Bien sabe Dios que siempre he comprendido que en ese inescrutable mundo de servidumbres que se genera alrededor de las figuras que cortan el bacalao bajo la denominación de origen «cargos de confianza», quepa meter de rondón al amante, a una prima segunda, a un amigo íntimo o incluso a una cuñada. Lo entiendo, sí, siempre y cuando no intervenga el erario público y el elegido para la gloria sea eficiente en su cargo y sepa responder por tanto, a sus abultados emolumentos y altas responsabilidades.
En caso contrario el cuñao —por sintetizar, vamos a llamar así a todo el extenso catálogo de personajes puestos a dedo— se convierte en una bomba de relojería que tarde o temprando acabará estallando en la cara de quien le cogió de la mano para elevarlo a los altares, ya que bien por estulticia, por inoperancia o por simple negligencia, terminará cagándola.
Viene todo esto a cuento de la extraña relación que han mantenido estos últimos años la de Milton Keynes y el apparatchik de nuestro deporte y los réditos obtenidos.
Metiéndome en el congelador, sin calenturas, vamos, podría decir que en principio, el dominio insultante de Red Bull estas temporadas pasadas no ha hecho otra cosa que dinamitar el negocio. Hoy, por ejemplo, he llegado a mediodía con las labores terminadas y por fin he disfrutado de un comienzo de tarde para mí solito, como vulgarmente se dice. Total, que me ha pasado un buen rato buceando en Internet y resulta que el actual estado de cosas tiene bastante cansado al personal, con el agravante de que hay demasiada gente que es de la opinión de que con Mercedes y su triunfal comienzo de campaña, no estamos ante otra cosa que el inicio de un remake del todavía tibio tetragobierno de la austriaca.
Esto que os cuento no solo atañe a las fuentes españolas, no os creáis. Por fortuna leo bien el francés y me apaño con el inglés, con lo cual esta sensación global que os comentaba en el párrafo de arriba tiene poco que ver con la eterna envidia al glorioso que nos encaloman los ñúes a quienes desde España no comulgamos con los modales y heroicidades de la escudería del de Heppenheim y tito Marko. Pero como no es cuestión de hablar de Red Bull más que lo justito, si disponéis de tiempo os ruego encarecidamente que echéis un vistazo por ahí fuera para comprobar por vosotros mismos que se percibe mucho cansancio al respecto de las temporadas anteriores y más de un temor clamoroso a que la situación de monólogo de un equipo, en este caso Mercedes, se prolongue durante 2014, que a fin y a cuentas es sobre lo que va esta entrada.
Y ahora que hemos vuelto al hilo, lo que quería decir es ni más ni menos que como mencionaba mi abuela, para este viaje no hacía falta ninguna alforja. Dado que está visto que la mayoría del populacho piensa que Red Bull ya ha tenido bastante y el miedo actual se enfoca a que la de Brackley pueda convertirse en una versión extendida de RBR, lo suyo es admitir que al menos sobraba media sesión 2013, como poco; que puesto que la mayoría de equipos habían tirado la toalla en Spa, el campeonato del año pasado en su conjunto, vale lo que una mierda pinchada en un palo; que la culpa no la tuvo Seb ya que cae directamente sobre las espaldas responsables de la FIA, Bernie y Pirelli, protagonistas principales de la fábula de Silverstone; y en definitiva, que la apuesta del entramado por el cuñao austriaco nos ha salido a todos tan caro como un tiro por la culata.
Me da pena ver cómo amigos a los que respeto, escucho y leo, se apean de todo esto, pero es lo que hay y la actualidad exige renovar las fuerzas para encontrar una voluntad que antes fluía sola. Sin duda son tiempos difíciles que no nos merecemos, que tienen a su directo culpable en un tipo que vendería su alma al diablo pero decidío vendérsela a su cuñao, a esa figura engañosa que parece que puede pasar desapercibida cuatro años, por ejemplo, pero que al final acaba enseñando las orejas como responsable de que el plato se haya roto aunque existan serias sospechas de que ya estuviera hecho añicos desde mucho antes.
Redordad, Red Bull puede darte alas pero no hace milagros.
Cambio de chasis "en diferido" para Vettel. Es el mismo, pero por si acaso hay alguna rebaba que influya en su rendimiento. Estaba previsto desde el principio.
ResponderEliminarRicciardo no pierde la sonrisa, a el las rebabas le hacían cosquillas en el ToroRosso. Y cada vez que ve el careto de Marko se parte la caja, pero todo el mundo piensa que es porque bebe RedBull y tiene piso en Sidney.