jueves, 2 de marzo de 2017

Absolutamente


Os quiero mucho y no sé por qué me correspondéis tan malamente. Llevo, desde que empecé en este blog, tocando las narices casi a diaro y jugándomela a ser un proscrito con tal de que llegada la hora, encontrárais en vuestra canana un par de cartuchos, o tres, o cuatro, qué más da, de los del 12, de los que hacen pupa, de los que usan los cuerpos de élite para entrar a saco y defenderse de los malos en las películas y en la vida real.

Pero llegado el caso en que se vuelve a hablar de calor —por fin, sea dicho de paso—, os noto como arrugados, acojonados ante la potencia de fuego que sostienen vuestras manos...

Mirad, de 2008 a 2012, por aquí pasó gente ante la cual sólo cabe arrodillarse y hacer varias genuflexiones.

Nadie los recuerda, pero yo sí sé a quién debo más de la mitad de lo que soy.

Había por ahí un sitio que se llamaba Efecto Suelo, y junto a Nürbu éramos lo más cabrón que ha parido nadie, jamás. Destrozábamos las ideas de Brawn y Newey o de quien se nos pusiera por delante. Explicábamos qué era el efecto Coanda y el Magnus sin que se nos cayeran los anillos. Éramos el quintacolumnismo de la poesía. Jors, Juan, Sabre, Oberon, Whinartez, J-Car, Anxo, Bruno, Manuel Ángel, Felipe J. Blas y el que está escribiendo estas líneas, entre otros más cuyo nombre no recuerdo aunque tampoco pretendo olvidar... Dios, soy el único que queda en pie y no sé si sois capaces de calibrar la hondura de lo que estoy esbozando.

Bien, da igual, muchos lo han olvidado o prefieren no recordarlo, pero aquellos que comentaba antes y yo, junticos, que dicen los aragonenes, ejercimos en aquel tiempo de esa canalla a la que suele referirse Joaquín Sabina cuando canta con Ana Belén a La Cibeles o recuerda al hombre al que le robaron el mes de abril...

Compartir era la palabra que nos definía. Uno para todos y todos para uno suponía el lema que nos servía de paraguas. Y mira tú por dónde, ha querido el tiempo que la historia se repita y que sólo quede yo para enfrentarme a los muchos imbéciles que no saben de dónde coño han salido sus ideas, pero, así y todo, las esgrimen como si fuesen suyas de toda la vida, como si aquí, esas cosillas, todas las cosillas, fuesen de alguien. Incluso hay quien ha tratado de tirármelas a la cara, para que, obviamente, al escucharle pensase yo: «Gilipollas, llegamos a esa cumbre hace seis o siete años...»

El W08 de Mercedes AMG ha colocado una extración de calor en un a modo de aleta y ya se sufre de orgasmos por el atrevimiento, pero os digo yo, que no soy nadie, que no situar el excedente donde conviene supone un desperdicio por muchas flechitas que pongamos en el orificio de marras.

Brackley sigue con los paños tibios y las tiritas. A lo peor me equivoco, pero todo esto me recuerda a Sarita Montiel y Alaska cantado aquello de: «Científicamente, yo tengo la prueba que demostrará, despiadadamente, que todo da igual.» 

Os leo.

3 comentarios:

  1. La dichosa rendija tan curiosa... y el T-wing tan pero tan alto... y esos deflectores laterales (derivas) sostenidos sólo por debajo, que seguro, seguro, a mas de 300 Km/h empiezan a flexar hacia adentro...

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  2. He experimentado por testimonio de otros y de mi persona, que la prensa española en los ámbitos en los que me involucrado en estos tiempos modernos esta que los estrategas de Ferrari (época de Alonso y los de ahora), el equipo hispana racing team (Q.E.P.D) y el propio pastor maldonado, con argumentos serios si se les presentara el interés de hacerlo, mofarse de ella y hasta ahora no me han presentado la prueba que me demuestre lo contrario. Tal vez, un dia , sea usted (u otro iluminado) esa prueba

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  3. Tengo que decirlo: las aletas de tiburón me parecen un horror aunque cumplan una función. Dicho esto, lo cierto es que estoy un poco decepcionado con el aspecto general de los monoplazas. No son tan espectaculares como nos prometieron. Algunos aparentemente son iguales que los de la temporada pasada, exceptuando la aleta de tiburón y los neumáticos más anchos. Mercedes me parece casi igual, por no hablar del Williams. Claro que aún no los he podido ver en movimiento.

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