Vettel romperá en Yeongam

Está visto que hoy va de spoilers. Si hace unas horas conocíamos por boca de Paul Hembery que Sebastian Vettel va a ser el tetracampeón del mundo más joven de la historia de nuestro deporte, comparto ahora con vosotros que mañana, el de Heppenheim no terminará la carrera porque no conviene que lo haga.

Sí, no me he vuelto loco aunque ando pelín gandul a estas horas, de forma que por buscar alicientes he imaginado que por valija diplomática me ha llegado esta tarde, un sobre cerrado y lacrado con instrucciones precisas para que ayude a mejorar el espectáculo de aquí a Interlagos.

Según esta sencilla hipótesis, la FIA y Bernie sabrían de sobra que a imaginativo me ganan pocos sobre el planeta y habrían recurrido a mí a través de un tercero para que aportase alguna idea que ayudara a manetener el tinglado ya que se les está cayendo conforme pasan las horas. Pero no he perdido la cabeza. Como buen autónomo he cursado el pertinente presupuesto por mis servicios y establecido la forma de pago unilateralmente: 70% por adelantado a la firma y el 30 restante a la finalización, y supeditado este, lógicamente, a que todo salga como está previsto.

La contestación no ha tardado en llegar. Billetes de dólar usados y numerados de forma no consecutiva, en fajos de a 20, y un garabato indescifrable sobre la palabra «conforme».

Me cotizo, para qué vamos a engañarnos, así que firmado el pacto por la parte contratante y en mi poder los 210.000 verdes del primer pago, he cursado mis instrucciones en un pequeño dossier que lleva como título «Sebastian debe romper en Yeongam».

Obviamente uno no cobra tanto dinero así como así, de manera que he argumentado mi proyecto, como no podía ser de otra forma.

1.- Sebastian no cae vencido por sus rivales ni por sus errores sino por las averías de los coches que conduce. Por tanto, la incidencia dejaría intacta la aureola de héroe invicto del alemán, amén de que nos permitiría reducir sensiblemente la ventaja que mantiene este con Fernando Alonso, despositando sobre las espaldas del español la desagradable sensación de que sólo gana cuando los demás rompen, lo que a la postre enfatizaría el fin último de nuestro propósito: no lastimar el producto de cara a su explotación posterior, y lo más importante, dar algo de oxígeno al campeonato.

2.- La avería debería ser coherente con la atmósfera de excelencia que rodea a Milton Keynes. No nos conviene que Sebastian rompa el chasis en un incidente fortuito o golpee las protecciones o aún toque a otro vehículo, o sufra un problema en boxes. Él no es así y esas cosas no le pasan, y debe quedar absolutamente claro. La avería debe ser avería, algo sutil pero inevitable y en todo caso arrogable como responsabilidad a los suministradores. El alternador ya ha sido usado pero podría servir de nuevo porque forma parte del acervo del populacho y encajaría en el ideario propuesto en el punto 1. De no ser posible utilizar este recurso, recomiendo recurrir al hidráulico o a la caja de cambios porque del RS27 de Renault ya se ha abusado en sesiones anteriores.

3.- Al hilo del punto 2, exteriorizo mi absoluta disconformidad con la idea de utilizar un presumible problema con los compuestos ya que Paul Hembery nos ha cerrado esa puerta. También rechazo la idea de recurrir al KERS porque este argumento ya no se lo cree nadie.

4.- El atrezzo es importante. Sebastian debe mostrarse desolado y el wall de Red Bull también. Recomiendo avisar a Bernie para que la realización del Gran Premio use y abuse de los planos medios y cortos sobre Horner y Newey llevándose las manos a la cabeza, aunque siempre serán de agradecer los generales sobre los mecánicos y el garaje de la austriaca. De la misma manera, advertiría a Marko para que se muestre algo más paternal que de costumbre con Sebastian y tenga preparada alguna alocución explosiva para dar carnaza a la prensa en las inevitables entrevistas posteriores al suceso.

5.- Si hay un lugar adecuado este es Yeongam porque Sebastian ya ha roto con anterioridad en este trazado. Soy consciente de que ustedes lo saben, pero debo reiterar este matiz, porque si lo tratamos adecuadamente, con posterioridad podremos explotar el concepto «La maldición de Yeongam» para ulteriores propósitos.

No os voy a hurtar que creo sinceramente que mi trabajo, de haberse llevado a cabo, quedaría bien argumentado y no dejaría flecos sueltos, así que he soñado que he terminado despidiéndome, recordando a mi interlocutor anónimo que me debe el 30% restante de lo pactado, y emplazándole a que si para Suzuka me necesita, mejor lo deje para Buddh porque volver a incidir en este tipo de cosas en dos carreras consecutivas, amén de resultar insultante para la inteligencia, supondría una reiteración que quitaría credibilidad a lo que estamos pergeñando.

Acabo de recibir un sucinto OK en agradecimiento a los servicios prestados.