Mis respetos, Nico

Hace ya unos años, concretamente en abril de 2012, dediqué una entrada a Nico Rosberg en la que me felicitaba por haberle visto ganar en China [Yo vi ganar a Nico Rosberg]. 

Por entonces, no éramos precisamente pocos los que esperábamos como agua de mayo que el hijo del gran Keke firmara al menos una victoria en su carrera profesional, supeditada en aquel instante a la mayor gloria de la figura de Schumacher. Nuestra espera obtuvo recompensa.

Ha llovido mucho desde aquel domingo que tiñó de gris Shanghai y de alegría infantil nuestros corazones. Rosberg ha crecido como piloto aunque algunos dicen que no lo suficiente, que está sobrevalorado y tal. Yo mismo he ido cayendo en este mismo enredo y en el último texto en que hablé de él, aceptaba pulpo como animal de compañía y le caneaba también...

Pero hoy le he visto roto tras doblar la rodilla ante un estúpido problema mecánico habido en su W06 durante el trancurso del Gran Premio de Rusia, y he recordado que en Abu Dhabi 2014 solicitó a su equipo que le dejaran terminar la prueba [El gesto de los mil millones], para concluirla como llegaban los bombarderos de la Segunda Guerra Mundial a los aeródromos después de una larga misión en la que los cazas de apoyo los habían dejado solos ante el fuego enemigo porque su limitado radio de acción no daba tanto como para protegerlos: heridos en el fuselaje y las alas, con el timón de cola y las torretas artilleras hechas añicos y el piso de la bodega manchado de sangre. Con el tren de aterrizaje inservible, pero con los supervivientes rezando en su interior por llegar y llegar...

Nico es el vigente subcampeón del mundo aunque se nos haya olvidado. Tal vez no sea tan electrizante en pista como Lewis, pero sus primeras vueltas a Sochi y su manera de mirar una vez había mordido el polvo y asumía lo inevitable, no dejan lugar a dudas de que su aspecto de niño bueno encierra un guerrero de los pies a la cabeza que seguramente lamenta a estas horas, que la fortuna le haya roto la espada con que pensaba restañar heridas esta tarde, y que sueña también, que con cuatro carreras por delante a lo peor tiene que conformarse con revalidar subcampeonato mientras reza de aquí a la cita final en los emiratos árabes, para llegar, llegar y llegar.

Sea como fuere: mis respetos, Nico Rosberg.