viernes, 8 de enero de 2016

Eso no se toca


La imagen de arriba se estrenó en Nürburgring con la denominación N0328.jpg y la he rebautizado como N2688.png para volver a utilizarla, obviamente, pero también para celebrar que a las tres y diecisiete de esta madrugada, ha salido de la cadena de montaje una unidad Nexus-6 con número de serie N6MAA10816, que como quien dice dentro de nada, ayudará a Philip K. Dirk a desentrañar si es cierto que los androides sueñan con ovejas eléctricas.

El proyecto de monoplaza pertenece al alemán Daniel Simon, conocido ahí fuera por sus soberbias contribuciones a la ilustración futurista, el diseño y el cine, y aquí dentro, porque fue quien vistió el Hispania HRT F111 de 2011.

Simon es todo lo que he contado y además, un enamorado de los coches y la competición, lo que le permite ser considerado un reputado visionario, dadas las altas dosis de credibilidad que muestran sus creaciones. Y si lo traigo de nuevo a colación, 2.360 entradas después de haber hablado de él por primera vez, es por la sencilla razón de que casi seis años más tarde, el futuro sigue siendo tan atractivo como entonces, aunque las premisas que se usaron para dibujarlo no se hayan cumplido.

Consecuente con esa forma tradicional de tratar a sus consumidores como a niños, la Fórmula 1 también nos ofrece una visión del mañana, pero para que traguemos con el presente, a poder ser sin chistar, ya que no muestra ningún interés por cambiar las cosas.

Ves este video [Hankook Tire: The Future of Tyre Design‬] y comprendes de inmediato dónde se quedó eso de la máxima expresión del automovilismo deportivo, por qué el WEC nos está pasando por encima, o cómo es posible que Lego tenga más valor como marca que Ferrari.

Nuestro deporte se ha convertido en un chiringuito gobernado por ancianos, y salvo raras excepciones, la vejez se muestra siempre terriblemente miedosa y conservadora.

Me he levantado muy pronto y he tenido tiempo de releer a James Allen [The Driver’s view, e The Engineer’s view], pero esta vez preguntándome de qué sirve todo esto si entre medias, al piloto se le somete a una normativa particularmente restrictiva que castiga severamente la iniciativa y la asunción de riesgos, mientras los modernos circuitos y sus generosas escapatorias, facilitan como nunca que cometa errores y salga indemne de ellos para seguir sirviendo al espectáculo en lo que dura la carrera.

El monoplaza parece lo más importante ahora. El diseñador, los ingenieros de pista y las estrategias, modelan la forma de conducir del piloto, pero llevamos años soportando la falta de emoción genuina sobre la pista y el exceso de parches en los reglamentos. Corremos desde 2009 en círculos y ni nos hemos molestado en cambiar de pelota, no vaya a ser que muramos del susto. No hay libertad para tomar decisiones y hoy sería imposible que gente como Colin Chapman prosperara y nos enseñara nuevos caminos, muchos de ellos impensables, como hace Simon desde su tablero de dibujo y ordenador.

Soñar está más caro que nunca...

No os aburro. Nos faltan tres años para llegar a 2019. La unidad N6MAA10816 se llamará entonces Roy Batty. Un replicante diferente a los demás, el pellejudo más peligroso del universo conocido. También a él le dijo el dr. Eldon Tyrell: «eso no se toca...»

Os leo.

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