Echando la vista atrás puedo asegurar que en esto de la bloguería soy
de lejos el gilipuertas que más líneas ha dedicado a Adrian Newey. David Plaza me recomendó cariñosamente ya hace bastante, que dejara de soñar con el RB7 y Charly Barazal, en el último GPCAST en que intervine, me preguntó que qué tenía yo con el británico…
No sé lo que tengo con el británico al menos así como para explicarlo
diáfanamente, pero si me preguntaran por las tres figuras de la actual
Fórmula 1 que me definen de alguna manera, diría que solicito el comodín
del público ya que necesito cuatro esquinas para reconocerme: Fernando
Alonso, Lewis Hamilton, Frank Williams y Adrian Newey.
Lo de Fernando es una enfermedad, lo
admito. Conforme han ido pasando los años se ha convertido en un ser
atemperado pero aún belicoso y grande, gigantesco. Calculador dicen
algunos, diría yo que dotado de ese tipo de cálculo frío que sólo te da
la experiencia cuando te pasas más de media vida obligado a calcular
para sobrevivir. En todo caso un tipo excepcional en la victoria y en la
derrota, ante el que me arrodillo y me arrodillaré siempre. Lewis,
bien, Lewis, sí, Lewis Hamilton. Odié al británico por lo que supuestamente
le había hecho a Fernando en 2007 pero firmé las paces con él antes que
muchos otros porque es un auténtico gallo de pelea, el Nano diez años
antes, yo mismo cuando me importaba un pimiento que me partieran la
cara. Lewis tiene firma y apellidos y la Fórmula 1 no tendría sentido si
él no interviniera en ella. Sencillamente le adoro.
Frank, mi tercera pata de mesa. Williams es todo esto más
incluso que Ferrari, tal como lo digo. Frank Williams es la resistencia y
el no darse jamás por vencido, así lo que queda de su escudería se
arrastre por los circuitos, y la derrota y el querer salir de ella, como
los éxitos, también es Fórmula 1. Llevé mal lo que le hizo al Lole
Reutemann pero el tercero de Nelson y ver a Nigel en lo más alto me
supo a gloria, vamos, que hace tiempo que lo he perdonado todo hasta ver
en ese hombre atado a una silla de ruedas, un ejemplo en el que la
autocomplacencia no tiene cabida.
Y Newey, sus calzoncillos y su cocina. La sencillez pareciendo arte de magia porque nadie se ha molestado en sintonizar la onda adecuada, ni siquiera la FIA.
Adrian, a pesar de que como buen ser humano a veces mete la chancla,
es un exponente del típico zorro en corral de gallinas, por eso le rezo
todas las noches, por eso intuyo lo que se cuece tras los éxitos de
Sebastian, y por eso atizo al alemán día sí y día también para que nos
desvele todo lo que lleva dentro. Del ingeniero británico dicen que
antes de cada temporada lee detenidamente el reglamento. Yo añado que
subraya en naranja fosforito lo que entiende son lagunas y que al final
de los folios, hay más colorines que negro sobre blanco. Su culpa, si es
que la tiene, consiste en que le supervisan una panda de idiotas, los
mismos que escriben puntillosamente un reglamento que siempre se deja lo
importante para mejor momento. Adrian, que en el fondo es hombre de
letras como yo aunque haya ido por ciencias, traduce lo que percibe y
aplica la lógica, y si le dejan margen, que siempre se lo dejan, para
qué vamos a engañarnos, recuerda que le pagan por ser el mejor y que él
no tiene la culpa de que le tasen los atajos tan barato.
Como decía más arriba, he escrito sobre Newey hasta cansarme. Hace
tres años, más o menos, trazaba sobre una servilleta del Café de Oriente
una «X» en la que a mi acompañante le describía el portento de un
vehículo, el RB6, que no usaba ningún elemento aerodinámico móvil porque
todo él lo era. Torque, interrelación entre partes, flexibilidad
longitudinal y lateral, y calor, los ingredientes necesarios para dar
con un canto en los dientes a quienes siguen creyendo en el reglamento y
no se molestan en subrayar el espíritu libre que queda entre línea y línea de esas que pretenden amarrar la realidad y poner puertas al campo.
Y ahora que lo pienso, recurro al comodín de la llamada porque
también necesito a Kimi y su irreverencia, porque sólo pensando como los
querubines es posible acariciar el cielo o ir más allá del bosque.
Quedarse aquí, incluso con la boca abierta, es cosa de la FIA y de los
que creen que Pirelli beneficia el espectáculo… Pero eso mejor lo
dejamos para otro día.
No se si lo has hecho a propósito o queriendo, pero en tus patas no aparece Vet
ResponderEliminarNi en las mías tampoco
Un abrazo
XDDD, a quién iba a engañar si pongo a Seb?? XDDD
ResponderEliminarUn abrazote
Jose
Pues yo creo que Seb también aparece en el esquema de Jose: Es el remate del pie de la parte inferior de la pata de Newey para evitar que cojee, con forma de garra de tigre,que lleva cuatro años, cuatro,dando zarpazos como un felino en este circo de la F1.Un saludo.
ResponderEliminar"Del ingeniero británico dicen que antes de cada temporada lee detenidamente el reglamento. Yo añado que subraya en naranja fosforito lo que entiende son lagunas y que al final de los folios, hay más colorines que negro sobre blanco."
ResponderEliminar-
Y yo me pregunto, ¿es que hay otra forma de hacerlo?
Pues sí, Anónimo, hay otras formas: Puedes subrayar con lápiz normal, con o sin regla, según el pulso que tengas. O si lees en pantalla digital puedes ir cambiando el texto a negrita o cursiva, como tanto gusta a determinados comentaristas en determinados foros.También puedes dejara a miembros de tu equipo,con o sin apellido griego, que lo hagan por tí. Hay quien, incluso, tiene la capacidad de formar parte del equipo técnico que redacta el reglamento para que éste se adapte a lo que estime oportuno (como hizo Ross Brawn para el 2009). Por cierto, ¿alguien sabe los nombres de los "técnicos" que redactan los reglamentos técnicos de la FIA?. Y te lo digo sin ironía ni en forma metafórica, Anónimo,para que veas que formas, como las meigas, haberlas, haylas. Saludos
ResponderEliminarGracias Gring!, pero me refía más a bien a lo siguiente. Si eres abogado y a has de defender a un cliente, lo defenderías con lo que dice la ley o buscarías el resquicio/fallo que tenga esa ley para declararlo inocente?
ResponderEliminarSaludos
Un abogado siempre utiliza la ley para defender a un cliente. Los que no la utilizan son otros. Luego está la interpretación de esa ley o esas leyes, entre las que se incluye todo un acervo normativo, y en las que en caso de dudas se debe atender a lo que se denomina el "espíritu de la ley". El problema es que cuando no hay separación efectiva de las leyes, como es el caso que nos ocupa, tú puedes aplicar la norma como te venga en gana, sobrepasándola incluso, que luego el que te tiene que interpretar ya hará lo que crea conveniente. Lo que hace Newey o las personas que conforman su equipo es lo mismo que hacen todos los demás en la F1. Lo que pasa despues es interpretable por los aficionados, pero sobre todo por los verificadores de la FIA y en última instancia por quien todos sabemos siguyiendo intereses que no siempre se ajustan ni al reglamento ni a su espíritu. Un saludo.
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