Tanto hablar de Kimi estas últimas semanas, a colación de mentar a
Bernie ayer, me vinieron a la cabeza inmediatamente después de publicar
la entrada aquellas duras palabras que tuvo el patrón de la F1 con el
finlandés en 2008: «puede que Raikkonen se haya desenamorado de la Fórmula 1 o bien que nunca haya estado enamorado de ella.»
Bien es cierto que las críticas del octogenario británico hacia la
actitud de ciertos pilotos, sólo de ciertos, no han afectado
exclusivamente a Kimi, pues también tuvo alguna perla que otra para
Fernando durante su etapa en McLaren. Sea como fuere, Iceman en
2008 ejercía de vigente campeón del mundo en Ferrari, como así mismo
hacía de tal el Nano en la de Woking, en 2007, de manera que resulta
fácil arrogar al del «yo habría hecho lo mismo que Vettel», una
manía persecutoria que ha encontrado su diana en los campeones del
mundo más díscolos ante el desempeño de esa faceta que se espera de
ellos como embajadores de la marca F1.
Dicho esto, hay que reconocer que
supondría faltar a la verdad afirmar que Bernie no se haya cortado un
pelo en criticar abiertamente a los campeones que no han mostrado la actitud adecuada
en sus funciones más diplomáticas, lo que no es óbice para que
reconozcamos que con posterioridad y alevosía, los haya criticado
también en cuanto a su valor como pilotos, vapuleándolos en público
quién sabe si intentando hacer escarnio de ellos. En todo caso, esta
postura mostrada reiteradamente por Ecclestone con tipos como Kimi o
Fernando, contrasta con lo que percibe el aficionado de a pie que no
anda suficientemente avisado, que prefiere seres vivos y con
peculiaridades a veces insoportables, que productos que cantan a
manufacturados aunque encajen perfectamente con la filosofía del establishment (no miro a nade).
Y es que esta es una de las cosas que me resulta más chocante de todo
esto, ya que la parte vendible del invento (escenificada para bien o
para mal por el del «yo habría hecho lo mismo que Vettel»),
pasa inexcusablemente por alabar imágenes de aplastante superioridad y
ruptura constante de récords, como las insinuadas en Michael Schumacher
antes de su paso por Mercedes AMG y por supuesto en la de Sebastian
Vettel, mientras que el vulgo, o sea, nosotros, los de a pie, preferimos
en líneas generales algo menos angelical y más matérico, tipos que
tienen buenos y malos días, que sufren derrotas como todo pichichi, que
se levantan y vuelven a caer para volverse a levantar, que son realmente
felices cuando están contentos y a los que no les hace falta
interpretar su tristeza ni su mala leche porque para proclamarlas a los
cuatro vientos ya tienen su cara.
No sé, a veces pienso en que Bernie debería ir cambiando sus preferencias y su perfil para candidato perfecto a embajador de la marca F1,
porque a lo mejor y tal vez, a los jeques y a los que ponen la pasta,
les pasa como a nosotros, que prefieren las arrugas al botox, unos
pechos naturales a unos rellenos de silicona, desenamorados como Kimi o
Fernando a enamoraos de piel fría como la de los peces, o sencillamente, la sangre a la horchata.
Hola Jose,
ResponderEliminarLeer NÜRBURGRING en los días lluviosos de estas fiestas ha sido eucarístico (si existe el palabro).
Yo creo que, al hilo de los tiempos, cuando el "negocio" toca algo, no hay forma, colega, termina infectado como los caminantes de WD. Así que este circo funciona como funciona y el tiburón blanco gigante lo gobierna.
Y el negocio no está mal en sí mismo, sino en los que lo manejan, en su falta de escrúpulos, ética, respeto y honestidad. Probablemente otro tipo de negocio, más genuino y real, sería posible con los mismos dividendos pero, sabiendo que (a) nos creen idiotas a todos; (b) tienen un miedo absoluto a perder aunque sea una migajita de poder, ¿quién se arriesga a cambiar de modelo?
A mí Kimi, como personaje, ni fú ni fá, pero agradezco una pincelada de "su gris" entre tanto "colorido". No estoy seguro de que no sea otra cara más del mismo prisma, ni mucho menos diré que es un soplo de aire fresco, pero ¡coño! cada vez lo miro con más simpatía...
Un saludo a todos,
ABB
Kimi tiene personalidad. Como la tenía Montoya o la tienen Hamilton o Alonso. Lo que no soporto son esos pilotos sin personalidad, o blandorros, como Trulli, Pérez, Kovalainen, cualquiera de los que han pasado o pasarán por Toro Rosso capados previamente, Button, Massa el envidioso, inútiles conductores de tractor, como Petrov... Podría aumentar la lista con Rosberg o cualquiera de los de Force India, cuyos nombres ni me esfuerzo en aprender...
ResponderEliminarSe echa de menos, desde luego, a Villeneuve, por recordar a alguno, o a Schumi, retorcido y malévolo.
En fin.
Decía Albert Camus que el éxito es fácil de obtener,que lo difícil es merecerlo. Pues en esa brecha caben muchas imposturas.
ResponderEliminar¡Saludos al anfitrión y a los invitados!