¡Hola, soy Sebas... Feliz Navidad!

Ingenuo de mí, pensaba que lo que tengo y mantengo con nuestro tetracampeón más joven de la historia, se me iba a pasar con todo esto de que el chaval ha colgado los guantes en Red Bull y se ha trasladado a la odiosa Scuderia. Pero no, visto lo visto que ha sucedido con el de Heppenheim en los días posteriores al Gran Premio de Abu Dhabi, mi alma de tifoso ha comenzado a crujir por los cuatro costados.

Y es que a ver, el equipo que hace algo más de un año recordaba a Fernando por boca de Luca Cordero di Montezemolo, que la squadra está siempre por encima de las personalidades, se nos ha puesto fiatera a más no poder y se ha echado en brazos del alemán como si este fuese el Redentor. Y si la cosa la veo bien porque cuanto antes se quiten en Maranello el mar sabor de boca dejado por esta coño temporada, mejor que mejor, lo malo viene cuando empiezas a vislumbrar que Sebastian quizás se pueda estar creyendo el papel.

No es por nada, pero esto de lo mal que he visto la influencia de FIAT en la de Il Cavallino me viene de muy lejos [Cautiva y rossa (2009)], así que no es cosa de que nadie se tome la molestia de explicarme de nuevo en qué consiste ser seguidor de la italiana, pues lo sé de sobra.

Otro asunto sería que nuestra chica de la curva y garante de la fe ferrarista en las españas, o cualquiera de los muchos que han aplicado severos correctivos a quienes criticaban a la rossa desde dentro, nos explicara cuál es la razón por la que al Nano se le atizaba porque supuestamente pretendía estar por encima de Ferrari y por qué a Vettel, se le pide precisamente que la lidere como si fuese un moisés bíblico... eso sí, sin mencionar la profunda perfidia del tipo responsable de 1.186 puntos de los 1.747 obtenidos por Maranello de 2010 a 2014.

En fin, los guardianes de la llama tienen sus razones y no voy a ser yo quien se las discuta, así que retomando el hilo de lo que llevo expuesto, me apetece puntualizar sobre ese aspecto que mencionaba en el segundo párrafo: ¿se está creyendo el alemán el papelón que le han puesto en las manos Marchionne y su gente?

Pues qué queréis que os diga, más allá de la alegría que le adorna, comprensible en todo caso ya que por fin se ha desembarazado de Daniel Ricciardo y se ha despojado de tanta mala suerte como le ha aquejado este 2014 en Red Bull, juraría que el tetracampeón no se quita el mono rojo ni para dormir y eso, en un individuo que acostumbraba a cambiar de casco cada dos por tres, ha desatado todas mis alarmas.

Soy viejuno y he visto cosas que no creeríais, incluso rayos C más allá de las puertas de Tannhäuser o aquel anuncio de Airtel de hace la intemerata, en el que el crío protagonista llamaba a todos los contactos de la agenda de sus padres, para proclamar desde el sofá de casa aquello de «¡Hola, soy Edu... Feliz Navidad!», y con la mediatización mercantilista que está haciendo FIAT de su último fichaje en Ferrari, no me extrañaría nada que fuese Vettel mismo quien se pusiese en contacto conmigo dentro de unos días —de tifoso a tifoso, se entiende—, para decirme: «¡Hola, soy Sebas... Feliz Navidad!»

Os leo.