Te tomas unos días de descanso y el mundillo parece haber recobrado la vida como los campos en primavera. Os confieso que me hacía falta meterme entre pecho y espalda un poco de distancia con todo este ajetreo, pero acostumbrado a daros la vara una o dos veces al día, sería deshonesto hurtaros que también ha habido momentos de auténtico mono, hasta el punto de que ayer, noche ya, intenté infructuosamente hincar el diente a la Fórmula 1 por ir pillando el saborcillo.
Como digo no pude. Me consolé pensando en que esta mañana tempranito podría, pero tampoco ha sido posible. Así las cosas, mientras abocetaba esta tarde un planteamiento gráfico que me servirá de base para una imagen corporativa que tengo que presentar, el lado derecho de mi cerebro, el que uso para estos menesteres, me decía una y otra vez que llega el invierno si es que no ya ha llegado aunque todavía no haya concluido el otoño, al menos oficialmente.
Seamos honestos, ha sido tal el cansancio que ha arrojado como saldo esta sesión que acabamos de terminar, que la mayoría de nosotros anda lo suficientemente exhausto como para evitar meterse en una nueva merienda de negros que sabemos todos, que para finales del mes que viene será cena o desayuno, o incluso almuerzo; en todo caso, algo muy diferente a lo que la mayoría aventura ahora mismo. Vamos, que da un poco de pereza ponerse a hablar de cuestiones que sin duda serán humo en cuanto los coches de 2014 comiencen a rodar.
Así las cosas, tampoco puedo negar que ha habido asuntillos menores que me han llamado poderosamente la atención, como ese brindis al sol que hacía el otro día la jefa de Sauber, Monisha Kaltenborn, al puntualizar que mientras no se arregle eso de que unos equipos puedan gastar más que otros, lo del deporte en nuestro deporte (espero que se note la intención) va a seguir permaneciendo en un segundo plano mientras el aspecto mercantil y empresarial, lo crematístico, que diría aquél, seguirá siendo el asunto prioritario que decante la balanza de las carreras, la competición y los campeonatos.
Este matiz ni es nuevo ni dejará de serlo. Está en el ADN de la Fórmula 1, y me ha sorprendido el poco eco que ha cosechado en los medios y entre los aficionados porque la FIA y Bernie tienen mecanismos para corregirlo, más si cabe si atendemos a que la mayoría de tiritas normativas que dispensan una sesión tras otra, no hacen otra cosa que intentar paliar el enorme desequilibrio de fuerzas que existe en la parrilla, poniendo puertas al campo, eso sí, ofreciendo soluciones que tardan lo que la arena en una mano en quedar caducas.
Y es que el dinero manda demasiado en la Fórmula 1 y los equipos pequeños lo saben, y los medianeros también, y por supuesto, los punteros. Todo el mundo sabe que los dólares abren cualquier candado y que basta llorar un poco para que estos se abran, lo que contrasta con ese afán de alcanzar la viabilidad económica a base de recortes de presupuestos, proveedores únicos y otras zarandajas con los que nos edulcoran la vida en cuanto nos despistamos.
En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira, que diría el poeta. Hace unas jornadas Monisha decía: «Hay que reducir los costes. De todas formas, los equipos con mejores
ingenieros podrán hacer el mejor vehículo y los mejores pilotos darán los
mejores resultados pero esto dejaría a los equipos en posición
para luchar por algo», a lo que yo añadiría que por el bien de todos, se debería prohibir a las escuderías potentes llorar, porque el llanto de un rico siempre ha valido doble, aquí y en Lima.
Os leo.
Hola,maestro: Se echaba de menos la dosis diaria de Nurbur. Dicen que se dispensaría en farmacias para enfermos de formulitis si no fuera una medicación virtual :).
ResponderEliminarPara reducir los costes de la F1 sería interesantísimo que se conocieran de antemano. Una vez que los conoces puedes establecer un plan para recortarlos. Y dentro de los costes hay más partidas que la del desarrollo de los monoplazas. Como desconozco cuánto y cómo se distribuye todo el dinero que mueve la F1, poco puedo decir al respecto. Incluso dudo mucho que nadie lo conozca. Ni siquiera el propio Bernie. Y la sensación es que no interesa a nadie que se conozcan las cifras totales. Y mi duda es si todos estos gadgets iguales de la F1 sirven para reducir los costes o son un elemento que la encarecen precisamente por encorsetar la creatividad de los equipos. Opino que un reglamento más libre podría dar más chance a los equipos menos poderosos pero con más ingenio a la hora de implementar novedades. Las restricciones que impone un organismo único hacen que todo tienda a la uniformidad y el inmovilismo, y la realidad nos señala una vez tras otra que el progreso reside precisamente en la libertad para crear e innovar en todos los campos y en todos los aspectos. Su limitación tiene como consecuencia el estrangulamiento y la pobreza de la mayoría en beneficio de una minoría que es precisamente la más interesada en poner esos límites para desbordarlos interesadamente cuando estimen oportuno. No sé si se entiende bien el trasfondo de la idea, pero el resúmen sería que la libertad REAL (no la impostada) es la que consigue abaratar las cosas y los procesos. Buen día, maestro.
La solución para reducir costes en la industria se sabe desde hace decenas de años, no es otra que la planificación.
ResponderEliminarPero si cada año cambian las normas y regulaciones, si en vez del espíritu de la norma se trabaja el hueco entre líneas de la norma y se permite que a mitad de temporada se cambien las normas, neumáticos y arandelas varias, el encarecimiento es instantaneo.
No hay nada que ellos desconozca, pero también os digo que cuanto más dinero circula en un negocio, más burócratas enriquecidos encuentras.
Saludos y si no vuelvo a entrar os deseo a todos una Feliz Navidad, a los habituales, a los no tanto, a los lectores y a todos los ñus que se pasean por el Serengueti