Predicar en el desierto

Si me dan a escoger, prefiero mil veces que Nürbu conviva con tres Dakar, siete Montecarlo y dos Le Mans, que con una pretemporada, y no porque no me molen los inicios de campaña, sino, más bien, porque a ratitos resultan insoportables, muy insoportables, profundamente insoportables.

La gente tiende a cortarse las venas por un véte tú a saber, sin discernir muy bien por qué se las abre. La sangría resulta entonces inevitable y las manchas rojizo oscuras comienzan a ensuciar la sobrecama, el sofá o la moqueta. Llamar al CSI se hace tan urgente que no hay espacio, ni tiempo, para ponerse a pensar en lo que supone que un vehículo que destila buenas vibraciones durante el filming day, pase a ser un quebradero de cabeza insoportable de aguantar cuando el cronómetro de los entrenamientos de pretemporada comienza a descontar segundos.

Podría ser, un suponer, que existiese una unidad de potencia asegurada que permitiese rodar 100 kilómetros sin problemas, y otra versión de la misma que pretendiese llegar un poquito más allá. La primera funcionaría sin ocasionar titulares, la segunda, empero, los proporcionaría en cascada: los japoneses son malos de cojones... La culpa es de ese aprendiz de brujo que atiende al apellido Prodromou... Ron se está descojonando de la risa... ¡Qué palo. Por tercer año consecutivo nos abocamos a hacer el ridículo...!

En Suzuka del año pasado, fui de los pocos que defendió que Woking había dado un aldabonazo a Sakura para que la japonesa se pusiera las pilas. Hasegawa admitía y lamentaba posteriormente, su incapacidad para estar a la altura de los pronósticos, pero tanto dio, la culpa era del chasis entonces, se aludió a que el horizonte no apuntaba buena derrota...

Mirad una cosa: ni Honda ni McLaren están jugando al Monopoly. Los medios y Andrew Benson podrán decir misa, pero esto es Fórmula 1 y el asunto no es tan sencillo como decir llegamos y llegar. Los demás también dicen lo mismo y se quedan lejos o cerca de las previsiones. Renault sacrificaba por haber llegado a destiempo en 2014, las pretemporadas de Red Bull, Toro Rosso, Lotus y Caterham, pero Daniel se coronó como tercero al final de la sesión, acumulando tres victorias y la mierda de descalificación en Australia.

Ferrari no contaba esta temporada a decir de los expertos, pero ahí la tenemos, acumulando kilómetros y marcando buenos tiempos en Montmeló...

Quiero decir con todo esto que hasta el rabo todo es toro, que no conocemos las preguntas adecuadas y que, por tanto, las respuestas pueden ser tanto afirmativas como negativas, o todo lo contrario. Lo que sí tengo claro es que si un tipo que casi se electrocuta conduciendo su esperanza y encarrilando su futuro tras su salida de Ferrari, me dice que éste es el camino, estaré con él sin pensármelo dos veces.

¿Escollos? Los que no están escritos. ¿Problemas? Obviamente va a haberlos...

Pedir paciencia ahora mismo es como predicar en el desierto, pero asumo mi parte adelantada de culpa.

Creo sin que existan razones para hacerlo. Creo porque sí. Creo porque creo en la cultura del esfuerzo, en la del te levantas o mueres. Creo porque la Fórmula 1, a pesar de que la mayoría la tasa a ciencias, es de letras de toda la vida y siempre ha habido en su seno sitio para que haya posibilidad de que Marte pueda contener agua, y vida, o de que una estrella cualquiera por ahí, pueda dar cobijo a siete planetas que podrían ser como la Tierra.

Sin esperanza la Fórmula 1 es tierra yerma...

Os leo.