Pilatos se lava las manos

La semana empieza cargadita de noticias. La FIA, que tardó cero coma en advertir a Williams y Caterham en pretemporada de que en Melbourne no iba a tragar con sus propuestas de acequias tuneadas para las salidas de los escapes, se ha tomado su tiempo en dejar a Pirelli sola, o mejor dicho, en lavar la imagen de Red Bull en el espinoso asunto del anunciado manoseo de las gomas italianas para Canadá.

La austriaca, claro está, lleva unos días callada (ya había hablado lo suficiente con antelación, no lo olvidemos), lo que ha originado que las recientes alusiones de Éric Boullier al respecto del mamomeo que rodea al proveedor único de neumáticos, y un miserable twit de Ferrari (si es que no se pueden hacer bromas, que las carga el diablo), hayan obrado el milagro de sacar a los chicos de Todt de su zulo para proclamar que el artículo 12.6.3 del reglamento técnico sigue vigente (sic), como si fuese éste el tema a debate.

Resulta obvio comentar que los contraconspiranoicos están dando chalos con las orejas (¡animalitos!). La FIA, tan ecuánime ella, ha tomado partido por la razón, más o menos como siempre, y con ello se borra de un plumazo el endurecimiento por gama al que ya nos había sometido la milanesa después de Bahrein [United colors of Pirelli], y por supuesto las agrias críticas de Dietrich Mateschitz [«esto no tiene nada que ver con las carreras, ahora se trata de una competición para gestionar de la mejor manera los neumáticos»] o las duras palabras vertidas por el propio Bernie Ecclestone [«los neumáticos no son buenos, no es lo que queríamos cuando le preguntamos a Pirelli si podía hacer un neumático que durara casi la mitad de una carrera...»]. Todo, absolutamente todo ha sido un sueño… Enunciándolo mejor: una pesadilla.

Os ahorro las referencias de Paul Hembery a la presión recibida después de Barcelona, aunque deberíamos tirar de hemeroteca para rescatarlas, porque son esenciales y explican perfectamente por qué Boullier y el twitter de Ferrari han escenificado recientemente cierto malestar con el actual estado de cosas, por decirlo en suave. Tambien os evito… ¡Qué coño, esto es importante! «Pronto vamos a dar a los equipos muchos más datos. Estamos ultimando la especificación precisa, pero en realidad, es un poco una mezcla de lo que hemos estado usando esta temporada y algunas de las cosas estructurales que tuvimos la temporada pasada, lo que ayudará a minimizar el cambio a los equipos. Hay mucho trabajo por hacer en la aerodinámica. Los neumáticos pueden tener impacto en ello, en la forma en que se deforman, por lo que los equipos estarán interesados en tener esos datos lo antes posible para que todos puedan empezar a trabajar para Canadá» (Hembery, 17 de mayo. El viernes pasado).

Bueno, ¿hay cambio o no hay cambio? ¿Lleva razón la FIA cuando nos recuerda el artículo 12.6.3, o la milanesa cuando afirmaba hace un par de días que lo que se avecina es «realmente una decisión de Pirelli»? ¿Es suya o no lo es? Voy más lejos. Si la italiana ya estaba en ello —en el cambio de fabricación de compuestos, se entiende—, como se destila de las palabras de su responsable a Sky Sports News, ¿qué coño hace la FIA ahora?

Me sé la respuesta y lo siento por los contraconspiranoicos, ya que estas cosas son las que hacen que las conspiraciones merezcan la pena y duren como el conejito de Duracell, pues afirmo tajante que la FIA está devolviendo a Red Bull a pista con ayuda de una grúa, como a Hamilton en Nürburgring 2007, por el bien del espectáculo y el de todo nosotros, of course! Eso sí, dejando que Pirelli corra con los gastos a cambio de su tan ansiada renovación de contrato, y es que ya se sabe, en la vida todo tiene un precio.

Venga, os leo.

[Publicado en Diariomotor]