lunes, 21 de marzo de 2016

Australia en verso


Según se mire, ayer abríamos la caja de bombones o de Pandora. El Gran Premio de Australia 2016 ya es historia, pero quedan algunas cosas sobrevolando el ambiente que conviene tener en cuenta a la hora de enfrentarnos a lo que queda de temporada.

Como he comentado en reiteradas ocasiones, incluso en el SafetyCast de la semana pasada: con suerte, hasta el Gran Premio de España no cerraremos esa pérfida herida que denominamos pretemporada. Este año no ha habido tres sesiones de entrenamiento sino dos —se nos caía Jerez y ahí lo dejamos...—, de manera que en mayor o menor medida, las escuderías que no son Mercedes AMG tienen ante sí un largo trayecto repleto de trabajo y ajustes.

Obviamente, quien no haya resuelto sus problemas para Barcelona, debería hacerlo en Silverstone en última instancia, porque a partir de ahí, no habrá liguilla que valga y todo serán exámenes finales, ya que el calendario oficial, con 21 pruebas este año, puede acabar con la tesorería y la paciencia del más pintado.

Pero pongámonos en lo mejor y olvidemos por un momento los negros nubarrones que siempre asoman en el horizonte.

Centrémonos en lo que ha dado de sí Melbourne y aceptemos que se puede extrapolar lo que hemos visto sobre el asfalto de Albert Park al resto de la campaña...

Destacaría en primer lugar la capacidad de reacción de la Fórmula 1 ante un problema como el originado por el formato de calificación más corto que recuerdo. Se fallaba estrepitosamente el sábado, pero el domingo ya estaba resuelto: se acabaron los experimentos, volvemos al sistema antiguo...

Y querría puntualizar especialmente sobre este asunto, porque sinceramente, ya me gustaría que todos los líos que afectan a nuestro deporte se zanjaran así. Chapeau!

En segundo lugar pondría la selección de gomas. 

Sí, ya sé que hay muchos que han visto en este tema uno de los elementos que dieron brillo a la carrera, pero yo pondría dos peros a este argumento: la elección sigue sin ser abierta, es decir, los equipos sólo pueden elegir entre lo que previamente ha elegido Pirelli; y se hizo en diciembre pasado bajo el planteamiento del anterior sistema de calificación, y ojo al dato, completamente a ciegas, sin haber probado en pista el producto.

En este sentido, me parece más importante la aparición de la bandera roja debida al accidente entre Gutiérrez y Alonso, que la selección de compuestos en sí. 

Quien lo creyó conveniente pudo cambiar de estrategia, y eso sí que animó el cotarro, entre otras cosas, porque hubo equipos que no supieron reaccionar ni a tiempo ni adecuadamente: Ferrari, Williams, McLaren, incluso Force India.

Por último, y seguramente como aspecto más importante, me gustaría poner en valor el enorme esfuerzo realizado por todos los intervinientes, en el apartado de las unidades de potencia.

Ya no es aquello que vimos en 2014. Mercedes-Benz sigue estando lejos, pero Renault —amarillo satinado, por cierto [RB12, cuestión de matices]—, Ferrari y Honda han salido a su caza y ayer pudimos comprobar que con una ganancia de caballos, por pequeña que sea, el mismo espectáculo parece asombrosamente diferente.

Más tokens y más mano abierta han facilitado que las aerodinámicas de 2016 puedan dar sorpresas, como en el caso de Red Bull, Haas y Renault, y que los pilotos puedan ponerse chubarras, que diría Concha. Si no, a ver de qué Max iba a intentar subirse a la parra de un Carlos que hace poco más de 24 horas, estuvo sencillamente soberbio.

Os leo.

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