sábado, 26 de marzo de 2016

De finales del mundo y tal


En primer plano, Prostvuelve y yo, alardeando de nuestras dotes escénicas, poniendo cara de histeria y haciendo aspavientos con los manos...

En lo que llevo vivido, he asistido al menos a 400 finales del mundo a cuál más apocalíptico. Seguramente, el más sonado que recuerdo fue aquél por el que a las 00:00 del 1 de enero de 2000, todos los ordenadores del mundo se tendrían que haber ido a hacer puñetas debido a yo qué sé qué cuentos...

Por increíble que parezca, soy hijo de la guerra fría y por ello abuso de los puntos supensivos, creo...

En aquel pretérito pluscuamperfecto que ahora revivo para vosotros, casi salías a la calle con paraguas aunque hiciera sol, por si acaso a los rusos les daba por apuntar a Santurce con uno de sus pepinos nucleares a cuenta de que teníamos superpuerto, sin que alcanzásemos a entender qué coño significaba realmente tener superpuerto... 

He sufrido avisos de epidemia de tifus que no llegaron a nada, aunque me comí enterita una varicela con 21 años porque creyendo que estaba vacunado, se me ocurrió jugar con la sobrina pequeña de mi amigo Ramón, obviamente, cuando ella la estaba padeciendo. Sobreviví a las explosiones de las instalaciones de Butano en las laderas del Serantes; a aquellas cosas que nos contaba el Hermano Jacinto para meternos el miedo en el cuerpo; al intento de golpe de estado del 23F; a la victoria de Felipe González; a la caída del muro de Berlín o la MIR, en este último caso, porque estábamos lo suficientemente cerca de París y además, lo había pronosticado Paco Rabanne. A la gripe aviar, el 11-S, la gripe A, cumplir los cincuenta, la predicción de los mayas sobre 2012, el «que viene Podemos»...

Quien no tenga un final del mundo entre sus recuerdos más queridos, pienso, ni es ser humano ni es nada. 

A ver, he vivido tantos que casi me siento inmunizado como Frank de la selva con alguna de las especies peligrosas que toca con la manos... Y el fin de la Fórmula 1 tal y como la conocemos, no me iba a pillar de nuevas...

La cadena Sky británica, propiedad del Rupert Murdoch, ha firmado la exclusividad para programar la F1 en Gran Bretaña, en modalidad pay per view y de 2019 a 2024. 

Sabemos qué es Sky, pero a lo peor se nos ha olvidado que Murdoch, junto a Exxor —propiedad de la familia Agnelli (FIAT/Ferrari)— y creo recordar que Carlos Slim entre otros, intentaron hacerse con el control de CVC allá como en 2010 o 2011, a resultas de lo cual, Bernie aojó a semiperpetuidad a Luca Cordero di Montezemolo y La Scuderia...

2019 queda lo suficientemente distante como para que rechacemos hacer algunas preguntas, como por ejemplo: si no será que lejos del ocaso definitivo de la Fórmula 1, este hecho circunstancial significa un cheque en blanco del magnate australiano, quien de forma pactada, of course!, ha puesto fecha al mandato de Bernard Charles Ecclestone para comenzar así, a ejecutar un auténtico borrón y cuenta nueva, que buena falta que nos hace.

No estaré aquí para verlo, lo juro por lo más sagrado. Ni siquiera para recordaros que lo dije o me equivoqué, pero si no me fallan las cuentas, Rupert Murdoch acaba de salvar el culo de Bernie y me jugaría el cuello.

¡Gritad, gritad, malditos... Este nuevo fin del mundo es tan de mentirijillas como los demás!

Os leo.

1 comentario:

  1. Como que no vas a estar aquí para contarlos si 2019 esta a la vuelta de la esquina y tu apenas eres un pimpollo chavalillo.

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