En pleno Oeste americano, casi en el corazón del Western cinematográfico, aunque sin reses ni cow boys, un circuito sosote como el COTA (Circuit of The Americas)
se proponía como el momento adecuado para que el alemán de Red Bull o
el español de Ferrari despejaran sus respectivos caminos en pos del
título mundial, aunque terminó convirtiéndose, gracias a Pirelli y sus cosas,
en una segunda vuelta de lo visto en Abu Dhabi, de manera que si en el
trazado asiático era Sebastian quien minimizaba daños perdiendo tan sólo
3 puntos, en el americano, era Fernando quien cedía los 3 ganados hacía
quince días, devolviéndonos al escenario sugerido tras el G.P. de
India, con 13 puntos de separación neta entre el líder y su más directo
—y único— rival.
Podríamos decir que Ferrari no pudo o supo estar a la altura (creo
que hay matices que procuraré ir desgranando estos próximos días), y al
hilo, que Red Bull desperdició la penúltima bala de su revólver, entre
otras cosas, por la aparición en escena de un Lewis Hamilton que
cumpliendo todos los pronósticos, ni sufrió problemas en su vehículo (oh, my God!), ni quiso perder la oportunidad de brindar a su equipo una victoria de despedida.
Como decía más arriba, a pesar de que
sobre el asfalto de Austin se estaba jugando el Mundial de Pilotos (el
de Marcas ya estaba más que jugado), gracias a una elección de
neumáticos demasiado conservadora, lo normal era precisamente que
asistiéramos a una carrera bastante ramplona que sin embargo, destacó
por la brillantez puesta sobre la pista por Hamilton y Vettel, quienes
estuvieron sencillamente sobresalientes.
Pero vayamos con la carrera.
La salida fue limpia. Sebastian llegaba primero a la cima de la curva número 1, seguido por Mark (el aussie
recuperó sus dotes para conducir y salir bien desde parado) y Lewis.
Tras ellos, Alonso, que había conseguido superar tres vehículos para
colocarse cuarto en los primeros compases de la prueba —partía séptimo
gracias al polémico retraso de Massa por sustitución de caja de cambios
en su vehículo—.
Para la vuelta cuatro, Hamilton se merendaba a Webber y comenzaba a
dar caza a Vettel, mientras Alonso sesteaba a la sombra del australiano y
detrás sucedían algunas escaramuzas entre indios y vaqueros que
alegraron la cosa aquella que se estaba celebrando del si hay que ir se va, pero ir pa’ná es tontería. Y la verdad, incluso resultó extraño tamaño espectáculo, porque a priori,
con todo el pescado vendido casi antes de Abu Dhabi, el asunto se
circunscribía a ver cómo se desenvolvían los chicos de Red Bull, McLaren
y Ferrari.
En este sentido, la única sorpresa auténtica de la tarde la dio Mark
Webber, quien rompía el alternador de su RB8 tal que en el giro 16, y
como a todas luces el lance resultó demasiado madrugador, tuvimos que
conformarnos con 40 más en las que lo único realmente interesante
ocurría en cabeza. Que si te meto, que si me metes tú, tiro va y tiro
viene, Hamilton pillaba a Vettel en la vuelta 41 y no se bajaba de la
primera posición hasta que el banderín ajedrezado dio por concluida la
prueba.
A destacar el esfuerzo y la calidad demostradas por el de McLaren y el de Red Bull, quienes mantuvieron su particular duelo al sol
hasta los últimos metros de carrera ya que las Pirelli aguantaban todo
lo que les echasen encima; mi Felipe, escudero de lujo para un Fernando
que ayer parecía estar a otra cosa y que aún habiendo terminado tercero,
sonreía en el podio como si el título fuese pan comido; y Mario
Andretti y sus gafas de espejo, toda una metáfora sobre lo que hemos
perdido con el paso de los años y sigue siendo reutilizado sin
compasión, tal vez para que no se nos olvide de dónde demonios venimos.
En el lado negativo, el Kaiser, bastante terco y zafio a ratos, un
Button totalmente desdibujado, una Mercedes AMG que suena en el
horizonte a ataúd de pino para la carrera profesional de Lewis, y la FIA
y Pirelli, o Pirelli y la FIA, que tanto da cómo lo tomemos, porque en
la era del espectáculo saben dar pleno al quince tras pleno al quince.
Vamos, que son unos hachas perseverando en hacer el indio.
Nos vemos en Interlagos.
Puestos a destacar hubo un par de adelantamientos sobresalientes: Kimi a un Force India en las eses del primer sector y Button a Kimi tras la recta trasera.
ResponderEliminarLo de Schumacher este fin de semana ha sido vergonzoso. Sinceramente no entiendo cómo no le meten un buen paquete y le dejan sin correr en Interlagos. El modo en que cerró a Button en la subida inicial fue patético y digno del peor marrullero que siempre ha sido el alemán.
A mi la carrera me gustó. Las primeras vueltas fueron electrizantes con muchos coches peleando. Y si no fue mejor es porque las Pirelli han sido pésimas y digan lo que digan, Ferrari de los equipos que más las han sufrido.
Fernando hizo podio gracias a que Webber falló mecánicamente. De otro modo hubiera sido imposible.
Y creo que es de justicia destacar el carrerón de Felipe Massa. Su mejor carrera de 2012 y con mucho. Este fin de semana ha superado a Fernando en todo y se ha sobrepuesto a una decisión difícil, pero necesaria, de su equipo. Ahora sólo falta que no pierda el norte... Interlagos siempre se le ha dado de cine.
En Brasil sólo queda encomendarse a la Santina. No veo otra forma de ganar el campeonato. No, mientras Pirelli y Ferrari sigan por estos derroteros. Y ya para lo que queda no espero nada de ellos.
Un abrazo!
Una duda: ¿Massa llegó a sustituir la caja de cambios o solo se rompió el precinto?.
ResponderEliminarA mí no me gustó el circuito. Debo ser del 1%.Prefiero el verde de Spa, circuitos sin escapatorias y cosas así.Austin parece una pista de Scalextric (del ingés,del que resbala).
Elegantísimo Ferrari al no querer esconder el asunto Massa (que hubiera sido muy fácil) y hablar claro(no como otros). Excepcional Felipe Massa; pero siempre así, please. Yo no creo que la carrera de Button fuera tan mala considerando de donde salía, con qué gomas y el tráfico que se encontró casi toda la carrera.
Un saludo
GRING, por lo que sé sólo rompieron el precinto, no llegaron a cambiarla.
ResponderEliminarUn saludo.