jueves, 15 de septiembre de 2016

El don de la oportunidad


Al paso que vamos, en un par de semanas o tres a lo sumo, Nico comenzará a ser un digno candidato al título mundial. No me preguntéis a qué se deben estos inopinados cambios de tendencia. Sé que ocurrirá de forma imperceptible al principio, que luego la sensación se irá haciendo más y más densa, y que para cuando lleguemos a Abu Dhabi, nadie querrá recordar que negó el pan y la sal al hijo de Keke.

Esta es una de esas entradas que escribo para recordar que sigo vivo. Que hay riesgo en decir lo que pienso, que en cualquier esquina habita un demonio de esos que sólo te menciona cuando yerras, tropiezas o te partes la espinilla. Que existió un tiempo en que quise dejarlo y me convencieron de no hacerlo, para, al cabo, condenarme a continuar solo...

Con la humildad que me caracteriza, os diría que como antaño, me limito ahora a aletear mis alas negras en la oscuridad de Pekín sin pensar demasiado en los huracanes que puedo provocar en Los Ángeles. Pero, ¿de qué serviría?

Son días complejos para mí, pero nos acercamos a Singapur y la actualidad impone sus reglas y cuando pienso en la cantidad de excusas que se encuentran a la hora de justificar los éxitos de Sebastian Vettel o el propio Lewis Hamilton, o incluso Jenson Button, entiendo que de todas ellas sobresale el don de la oportunidad.

¿Cuántas veces hemos leído o escuchado que Fernando Alonso no ha obtenido lo que merece por no haber estado en el sitio y momento adecuados? 

Vettel, Hamilton y Button, tienen lo que se merecen por haber sabido aprovechar sus oportunidades, y la cosa va bien hasta que nos topamos con Nico Rosberg, porque ser alemán en un equipo de matriz alemana aunque tenga su sede en Gran Bretaña, es poco menos que una sucia ventaja, como si no lo fuera ser alemán en un equipo austriaco (Sebastian en Red Bull), o inglés en una escudería británica (Jenson en Brawn GP), o forzando un poco las cosas, tener que ser amortizado más pronto que tarde —económicamente hablando, se entiende—, en el caso de Lewis tras su integración en Mercedes AMG, y sin necesidad de echar la vista atrás y mirar lo que podría suponer bajo este prisma ser británico en Woking en 2007 o 2008.

En este juego de encontrar ventajismos sucios poco menos que porque sí, se lleva la palma lo de entender en sentido negativo el cuidado de la mecánica, los frenos o los neumáticos, o eso de saber gestionar la herramienta cuando media parrilla ingenieril clama porque a todo esto se le deje de llamar Mundial de Pilotos...

Por lo que se ve, Nico es un ventajista nato. El de Wiesbaden ha calibrado las cosas, sus cosas, para que los vientos soplen adecuadamente a sus propósitos en 2016, y en vez de ser considerado un tipo sumamente inteligente, a decir de los ex-pertos —otro día os refresco la memoria sobre los pertos y quienes dejaron de serlo—, lo que ha hecho es malo, perverso, aunque mi abuela María Mendiola diría que hay mucho de prejuicio en juicio tan liviano.

Sea como fuere, la ortodoxia no admite fisuras, y si hay que sustituir la chaqueta vieja se sustituye por una nueva. Por esto mismo sé que para Abu Dhabi todos habremos cambiado de opinión. Ellos por parecer sensatos y entendidos aludiendo al bendito don de la oportunidad que tan bien ha servido a otros, y yo por no buscarme un nuevo marrón y seguir pasando desapercibido.

Os leo.

2 comentarios:

  1. Yo diría que Lewis sacará ese extra para ganar el título. De cualquier forma bonita lucha.

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  2. Jose, no sabía que eras la bruja Lola!!! Vaya poder de adivinación!

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