La carrera de Nico en Mónaco fue simplemente excelente y sirvió en solitario para sacar la cabeza de un equipo que veía cómo uno de sus dos pilotos caía en la primera emboscada.
Cuando eres una escudería como Force India se entiende que a veces juegues al contrapié y la india, aunque anda sobradona este año, apostó a lo que todos con su conductor mejor posicionado en parrilla y a la ruleta rusa con los neumáticos con el peor colocado. Obviamente el primero de ellos era Sergio Pérez, quien salía en Monte-Carlo con la elección ganadora a priori: superblandos para el primer stint y... bueno, nunca sabremos qué guardaba el equipo en la manga para el mexicano en su hipotético segundo grupo de vueltas sobre la pista, porque el guardarraíl de la entrada a Loews acabó con sus aspiraciones.
Buena pregunta mi querido Watson...
En un mundo chiquitito como el nuestro, que cabe en la cabeza de un alfiler, lo normal es que busquemos respuestas sencillas a problemas complejos e incluso, que nos volvamos locos tratando de encontrar razones aún más sencillas que justifiquen deleites como el que nos brindó Hulk el domingo pasado.
Dicho lo cual, cualquiera con dos dedos de frente habría entendido que el de Emmerich am Rhein, aprovechando precisamente que los primeros compuestos en su VJM07 eran duros como piedras en el primer stint, hubiera estirado su comportamiento como hiciera Felipe Massa con los de su W36, pero no, Nico, que salía undécimo, se limita a rentabilizarlos como harían sus rivales con los superblandos. Evita los problemas iniciales de la carrera y tras el abandono de Checo Pérez se pone a cola de los Toro Rosso para beneficiarse del abandono de Daniil Kvyat.
En ese momento Hulkenberg es octavo y entra a garajes como todo pichichi porque él va a jugar sus cartas en el último tercio de la prueba, cuando los blandos de sus rivales comiencen a desfallecer, aunque lógicamente, para alcanzar el objetivo existe un riesgo del que Nico es plenamente consciente.
Alrededor de la vuelta 26, cuando los que calzaban superblando entran a sustituir gomas, como decíamos en el párrafo de arriba Nico también lo hace. Quedan 52 giros al circuito de Mónaco y el alemán no debe jugar con fuego si quiere llegar entero a meta. Y no lo hace. La gestión de su particular carrera entre la vuelta 27 a 44 es de libro: limita los riesgos mientras espera acontecimientos, exactamente lo que hay que hacer en Monte-Carlo cuando no te estás jugando el podio.
Rompe Valtteri Bottas y Felipe Massa entra por fin a cambiar compuestos. Queda Kevin, pero de él se encargará Kimi en Loews...
Cualquiera diría que este tipo de cosas carecen de mérito, pero en Mónaco son las que marcan la diferencia que existe entre no entrar en los puntos o sumarlos para el equipo ya que la oportunidad es única en el calendario. Y Nico se coloca quinto a más de 20 vueltas para el final pero no pierde la cabeza. Tiene obligación de aguantar y los blandos que monta su Force India parece que están por la labor de permitírselo pero él, desde el volante, se mantiene frío. Sus trazadas son limpias y la exigencia a la que somete a su motor es milimétricamente contenida.
Button viene detrás pero se le ve contento con la sexta plaza. Fernando navega inmediatamente delante, pero tratar de alcanzarlo supondría un riesgo que Hulk no asume en ningún momento...
Parece en cierto modo contradictorio que podamos alabar a un tipo que se ha beneficiado de los desastres que han afectado a otros, pero hay que aceptar que había estar allí para entender que lo importante en Monte-Carlo era llegar vivo y llevándose al bolso la mayor cantidad de puntos posibles sin cometer un puñetero error. Y como digo, Hulkenberg lo hizo, en plan hormiguita pero lo hizo, que es lo que cuenta.
Nico estuvo enchufado, frío y potente en cada tramo de la carrera del Principado. Mostrándose consciente en todo momento de lo que llevaba entre manos, y esa es precisamente la épica que rodea un quinto puesto logrado con una estrategia inversa, que no calentó ni la sangre del muro de Sahara Force India ni la del piloto que conducía el coche número 27, y en la que como hemos narrado, los neumáticos tuvieron bastante poco que ver.
Os leo.
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.