Dicen de Ron Dennis que es un tipo tan suyo que podría pasarse una tarde iluminada como la que luce hoy en Gorliz, rodeado de nubes negras mientras barre y barre todo lo barrible, sencillamente porque hay que hacerlo aunque en el fondo de tanta compulsión subyace, me temo, esa idea enfermiza que hace temer el tiempo libre como si fuese el mismísimo diablo.
Sin duda, la existencia de Ron daría para hacer un tratado de
psicología y ahondar en ese tipo de perversiones domésticas por las
cuales, el progenitor alfa anula literalmente a su vástago mientras
afirma una y otra vez que es su preferido…
Hace mucho que dejé mis lecturas de
psicología, concretamente desde que tuve que habérmelas a comienzos de
la década pasada con un perverso de libro, de esos que te meten
auténtico miedo en el cuerpo porque hacen que se tambaleen todos tus
cimientos mientras la duda más fría anida en tu cerebro y tu alma. Uno
se cura de un lance de este tipo, al menos eso dicen, pero queda un
rescoldo que paqué la cosa, lo prometo.
En fin, que me distraigo. Hablo de psicología y de Dennis porque es
mirarle a la cara y que demasiadas cosas feas me salgan al encuentro.
Por lo demás, entiendo que este tipo de personalidades tengan cabida en
el mundo, liderando fenómenos como McLaren si tienen suerte, o si la
Fortuna les mira bizco, macerando su rabia mientras no dejan títere con
cabeza a su lado. Y es que cuando uno puede permitirse el lujo de
pasearse por el motorhome para afear una y otra vez la
disposición de los cubiertos que creyeron menester los tipos a los que
pagas, todavía, pero cuando existe horizontalidad, vamos, que eres un
camarero más, el asunto de ser tan celoso te convierte inmediatamente en
un maniático insoportable.
Dennis pertenece al primer tipo de singularidades que he descrito. Se
sabe que persigue a los camareros para rectificar la posición de
platos, tenedores, cucharas y cuchillos sobre las mesas, a la vez que
reordena manualmente los centros de flores para que todo esté perfecto;
que obliga a su gente —esto es literal: quien trabaja para
McLaren pertenece a Ron—, a mostrar un aspecto intachable desde los
zapatos al corte de pelo; que se irrita si en el garaje algo no está
como debería estar; sintetizando, que escenifica una y otra vez que él
es la perfección misma, con lo cual, el mundo que le rodea tiene la
obligación de mirarse en él o en su caso, atenerse a las consecuencias.
Fernando salió por patas de tanta perfección a finales de 2007 y
Heikki tuvo los cojones tres años después, cuando ya estaba en Caterham,
de insinuar que había sufrido mobbing y que el ambiente en Woking era poco menos que irrespirable. El Checo
también se quejó de algo parecido cuando recibió la patada a finales
del año pasado, y el caso es que entre Kovalainen y Pérez existe una
peculiaridad: Dennis lo dejaba la última temporada de militancia del
finlandés en McLaren y el mexicano, vestía los colores de la casa
durante el preludio del retorno del boss.
La etapa de gobierno [auténtico] de Martin Whitmarsh se podría
considerar una errata de apenas tres años (2010, 2011 y 2012) y como
tal, nos explicaría por qué ha desaparecido del mapa para que su lugar
lo ocupe Boullier. Sin saber si Lewis tomó la puerta hacia Mercedes
intuyendo la que se avecinaba en 2014, el cuerpo me tira a pensar que
sí, que sabía lo que venía y prefirió poner tierra de por medio. En todo
caso, que es a lo que iba, el maniático insoportable ha vuelto, pero
McLaren, a pesar de su celo porque todo esté en orden, permanece.
Y es que mientras la prensa anglosajona sigue lanzando dardos
enevenenados y asediando con exquisitez británica a su enemigo eterno,
Ferrari, la de Woking vuelve a firmar un comienzo de sesión para tirar a
la basura por aquello de perseverar una vez más en eso que digieren tan
bien nuestros especialistas patrios y aún los foráneos, que consiste en
que aunque desde 1999 McLaren no haya conseguido un miserable título de
marcas (en 2007 lo perdió por hacer trampas mediterráneas), lo va a
volver a intentar una vez más y si no es este, será el que viene, que
llega Honda. Pero sin que tenga que haber malos rollos ni cosas feas
como llevarse las manos a la cabeza o preguntar dónde coño está el medio
segundo que iban a sacarse de la manga en Sepang, porque eso, seamos
sinceros, mejor dejamos que lo contesten en Maranello, of course!
No tengo duda de que nuestro querido Ron sabe que este año es de transición para la escudería y por esa razón anda por ahí poniendo orden. Mercedes no ayudará en absoluto a McLaren con el desarrollo de su motor por miedo a que se le fusilen los "japos". Creo que aún no se habían producido, salvo con Hamilton en Australia en la primera vuelta, problemas con el conjunto propulsor de Mercedes en ningún equipo hasta que antes de ayer la pifiaran los dos McLaren.
ResponderEliminarY me apuesto unas cañas a que el año que viene ya no estará Boulier sentado dirigiendo el cotarro. Hay un personaje que debe de estar pescando en no se que rio y que tras acertar con un diseño demoledor para Mercedes y haberlo hecho antes con lo que quedaba de Honda y ni te cuento con Ferrari o Beneton dirigirá los destinos de McLaren en 2015.
Al ex de Lotus le vendrá bastante bien estar este año trabajando y recibiendo su merecida remuneración porque andará el hombre en números rojos después del curso anterior.
Saludos.
Álvaro.