Veníamos diciendo que a Lewis no se le estaba dando el tratamiento que merece un tricampeón del mundo, antes siquiera de que lo hubiese conseguido. Será porque es negro (nero, como diría el nada sospechoso don Leo Turrini), o porque como le sucede a Sebastian, a él también le ha tocado jugar en un mundo que se parece a la Fórmula 1 que hemos conocido, como un hamster a un gato.
El juguete roto se queja del tratamiento que le está dando su escudería en este final de temporada, y su equipo, por boca de uno de sus máximos responsables, no tiene mejor ocurrencia que argumentar: «si los pilotos tomaran sus propias decisiones, perderían cada carrera.»
No sé si hay que ser muy tonto del culo o directamente imbécil, para desmerecer tanto a un tipo que lo ha dado todo sobre la pista para que vayas sacando luego pecho por ahí, pero el caso es que Toto Wolff ha cometido ese pecado en la figura del de Stevenage, como Dietrich Mateschitz cometió en 2014 el de decir que a Red Bull no le hacía falta un tetracampeón del mundo para conducir un coche propulsado por una mierda de unidad de potencia como la que había propuesto Renault.
Stefan Johansson afirmaba hace poco que «Alonso es el único que queda de los de antes, que hace lo que sea por ganar.» Y pienso en mis propias debilidades y flaquezas, y recalo inmediatamente en esas cuatro paredes que definen la pequeña celda en la que vivo.
Ya se sabe —ya sabemos—, que cuando el jefe empieza a devaluar a su gente la cosa termina como el rosario de la aurora. Osea, mal de cojones, porque aunque el primero no lo sepa o no quiera saberlo, o prefiera llamarse andanas, que tanto da, la merma del segundo acaba afectando al producto, a la idea y al entorno inmediato de la empresa, y si nos ponemos: al infinito y más allá.
Mal anda la Fórmula 1 cuando el esposo de Susie Stoddart nos tiene que explicar con verbo demasiado fácil, que los pilotos actuales pintan menos que una brújula en el polo Norte.
Lo sabíamos. Por mucho título que se acumule y mucho récord que se bata, Fernando lucha desde 2010 con ese mundo de ingenieros que reprueba Bernie en la actualidad, que echa para atrás aunque según S punto de Castro, la culpa de todo la tengan los alonsistas porque abandonan los circuitos y televisores de medio mundo, o del universo entero, con tal de demostrar que aquí en España nunca se ha entendido de Fórmula 1. Con esta mierda de deporte que no hay nadie quien digiera, que concretaría yo, porque al parecer no cabe un bobo más en el paddock.
Stefan Johansson afirmaba hace poco que «Alonso es el único que queda de los de antes, que hace lo que sea por ganar.» Y pienso en mis propias debilidades y flaquezas, y recalo inmediatamente en esas cuatro paredes que definen la pequeña celda en la que vivo.
Cuatro debilidades frías. Cuatro soledades rotas. Cuatro hipocresías. Cuatro definiciones del término cobardía. Cuatro hormigones deslucidos y feos que se oponen, como Toto Wolff, a que el mundo, cada día, sea un lugar más habitable y un poquito mejor.
Lewis es tricampeón del mundo y queda bastante chusco que su propia escudería pelee por la misma pelota, como si todo Brackley fuese aquellos bebés del Tricicle que recorrían el escenario en pos del mía, mía, mía...
Ahí están las verdades de Toto y las tonterías de Lewis. Elegid lo que más os convenga, pero por Dios, no me vengáis luego con esas de que todo esto sabe a buen caldo, a vino de toda la vida, porque esto no lo reconoce ni la madre que lo parió.
«Si los pilotos tomaran sus propias decisiones, perderían cada carrera.» ¡Joder, da tanto miedo que es como para pensárselo!
«Si los pilotos tomaran sus propias decisiones, perderían cada carrera.» ¡Joder, da tanto miedo que es como para pensárselo!
Os leo.
:-)
ResponderEliminarRazón de más para eliminar las conexiones por radio. Cada piloto solo y solo (a ver los iluminados de la RAE,con honrosas excepciones, que me expliquen las razones de eliminar la tilde) con su coche, sus pensamientos, sus habilidades y sus competidores en la pista. Veríamos pilotos de verdad y competencia de la buena. Y se ahorrarían muchos costes...
PD: Pero S punto de Castro ¿todavía trabaja en esto?
Saludos!!
Lo mejor será ver un rato a estos dos cracks para olvidar rápidamente el último bodrio que nos hemos comido este finde... https://www.youtube.com/watch?v=X0a4a-RRnhY que lo disfruten.
ResponderEliminarMaravilloso análisis.
ResponderEliminarLo queramos o no estamos en una competición de ingenieros y Toto lo ha dicho claro. La competición pura y dura pasó a los anales de la historia, y por eso los títulos de Lewis y Vettel aburren. Bueno, en el caso se Vettel hubo un asturiano cabezón que con un coche bastante inferior plantó cara por dos veces hasta el final lo cual dio algo de emoción.
Como dice GRING más arriba, una forma de potenciar la competición sería eliminar las comunicaciones por radio: pizarra y nada más.
En cuanto a Lewis, no tiene motivos para quejarse: ¿cuántas carreras hemos visto este año, pero al revés? Con Hamilton delante y Rosberg detrás y Nico incapaz de hacer nada por ganar. Lewis, duele cuando te dan de tu misma medicina, ¿verdad?
Abrazotes!
Estimado Josetxe,
ResponderEliminarNo echaría tanta culpa al pecador como al pecado en sí mismo. Con esas declaraciones, conscientes o inconscientes, deja claro que el deporte rey de la velocidad, ha pasado de serlo, a ser un "videojuego" muy caro.
Parte de razón tiene al confirmar lo que algunos venimos pensando desde hace un tiempo. El piloto, anteriormente heroe, ha pasado a ser un joistick de los ingenieros y comerciantes de la F1. No con ello quiero desprestigiarles, a los ingenieros, por su buen hacer, pero si está claro que hoy en día y como bien dice Toto "los pilotos tomaran sus propias decisiones, perderían cada carrera"
Es un hecho. Aboguemos por la tecnología, de acuerdo. Pero la esencia ya no es, la velocidad.
Luego se extrañan de que los títulos, ganados desde hace un lustro, no nos sepan a lo que es ver un piloto pilotar y que no es otra cosa que el dominar su montura, bajo su responsabilidad y apoyado desde el muro, para hacerselo más fácil.
Entender ésto último, sería entender las odiosas comparaciones actuales que "hacemos"... "con ese coche, fulanito, le mojaría la oreja"...
A Hamilton, oirle decir o "quejarse" del trato en ésta recta final de temporada, también demuestra que lo dicho por su "nagusi", es cierto como ver amanecer. Ahora el esfuerzo físico que tanto se comenta, ha pasado a ser esfuerzo mental.
Personalmente me cuesta retener las funciones del mando de la Play, así que me descarto para ser piloto de F1, una pena!! XD
Salu2,