Desmontando a Orroe

No soy de los que mendigan respeto aunque sí de aquellos que tienen libreta donde apuntan las afrentas, no sea que por dar poca importancia al asunto se me acaben olvidando.

Soy así pues porque sí, que dirían los de Calle 13, aunque confieso que me he pasado la tarde escuchando a Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Bebiendo buenas melodías, nostalgia y gratos recuerdos a partes iguales, que como el alcohol, me ayudan a destilar lo mejor que llevo dentro.

Tengo buen beber y una fecha concreta de un octubre nítido de 2009, grabada a fuego en el corazón. A lo peor con una copa de más me entra la modorra o me vuelvo en exceso cariñoso pero por lo general, atmosferado siento ganas de bailar y reír, así que puedo decir con la frente arriba, que desmantelar mis líneas de defensa siquiera por un instante, suele venirnos bien a mí y a quienes me rodean. Y aquí cabría decir que escribir al menos una vez cada jornada, me supone una droga infinitamente más sabrosa y narcótica que el Number 7 que en estos instantes tanto echo de menos en mi mano.

En fin, estoy contento y quería haceros partícipes de ello. Años renegando de charlar sobre técnica o aerodinámica y la entrada que escribí ayer sobre cómo entender los cacharros de colorines que durante la temporada nos alegran los fines de semana alternos, roza las 1.000 visitas, y el blog no baja de unos límites diarios que no imaginaba hace unos meses, así escriba morralla en prosa o verso, lance dardos envenenados o no, o me ponga tontorrón contándoos cómo refulge la luz del ocaso sobre los cantos de la playa de Arrigunaga.

Dicen que el pasado es pecado, que no hay que visitarlo salvo urgencia u obligación, pero ayer me llamaba Orroe y no sea que se me acabe pasando, quiero deciros hoy que a pesar de que mister Hyde acostumbra a llamarme así para renegar luego de que me conoció anteayer, sigo siendo el mismo tipo al que no hay que desmontrar ya que para eso me basto y sobro cada día desde va para ocho años.

Mañana se presenta el MP4/30 y sabemos que Force India declina estar presente en Jerez, y siento que a lo largo de la temporada podré confesar por fin, por qué elegí llamarme orroeaundi y por qué en estos momentos en que escribo estas breves líneas, sigo mirando atrás por ver si encuentro mi reflejo en una Fórmula 1 que me enamoró y a la que ahora me cuesta distinguir, mientras pongo proa a un puerto al que llegaré más o menos de aquí a un mes, en todo caso cuando muera febrero, y plago de garabatos mi libreta de ofensas que nunca recuerdo.

Os leo.