Le Mans huele a potencia por los cuatro costados aunque la normativa no haya respondido siempre a esta sensación. Da lo mismo, es oír o leer Le Mans y que nuestra mente ruja entre caballos y más caballos de potencia porque en las 24 Horas, a diferencia de lo que ocurre en ámbitos como la Fórmula 1, todo el pasado suma.
Y es que a pesar de sus épocas malas, que también las ha sufrido, la prueba francesa ha sabido acumular la necesaria experiencia sin renunciar ni tanto así a su tradición.
Podríamos hablar perfectamente de milagro o de magia pero no creo que merezca ni la pena. El ACO (Automobile Club de l'Ouest) ha permanecido fiel a sus raíces incluso en sus peores momentos, radicalizando tontorronamente sus posturas a veces y otras, dejándose mecer por los arrullos de las numerosas novias casamenteras que ha tenido en su larga historia. Hoy, para bien o para mal, va de la mano de la FIA y de su WEC (World Endurance Championship) pero pasado mañana, un ejemplo, podría seguir siendo las 24 Horas de Le Mans sin necesidad de que un príncipe azul de cabellos de oro y lengua viperina le cantara estrofas mal compuestas desde la reja de la ventana.
Hay que ser listo para esto y los gabachos, la verdad, parecen más inteligentes que el resto en cuanto a Resistencia se refiere.
Fortaleza inespugnable cuando las grandes marcas hacían acto de presencia o aún cuando en la actualidad siguen haciéndolo, las 24 Horas de Le Mans han sabido conjugar perfectamente el valor deportivo de la novedad y el acuñado de las leyendas. Varias carreras en una, varias propuestas aunque un solo ganador absoluto y así, cualquier contingencia resulta absorbida por la globalidad con normalidad meridiana.
¿Que los LMP1 resultan flacos de prestaciones...? Siempre habrá un GT o un LMP2 que los supla. ¿Que alguien quieren seguir demostrando su hegemonía...? Siempre habrá una alternativa que pueda poner todo patas arriba a poco que los rivales se muestren desprecavidos en aquello de guardarse las espaldas... Incluso lo previsible resulta atractivo en las 24 Horas porque hay que llegar, sobre todo, llegar.
La conjunción de una pluralidad mayestática, colorida, exclusiva y democrática, está en la base del éxito de esta carrera. Todos prueban a la vez, califican a la vez y corren a la vez, pero a ver quién es el guapo que se atreve a doblar la rodilla ante un equipo privado o un mindundis que apostó todo lo que tenía a derribar un imposible...
Y es que la convivencia tiene sus cosas y una de ellas, sin duda, es que pone a cada cual en su sitio. Y ahí le da en la diana el ACO y su perseverancia en mantenerse fiel a sus raíces, su tradición y sus 24 Horas de Le Mans a pesar de las inevitables actualizaciones, porque en su interior se destila lo bueno y lo malo sin que apenas quepa espacio para barrizales o conjunciones cósmicas. Todos corren por lo mismo, por el triunfo, pero desde diferentes ángulos aunque con similares oportunidades, ya que en Resistencia, la flaqueza del rival no desmerece ninguna victoria.
Decía al comienzo que Le Mans es sinónimo de potencia pero se me ha olvidado mencionar que no reside exclusivante en lo que dan de sí los motores o lo que aguantan los chasis, sino en aquello que ofrece un conjunto de personas que lucha un día al año por el triunfo de una misma idea.
Os leo.
Decía al comienzo que Le Mans es sinónimo de potencia pero se me ha olvidado mencionar que no reside exclusivante en lo que dan de sí los motores o lo que aguantan los chasis, sino en aquello que ofrece un conjunto de personas que lucha un día al año por el triunfo de una misma idea.
Os leo.
Yo voy a estar despierto toda la noche pero no lo podré ver. Toca currar. El año pasado si pude ver bastantes horas y fue emocionante.
ResponderEliminarSigue contándonos tus sensaciones. Gracias. Os leeré. Cuando pueda. ;)
¡Saludos!