¡A que mola?

Algo debo tener que no alcanzo a ver, digo yo, cuando un perturbado se pasa una hora intentado sortear el antispam de Blogger como si yo hubiera estado entretenido el mismo plazo de tiempo borrando uno a uno sus mensajes.

La entrada anterior a esta tenía esta mañana 37 comentarios y ahora que he vuelto a mirarlo, 38. Solo aparecen 3 porque los 35 restantes pertenecen a esa idiocia que corresponde íntegramente al estatus anónimo que ofrece Internet a los dinamitadores de lo ajeno, a esos individuos que en vez de comprarse una vida y disfrutarla plenamente, pretenden obtener un minuto de gloria satisfaciendo sus impudicias y obsesiones.

Hace un rato he jurado que no iba a dedicarle una línea pero he decidido no hacer honor a mi promesa porque bien mirado, al paso que vamos este miserable blog batirá el récord Guiness en la categoría de «troll leal» y no quiero desperdiciar la ocasión, para dedicar unas líneas a ese fascismo imperante en la red de redes que no tolera que alguien piense diferente y cual borroka, trata de amedrentar a la gente de bien vivir quemando cajeros con nocturnidad, alevosía y señalamiento de erratas ortográficas.

Estás literalmente loco, cariño, y te comportas como uno de aquellos perversos que decías que te hirieron. Pero tienes un problema, porque yo he cambiado mientras tú sigues anclado en un tiempo pretérito que terminará por devorarte si no lo ha hecho ya.

Mira, prenda, sé perfectamente qué es lo que te jode pero curiosamente tener ideas propias y exponerlas por escrito es lo que mejor se me da y lo que más sencillo me resulta, y por si fuese peor para tu insustancial existencia, cuanto más intentas tú o los que son como tú cerrarme la boca, te confirmo que más fuerte y seguro me encuentro. 

¿Te molesta que hable de Vettel?, pues te prometo que vas a tener Vettel hasta hartarte. Ha llegado Silverstone y se acabó la tregua. Jim se ha subido a su auto verde con vitola amarilla y en Nürbu, desde pasado mañana se abre la veda para cazar al tetracampeón más triste y artificial de nuestra historia como deporte. ¡A que mola?