Es indudable que Red Bull ha sido la sorpresa de este comienzo de sesión: tercera en el Mundial de Constructores tras seis carreras, con Williams a su cola, muy alejado, y con Ferrari a tiro de piedra en segunda posición.
No obstante las buenas vibraciones que ha destilado la de Milton Keynes en este inicio de campaña, hay que admitir que el accidente ocurrido entre los dos coches de Brackley durante el primer giro del Gran Premio de España, ha ejercido de potente bebedizo tanto para la austriaca como para nosotros, lo que ha podido elevar a canon la sensación de que todo el monte es orégano en cuanto a la de las bebidas energéticas.
Entonces, ¿todo el monte es orégano, o no? Yo no diría que no de forma tajante, pero sí pondría muchos peros a la euforia.
Disponer de uno de los mejores chasis de la parrilla ha permitido a Red Bull encarar el campeonato 2016 como nadie imaginaba, pero todavía queda mucho terreno por recorrer. Basta echar un vistazo a las tablas de pilotos y marcas, para comprobar que Milton Keynes se ha destacado por su consistencia y por saber aprovechar las oportunidades que le brindaban los rivales, fundamentalmente Ferrari, pero ésta sigue afilando sus uñas empeñada en enfrentarse sólo a Mercedes AMG.
En este sentido, destaca la labor de hormiguita de Daniel Ricciardo, quien ha sido capaz de conseguir cuatro cuartos puestos en cinco carreras (falló Rusia), y una meritoria segunda plaza en Mónaco que podía haber sido victoria de no haber sucedido lo impensable para un equipo que pertenece a la elite.
Pero desterrando del discurso los fantasmas webberianos que hicieron acto de presencia en Montmeló y Montecarlo, lo cierto es que el piloto australiano llevaba la escudería a sus espaldas en la etapa Kvyat y la sigue llevando en la de Verstappen, lo que en la práctica, supone que existe un grave riesgo de que siga aguantando tralla en solitario hasta Abu Dhabi.
Ya comenté la jugada de Helmut Marko cuando dediqué unas líneas a la de Faenza [Estado de la Nación (Toro Rosso)], y si en el equipo italiano veía cierta merma de potencial, en el caso del austriaco también la percibo porque Max todavía no está hecho y al holandés le falta bastante rodaje en un equipo puntero aunque sea perfectamente capaz de darnos más de una alegría, como ya demostró en Barcelona.
Sea como fuere, intuyo que la maquinaria de las bebidas energéticas ha hilado bastante fino en este asunto. Por un lado creo que sacrifica el Mundial de Marcas por venirle demasiado grande, pero por otro, aspira a meter a Ricciardo inmediatamente detrás de los chicos de Brackley a poco que Ferrari no espabile en lo que queda de temporada.
La jugada a partir de este mismo fin de semana, y siempre bajo mi humilde punto de vista, pasa por ir mejorando el RB12 gracias a que Renault (TAG Heuer sobre el cubrecapot de los coches azul mate) se está portando en sus prestaciones y evoluciones. La tercera plaza está asegurada, Williams queda demasiado atrás y Mercedes AMG demasiado delante. El objetivo, por tanto, tiene que ser Ferrari y sus dos pilotos.
Ahora bien, me resulta impensable que Maranello acepte de buena gana perder la segunda posición en el Campeonato de Constructores. Otra cosa es que la mantenga gracias a que puntúa con dos hombres mientras que Red Bull juega con uno curtido y un novato, cediendo a cambio la tercera plaza del Campeonato de Pilotos debido a la herencia de Zapatero.
Hay cosas vendibles y otras que no lo son ni así se pongan de perfil, ya me entendéis. Mañana hablaré de la italiana, pero hoy toca cerrar esta entrada afirmando que Red Bull tiene que demostrar sí o sí que no se ha equivocado con Max Verstappen, y queramos o no, la llave la tiene Daniel Ricciardo, un sacrificable de la casa.
Os leo.
En el sexto párrafo, supongo que la etapa Magnussen es la etapa Verstappen
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog.
Buenos días ;)
ResponderEliminarBertor, gracias por el aviso. Y aprovecho para agradeceros a vosotros, Ernesto y a Cao Wen, que me habéis avisado también de la metedura de pata :P
Un abrazote
Jose
Hola Jose
EliminarNo hay de que, un despiste lo tiene cualquiera, que menos que avisar con todo el entretenimiento que me proporcionas.
Un abrazo.