodéis. Lo avisé!», y se vuelve a dormir el sueño eterno de los justos porque como os comentaba ayer, hay esfuerzos que ni merecen la pena.

Pero hablábamos al inicio de cómo escribe recto Dios sobre renglones torcidos y cómo fue saber que Fernando se iba a la Indy y se pararan las rotativas o el Gran Premio de Rusia quedara en un segundo plano. ¡Coño, la F1 ha quedado en un segundo plano desde entonces! Los pasionalmente iniciados han vuelto a sus trincheras, los sabios se han desvelado walkinianos, y, en definitiva, todo es igual que siempre aunque lo veamos desde ópticas distintas. El rendimiento de un motor se mide ahora por décimas vaya usted a saber con qué escudería, pero hay algo a lo que no podemos oponernos: el Nano es feliz y se muestra feliz en público y en privado...

Y si la felicidad es a lo máximo que aspiramos como seres humanos, a lo mejor Fernando es como Dios y ha conseguido lo que nadie sobre la Tierra: escribir recto sobre renglones torcidos. Normal la envidia, ¿no?

Os leo.