lunes, 7 de septiembre de 2015

Echad cuentas


Me he dispuesto a salir de casa esta mañana, siguiendo escrupulosamente el protocolo de Pirelli. Primero he comprobado la alineación, el camber y el caster de las chancletas. Después y antes de echar a andar, he revisado un par de veces si su presión era la correcta. Por último, no he superado los cuatro pasos por cada metro recorrido por aquello de más vale prevenir que curar, evitando así cualquier susto o imprevisto, o sucumbir al pernicioso debris que está ahí, en cualquier esquina, dispuesto a morderte el tobillo. Y escuchando la marcha de Maximilian II, me he puesto en el estudio con un retraso considerable, a ver.

Bastante tengo con alimentar mi aureola de conspiranoico perverso como para desperdiciar unas líneas explicando lo que soy en realidad, pero si antes lo digo antes sucede, y si Santa Hildegarda de Bingen nos salió rana en tanto en cuanto a lo escribí sobre Kimi ayer por la mañana, para terminar dándome la razón, el martes pasado dejaba escrito aquí mismo que a Lewis no se le está haciendo justicia [Será que es negro], y mira tú por dónde, Pirelli, la FIA y sus secuaces y meapilas, trataron de empañar una victoria del británico en Monza que a pesar de todo, sigue siendo una victoria en Monza, ya me entendéis.

Grandioso el inglés, sin duda el héroe de la jornada, porque hay que ser un virtuoso de narices para contener una máquina como el W06 hasta hacer creíble eso de que Maranello estaba pisando los talones a Brackley, que se dijo el sábado y momentos antes de la salida, y desatarla a la orden de ¡tira cuanto puedas y no hagas preguntas! para acabar metiendo al Ferrari que venía detrás, nada menos que 25 segundos en total.

Pero la FIA, que no gusta que miren sus enaguas y costurones, entraba en acción de la manera más idiota posible: poniendo una guinda amarga en un pastel de fresa, sembrando la duda pero pillándose los dedos.

Mitch Evans, piloto de GP2, había sido descalificado por no llevar las chancletas de su vehículo con las presiones recomendadas por el fabricante, y a Valtteri Bottas le había caído una penalización en Spa-Francorchamps por no llevar las de su Williams como dice el fabricante que tienen que ir. Todo por seguridad, ya sabéis, tanta que de los 20 vehículos de parrilla, el fabricante sólo se molestó en sondear si estaban correctas en cuatro monoplazas, curiosamente los Ferrari y los Mercedes AMG, siendo estos últimos los acreedores de la sospecha razonable. Y todo esto se sabe antes de que el semáforo se ponga en verde, pero nadie para a los plata, y las notificaciones llegan a dirección de carrera montadas en la mula de Juan Valdés, y claro, se avisa al equipo de Toto y Niki de que está bajo investigación cuando la carrera más rápida del calendario se estaba evaporando.

Sabíamos que la de Brackley lleva mucho peligro que todavía no nos ha enseñado, y ayer nos sirvió dos tazas por si no teníamos bastante con una. Imparable es decir poco. También conocíamos cómo se las gasta la casta que dirige el cotarro a la hora de intentar meter la mano en la competición para que las cosas salgan siempre como conviene al negocio. Reculó la FIA en sus pretensiones y no hubo sanción al final. Fue un sinvivir, oiga, pero hoy hablaremos de si Lewis se quitó o no la gorra en el minuto de silencio dedicado a Justin Wilson. La FOM ya hizo su trabajo y se centró en el otro héroe de la jornada mientras regresaba a boxes.

Alguien comentó que hubo un montón de ositos de peluche, pero que esta vez quien los repartió fue Bernie. Shell renueva con Monza por cinco años, el acuerdo entre el circuito italiano y la bruja de Blancanieves ofrece ahora más luces que sombras. La FIA felicita a Pirelli, ésta se felicita por los buenos resultados obtenidos este pasado fin de semana. Y Ferrari sale a bolsa el mes que viene en un escenario de película... Echad cuentas.

Os leo.

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