Qué hermoso es oler a salitre, escuchar el mar rompiendo a lo lejos, escatimar un rato más al sueño para recordar que una vez fuimos críos que creímos saber dónde se encontraba el tesoro de Willy el tuerto. Los malos eran auténticos, mezquinos y reconocibles a distancia porque vestían de oscuro y se les veían las intenciones. De los tres hermanos, dos eran gobernados con férrea y malvada mano por Mama Fratelli, la peor de la tropa, y el tercero... ¡Ay el tercero. Sloth resultó que era un bendito!
En los muelles de Goon desplegábamos nuestro plano y tratábamos de asimilar dónde comenzaría nuestra aventura y acaso, dónde terminaría si la fortuna nos dispensaba una pizca de viento de popa. El mundo, al menos el nuestro, el que nos rodeaba entonces, parecía quedar al alcance de la mano...
Soñábamos entonces con introducirnos de puntillas en cualquier garaje para poder observar si teníamos razón en nuestras sospechas y el esqueleto de Willy se encontraba cerca, o si por el contrario tocaba arrugarse en nuestras teorías para pergeñar algún recambio. Resultaba sencillo, no hacían falta obispos ni traductores, ni entender demasiado de aerodinámica. Bastaba mirar alguna que otra fotografía y satisfacer nuestras ansias conquistadoras encontrando razones donde había señales de que algo no encajaba del todo.
Pero los muelles comenzaron a sufrir de anemia. Los planos eran cada vez más y más escasos e incomprensibles y el tesoro de Willi se desvanecía entre murallas de mecánicos o mamparas que nos impedían ver lo que observábamos como quien dice hacía unas horas. La información técnica empezó a llegarnos con cuentagotas y siempre por vía oficial. Aparecieron los obispos y los popes y se hicieron necesarios los traductores para que las elaboradas teorías de los primeros resultaran medianamente comprensibles aunque tampoco encajaran. La franja entre expertos y vulgo se hizo infranqueable y la narcolepsia impuso su ley. Dejó de existir la sana comunión de antes e hicieron acto de aparición las castas y las elites que no se cansaban de proclamar a los cuatro vientos que la Fórmula 1 es un ámbito difícil de entender y complicado de explicar. Los contactos se hicieron imprescindibles.
En el funeral de Mama, los Fratelli mayores nos confesaron antes de desaparecer en el horizonte, que habían abandonado el camino de la maldad y la búsqueda de tesoros para dedicarse al crowdfunding, algo a todas luces más rentable y menos arriesgado para cualquier emprendedor que se precie de serlo. Sloth, el único de ellos que recordaba lo que fuimos y no había sucumbido a los cantos de sirenas de la modernidad, nos invitó a unas rondas en su cantina, y allí sucedió el milagro.
Fondones, cansados y avejentados, alguien propuso la idea de que tal vez Willy siguiera esperando pacientemente a que le robáramos el parche, que la cosa técnica siempre había sido difícil y que en el fondo éramos una panda de blandengues por habernos rendido sin presentar batalla, porque no es ni medio normal que en un escenario que los expertos denominan como de estabilidad normativa, haya un misil suelto capaz de endosar 1 segundo por vuelta a sus rivales, y menos aún que los vencidos callen como putas.
Hemos quedado mañana temprano en los restos de los muelles de Goon. Armados con tenedores, algún destornillador y embudos de todos los colores y tamaños, juraremos dar continuación al camino que iniciamos cuando ingenuos, creíamos saber dónde se encontraba el tesoro de Willy el tuerto.
Os leo.
Me ha recordado a las historias del tristemente olvidado Pío Baroja.
ResponderEliminarKing Crimson
¡¡Jose, eres un Gooooniiieeee!!!!!!!
ResponderEliminarMe ha encantado
Jose, tendré que volver a verla porque hace muuuuuuchos años de aquello y como no recuerdo la trama no consigo hilar bien el significado escondido entre "los restos" de tu microrelato. Pero los ingenuos, pero no tontos, seguiremos ojo avizor presionando para recuperar ese tesoro que ya alguien está disfrutando delante de nuestras narices y encima se mofa porque nunca sabremos cual es su secreto.Good night, sweet dreams.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=M4UfFIuAo1w
ResponderEliminar"El mundo está cambiando,la música está cambiando, hasta las drogas están cambiando. Dentro de 1000 años ya no habrá hombres ni mujeres, tan solo habrá gilipollas." Renton en Traispotting, 1996.
¡Saludos!