Una semana después de la celebración del G.P. de Australia, el 25 de marzo, se disputaba el de Malasia sobre el circuito de Sepang.
La cercanía temporal de ambas pruebas origina que los vehículos
lleguen a ambas con apenas cambios en sus definiciones, ya que no hay
tiempo material para traer nuevos componentes desde las bases de los
equipos, ni por supuesto para implementarlos. Esta situación que a priori
puede parecer menor, sin embargo acarrea que dado lo diferentes que son
Melbourne y Sepang, las escuderías busquen una solución de compromiso
que dé respuesta a los requerimientos de las dos carreras.
En este sentido, la buena forma mostrada
por McLaren en Australia proponía a la de Woking como una de las más
firmes candidatas a la consecución de la victoria en Malasia, y de la
misma forma, las carencias escenificadas por Ferrari en el quinto
continente, parecía que podían preludiar en Sepang una nueva debacle rossa…
Pero la lluvia hizo acto de presencia, como viene siendo costumbre año
tras año, para dar la vuelta a las cosas y por supuesto, para tumbar
todas las quinielas.
Lewis Hamilton y Jenson Button volvían a salir desde las primeras
posiciones de parrilla tras una clasificación impecable. Tras ellos,
estaba de nuevo Michael Schumacher, esta vez por delante de Mark Webber.
Fernando Alonso salía octavo, detrás de Sebastian Vettel.
La prueba se desarrollaba en sus primeros compases sin sobresaltos en
cabeza, bajo una lluvia que comenzaba a arreciar. Schumacher trompeaba
pronto perdiendo todas sus opciones, Romain Grosjean se descartaría al
de poco tras haber firmado una salida de enmarcar, para abandonar
definitivamente en la vuelta cuatro. Hamilton lideraba cómodamente la
carrera seguido de Button, Webber, Vettel y Alonso.
Para la vuelta seis, la mayor parte de la parrilla ya había cambiado a
compuestos de lluvia extrema. Vettel había perdido su posición a favor
de Alonso, y Pérez, que había sustituido gomas en el giro dos, se
encontraba detrás de los McLaren y delante del número 2 de Red Bull,
pero la lluvia seguía imponiendo su ley y sin haber concluido el giro
nueve, se neutralizaba la carrera después de cuatro vueltas con la
presencia del Safety Car en pista.
Transcurridos casi 50 minutos de interrupción, la prueba se ponía de nuevo en marcha con el Coche de Seguridad en cabeza. En el relanzamiento, Jenson entraba a boxes
dejando el camino libre a Sergio. Fernando y Mark se enzarzaban en una
bonita lucha de la que el asturiano saldría vencedor. A la vuelta
siguiente, Hamilton entraba a garajes pero sufría de tráfico en el pit-lane.
También lo hacía Alonso, y en la dieciséis, Pérez, tras haber liderado
la carrera durante unos giros en los que Button se descartaba al tocar
el HRT de Karthikeyan.
A partir de ese momento, Fernando parecía enfilar hacia la victoria
mientras en Ferrari cruzaban los dedos para que siguiera lloviendo, cosa
que no ocurriría. En el giro 39, Alonso pasaba por garajes para cambiar
al compuesto más blando. En el 40, Hamilton y Pérez hacían lo propio,
aunque en Sauber optarían por poner al mexicano las gomas más duras de
seco, acertando de lleno.
De nuevo, lo impredecible del comportamiento de las Pirelli iba a
granjearnos alguna que otra sorpresa. Teóricamente los neumáticos medios
(los más blandos en Sepang) ofrecían un arco de rendimiento lo
suficientemente amplio como para que el Ferrari del asturiano saliera
airoso. No obstante, el duro, tipo de goma estrenado como prime
en el circuito malayo, una vez alcanzado el rango de rendimiento
óptimo, se iba a mostrar como el neumático adecuado para enfocar los
últimos giros de la carrera.
Así las cosas, durante los compases finales del G.P. de Malasia
asistimos a una batalla trepidante de la que Fernando salió vivo porque
Sergio cometió un error que le impediría conseguir una más que merecida
victoria. Alonso, primero; Pérez, segundo; Hamilton, tercero; Webber,
cuarto; y Raikkonen, quinto, por delante de Bruno Senna.
La carrera, marcada de manera indeleble por la lluvia, supuso una
agradable sorpresa. Los McLaren no eran el coco. Ferrari no estaba
muerta. Y la fragilidad de Red Bull nos mostraba que lo ocurrido durante
2011 no iba a ser la tónica de 2012… ¡Qué equivocados estábamos!
Si quitas el sonido, rebobinas hasta ese rato en que estuvieron paradas las fieras debajo de sus carpas, observas la actitud de Fernando, y tratas de adivinar sus pensamientos y los diálogos que mantiene puede ser bastante curioso. Mientras los demás parecen esperar a que pase la tormenta a Fernando le ves mirar hacia delante, hacia atrás, hacia delante, y cavilar. Habíamos empezado lejos pero ahora tenemos el podio a tiro de piedra. No hemos ido mal con las gomas de lluvia, olvidemos Melbourne. Empieza una nueva carrera, si lo hacemos todo bien y con un poco de suerte... quien sabe... ¿En que va a consistir "hacerlo todo bien"?
ResponderEliminar¡Saludos al anfitrión y a los invitados!