No sé por qué hoy me ha venido a la cabeza Daniel Defoe y no he sido capaz de quitármelo de encima. Quizás porque el autor de Robinson Crusoe también parece serlo de A general history of the robberies and murders of the most notorious pyrates, libro originalmente atribuido al enigmático Capitán Charles Johnson y cuya firma aún hoy está a debate en algunos círculos eruditos.
Tengo constancia de que Johnson y Defoe son la misma persona porque mucho antes de que Valdemar publicara Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, tuve la fortuna de conocer a un hombre que también conocéis vosotros pero cuyo nombre no desvelaré nunca porque jamás se devela la identidad de las fuentes, que siendo experto reconocido en Robert Louis Stevenson y en la historia de los ladrones del mar, me confesó que sí, que no había ninguna duda, que efectivamente tras el Capitán Charles Johnson se encontraba la hábil pluma del padre del náufrago más famoso de todos los tiempos.
Ya os lo he comentado alguna vez en estos últimos siete años, creo. Durante bastante tiempo anduve enredado con la edad dorada de la piratería y no tanto por sus barcos y gestas, sino por esos momentos irrepetibles que tachonan tan bello y libertario momento de la Historia.
Concretamente por esos instantes impagables en los que en mitad de la noche, un viejo marinero que parece un perfecto don nadie sobre la cubierta del buque, mientras enciende su pipa convence a un joven grumete ávido de aventuras que en su vida anterior fue capitán pirata, que como tal visitó playas indescriptibles buscando dinero y fama, que libró combate con el mismísimo Satanás, que a sus espaldas se amontonan los fantasmas de las vidas inocentes a las que arrancó el aliento con sus propias manos, que fue propietario de un tesoro que posteriormente perdió, que fue traicionado, que fue amado sin pagar moneda por mujeres a las que abandonó y que fugazmente, tuvo la fortuna de ver al mítico unicornio de jade mientras abrevaba en un arroyo.
Ahí es nada. Quién tendría agallas y paciencia para comprobarlo en una época en la que entre el naufragio de una nave en alta mar y que su ausencia se notaba en el puerto de arribada, transcurría literalmente una eternidad. Tiempo en todo caso suficiente como para adornar el suceso bajo la sombra de una tremenda batalla; para que un corsario viera su Patente convertida en agua de borrajas y fuera definitivamente juzgado, sentenciado y ahorcado por pirata una vez había pisado tierra; o las más de las veces, para que los osados se apuntaran el tanto sin el más mínimo atisbo de rubor, eso sí, lejos de militares, alguaciles o agentes de la ley...
En fin, a lo que iba. Mi contacto me ha confirmado hoy que McLaren, como hace todos los años por estas mismas fechas, ha abandonado el desarrollo del MP4/29 para centrarse en el monoplaza de la temporada que viene, no como hacen en Ferrari, que para eso en Woking son british, prácticos y previsores. Porque en 2015 va la buena, me dice, y porque Dennis también afirma haber visto al unicornio de jade.
Os leo.
Ya os lo he comentado alguna vez en estos últimos siete años, creo. Durante bastante tiempo anduve enredado con la edad dorada de la piratería y no tanto por sus barcos y gestas, sino por esos momentos irrepetibles que tachonan tan bello y libertario momento de la Historia.
Concretamente por esos instantes impagables en los que en mitad de la noche, un viejo marinero que parece un perfecto don nadie sobre la cubierta del buque, mientras enciende su pipa convence a un joven grumete ávido de aventuras que en su vida anterior fue capitán pirata, que como tal visitó playas indescriptibles buscando dinero y fama, que libró combate con el mismísimo Satanás, que a sus espaldas se amontonan los fantasmas de las vidas inocentes a las que arrancó el aliento con sus propias manos, que fue propietario de un tesoro que posteriormente perdió, que fue traicionado, que fue amado sin pagar moneda por mujeres a las que abandonó y que fugazmente, tuvo la fortuna de ver al mítico unicornio de jade mientras abrevaba en un arroyo.
Ahí es nada. Quién tendría agallas y paciencia para comprobarlo en una época en la que entre el naufragio de una nave en alta mar y que su ausencia se notaba en el puerto de arribada, transcurría literalmente una eternidad. Tiempo en todo caso suficiente como para adornar el suceso bajo la sombra de una tremenda batalla; para que un corsario viera su Patente convertida en agua de borrajas y fuera definitivamente juzgado, sentenciado y ahorcado por pirata una vez había pisado tierra; o las más de las veces, para que los osados se apuntaran el tanto sin el más mínimo atisbo de rubor, eso sí, lejos de militares, alguaciles o agentes de la ley...
En fin, a lo que iba. Mi contacto me ha confirmado hoy que McLaren, como hace todos los años por estas mismas fechas, ha abandonado el desarrollo del MP4/29 para centrarse en el monoplaza de la temporada que viene, no como hacen en Ferrari, que para eso en Woking son british, prácticos y previsores. Porque en 2015 va la buena, me dice, y porque Dennis también afirma haber visto al unicornio de jade.
Os leo.
¡Que bueno!
ResponderEliminarEntonces quedamos en que si lo hace Monty es por que son unos manazas y si lo hace Dennis es por que son previsores? XDDDDDDDDDD
ResponderEliminarPero, ay, sus patentes expiraron. Ahora hay que ser austriaco y tener dos equipos para conseguirlas.
¡Eh, GRING! ¡Por Dios y la Libertad! ;)
http://www.ivoox.com/sobre-libertaria-parte-del-audiolibro_md_427461_1.mp3
http://www.ivoox.com/libertalia-segundo-capitulo-sobre-capitan-misson_md_427473_1.mp3
¡Saludos!