Intouchables [Austin]

El Gran Premio de los Estados Unidos, que se disputó el domingo pasado en Austin (Texas), es una de esas pruebas que necesitan de dos o tres visionados para ser entendidas en su integridad.

En entredicho por la ausencia de Marussia y Caterham, la mermada parrilla (tan solo corrían 18 monoplazas) no supuso el más mínimo aliciente, sino más bien lo contrario, ya que lo asequible de entrar en los puntos solo pareció prender en los ánimos de los chicos de Lotus.

Sebastian salía desde el pitlane porque Red Bull había considerado necesario cambiar casi en su totalidad el coche del alemán. Es una exageración, sin duda, aunque por instantes dio la impresión de que en vez de a reponer completa la unidad de potencia, Milton Keynes había recurrido a un RB9 de los de Mark Webber, obviamente para que fuese conducido por el tetracampeón del mundo en la antepenúltima carrera que viste los colores de la austriaca.

Así las cosas, en el primer visionado incluso aplaudí a Vettel. Salir décimo octavo desde la calle de boxes y terminar séptimo tenía su aquél, pero en el segundo pase comprendía que en la primera vuelta ya habían caído Checo y Adrian, y que Jean-Éric y Daniil no supusieron ningún problema en pista. Os confieso que a la tercera vez que le vi salir, me pregunté como Mourinho: ¿Por qué. Porqué, por qué?

Otros que no aguantaron más allá del segundo vistazo fueron los Williams. Siendo diplomático diría que erraron como gañanes con la estrategia, pero consciente que desde Austria Mercedes-Benz les había dado la pócima de Panorámix para que puteara a los enemigos de Brackley (eso decían los no conspiranoicos), al cabo no entendí concretamente a qué jugaba Grove en el Circuit of The Americas, del estilo de lo que no comprendía Jenson Button que ocurría con los compuestos de su coche.

Sin embargo, he visto hasta siete veces cómo perdía Nico la primera posición a manos de Lewis. Un poema. Abre la puerta y la abre aún más, quizás esperando que Hamilton no se dé cuenta, que se da, vaya si se da cuenta... Total, que he visto como quince maneras peores de tirar un Mundial por el retrete, pero ninguna tan tontorrona como esta.

Que sí, que a Rosberg le falló el ERS y tal pero en Canadá, los dos W05 iban lastimados y se percibió más sangre en las venas del hijo de Keke...

Y bueno, en la parte noble de la cosa, colocar a Lewis por méritos propios comentando al hilo, que ya no cuela (eso espero), que el de Stevenage cometa errores gordos en lo que queda de campeonato, ya que doy por seguro que si yerra, Nico la firmará más gorda antes de Abu Dhabi.

Por supuesto mencionar a Daniel Ricciardo, ya que sin las tonterías de su equipo, todavía seguiría estando vivo frente al Mundial de Pilotos. Al Nano (atentos a lo gozotxu del apelativo, no sea que no percibáis la artera manipulación), que con un F14-T bastante capitidisminuido de potencia según su propio equipo, volvió a darle voltereta a un Kimi que gozaba de mejor herramienta, y supo aguantar el tipo hasta concluir en una posición que Marchionne sabrá vender casi como una victoria en Wall Street.

Valtteri cedía ante Felipe y ambos quedaban por delante del asturiano de La Scuderia, pero ya todo esto importa poco, como el naufragio de Button o los puntos de Pastor, o incluso Vergne jugando a los autos de choque mientras Kvyat volvía a morder el polvo...

—Disculpe, vuelvo sobre esto porque me intriga... Eso de las orejas, ¿de verdad le gusta? ¿Si tiene las orejas rojas quiere decir que está excitado?
 
—Sí, así es. Y curiosamente, a veces me despierto con las orejas algo duras.
 
—¿Ambas?

—Sí.

Os leo.