lunes, 6 de julio de 2015

El gallo sigue siendo el rey


Se masca en el ambiente, se siente, pero muy pocos sabríamos concretar a qué se corresponde. Hay pilotos especiales y luego están los otros, como en la película de Amenábar.

Ya os comenté hace tiempo que mi amigo Carlos [Perdi], define a Lewis Hamilton como el perfecto gallo de corral. El animal que lleva en la sangre ser el dueño absoluto del harén de gallinas, el que no se los piensa dos veces a la hora de defender su territorio de cualquier adevenedizo de mierda, el que tiene el cerebro en los espolones y no ahorra esfuerzos ni energías en escenificar ante el mundo que el segundo, es el primero de los perdedores.

Ayer mismo, en el instante en que pensaba que Felipe Massa acabaría liándola de alguna manera tras haber hecho una salida en verdad sobresaliente, instintivamente supe que Lewis no se iba a quedar quieto. 

No tardó mucho el británico en darme la razón, como sospecho que os ocurrió a muchos de vosotros.

Fue que Bottas intentara birlarle la segunda posición en los primeros compases de la prueba y que el de Stevenage entrara en modo on fire. El caudalímetro dejó de tener importancia, los neumáticos y su coño temperatura, aún menos. Ni el brake by wire tuvo nada que decir en ese momento. Hamilton respondía como el resorte de una ballesta: ¡zas! Lo lleva en el ADN. Es peleón y le importan un carajo las consecuencias. Se había fusionado con su W06 para parecer un ente peligrosísimo e indivisible y por unos segundos, parecía incluso que la Fórmula 1 nos devolvía a esas épocas ahora lejanas que tanto añoramos.

Comparar a Lewis con Felipe supone un contradiós, lo admito. El segundo es eso, un producto de su tiempo, uno más que enriquece su curriculum con algunos momentos estelares de los que sin embargo, es incapaz de sacar rendimiento. El primero, en cambio, es una fuerza de la naturaleza que busca enfatizar lo que lleva dentro a la menor oportunidad, sin que su solidaridad con el aficionado requiera recompensa. Uno es eso, y el otro: espectáculo.

Bottas ganó esa partida en concreto, pero perdió la otra, la de quedar en el recuerdo. Luego vino lo de siempre, lo que queda cuando la dentellada no ha pillado carne sino jirones de aire. Lewis se salía y volvía a pista. Dilapidada la oportunidad cinegética, como hace el guepardo cuando falla en su lance de caza, tocaba recuperar fuerzas al albur de lo que recomendaba la estrategia del muro...

Importa poco que el culo de Lewis sea arrogante o no, que la Queen de Inglaterra le llame al orden [Mind your manners, Lewis Hamilton!]. En la pista hay dos o tres pilotos, no más, que hacen que todo merezca la pena y sin duda, el hijo de Anthony es uno de ellos.

Os leo.

3 comentarios:

  1. Siempre digo que Lewis es un 'animal de competencia'.
    Y bien dices que en cuanto se vió amenazado por los Williams, fue como un tiburón que huele sangre.... A buscar resguardo, pues como te pille....!!

    Salvando todas las diferencias de época y de circunstancias propias de cada uno, me recuerda a un brasileño que se dejó el cuero en Tamburello justamente porque el 'Kaiser' Schumacher le estaba 'mojando la oreja' y esto no estaba en su libreto....

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  2. El link correcto es http://www.telegraph.co.uk/news/uknews/theroyalfamily/11702422/Queen-tells-Lewis-Hamilton-Mind-your-manners.html

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  3. Buenas tardes ;)

    Gracias Luis Enrique por el comentario, y sí, la verdad, de los actuales pilotos, el que más se parece a Ayrton es precisamente Lewis ;)

    Anónimo ;) Gracias por el apunte, ya está cambiado ;)

    Un abrazote

    Jose

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