La deriva que ha tomado Mercedes AMG Petronas no preludia nada bueno.
No deja de ser una simple opinión, pero a punto de abordar la octava
cita del calendario, la de Brackley sigue ofreciendo las mismas señales
que daba el año pasado por estas fechas, un cierto conformismo con su
incomprensible estado de cosas, en el que resulta complicado entrever algún síntoma de evolución positiva.
Sí, Nico ganaba en el G.P. de China, pero ahí terminaba todo. Ni S-Duct ni vainas, la asignatura pendiente de Mercedes AMG sigue siendo la comprensión de los neumáticos. De idéntica manera a como sucedía con el W01 de 2010 y en el W02 de 2011, el W03 no parece tener respuesta para el enigma que trae de cabeza a toda la parrilla, y si en los años anteriores el problema era serio, en éste adquiere ribetes de dramatismo porque el tiempo para la de Ross Brawn puede estar tocando a su término.
La casa madre, la que pone las pelas para la aventura de las flechas de plata, ya dio muestras el año pasado de estar cansada de no obtener resultados. Si bien es cierto que durante lo que hemos consumido de sesión ha trascendido poco de lo que puede estar cociéndose en las alturas, a pie de paddock se percibe cierto acartonamiento que podría suponer el preludio de una tormenta. Y es que si las cosas no parecen haber ido demasiado bien en cuanto al diseño del vehículo y sus prestaciones en pista, en el apartado humano, la apuesta por Michael Schumacher tiene visos de terminar por estallar en la cara de sus avalistas: Brawn, Haug y compañía.
El heptacampeón del mundo lleva encadenados tres abandonos, que sumados a los de Australia y China, hacen cinco rendiciones en siete carreras. Toda vez que ha conseguido puntuar en las otras dos ocasiones pero con 1 punto en cada una de ellas, por haber terminado décimo, lo intuyo clamando al cielo desde las entrañas de un dinosaurio que no parece tener capacidad de respuesta para la cantidad de problemas que tiene ahora mismo sobre la mesa.
En líneas generales, el coche va mal para las expectativas levantadas en pretemporada aunque parece responder en manos de Rosberg, lo que nos pone en que Mercedes AMG en el mejor de los casos estaría luchando esta temporada a la manera Ferrari (con un piloto, para que nos entendamos), pero me asalta la duda de si la alemana va a tener tanta paciencia como la italiana, porque la de la estrella de tres puntas retornó a la F1 para comerse el mundo y de momento sólo está consiguiendo arrastrarse por los circuitos.
El desgaje de McLaren ha resultado un tiro por la culata, hasta el punto de que la de Woking lleva mojando la oreja a la de Brackley, y con amplitud, desde que se firmó el divorcio entre ambas. La apuesta por levantar el edificio sobre los cimientos de Brawn GP tampoco es que haya sido un éxito, lo de Ross quedó circunscrito a 2009 y se ve que no hay visos de rememorarlo. La enorme cantidad de dinero invertido para atrapar talentos apenas ha servido para recoger algunos saldos. Del Kaiser ya hemos hablado, aunque cabe hacerlo sobre la estúpida supeditación de Nico Rosberg a las necesidades del de Kerpen, lo que ha derivado en la práctica anulación de las posibilidades del hijo de Keke…
Dicho esto, queda mucha sesión por delante y honestamente no debería cerrar la puerta a la posibilidad de que Mercedes AMG se reponga antes de que sea demasiado tarde, pero no la veo, y lo digo sinceramente.
Demasiados problemas, demasiadas sombras, pocas soluciones reales que no pasen por algún que otro fuego de artificio como el S-Duct, y una esperanza que pasa carrera tras carrera en confiar en que Nico ponga el resto porque con Michael sencillamente no se puede contar por el momento. Repito que esto es una simple opinión, basada más en sensaciones que en datos, a pesar de que de estos últimos hay contrastada abundancia, pero como decía al comienzo, la deriva que lleva la de Brackley no preludia nada bueno bajo mi humilde punto de vista.
Os leo.
Sí, Nico ganaba en el G.P. de China, pero ahí terminaba todo. Ni S-Duct ni vainas, la asignatura pendiente de Mercedes AMG sigue siendo la comprensión de los neumáticos. De idéntica manera a como sucedía con el W01 de 2010 y en el W02 de 2011, el W03 no parece tener respuesta para el enigma que trae de cabeza a toda la parrilla, y si en los años anteriores el problema era serio, en éste adquiere ribetes de dramatismo porque el tiempo para la de Ross Brawn puede estar tocando a su término.
La casa madre, la que pone las pelas para la aventura de las flechas de plata, ya dio muestras el año pasado de estar cansada de no obtener resultados. Si bien es cierto que durante lo que hemos consumido de sesión ha trascendido poco de lo que puede estar cociéndose en las alturas, a pie de paddock se percibe cierto acartonamiento que podría suponer el preludio de una tormenta. Y es que si las cosas no parecen haber ido demasiado bien en cuanto al diseño del vehículo y sus prestaciones en pista, en el apartado humano, la apuesta por Michael Schumacher tiene visos de terminar por estallar en la cara de sus avalistas: Brawn, Haug y compañía.
El heptacampeón del mundo lleva encadenados tres abandonos, que sumados a los de Australia y China, hacen cinco rendiciones en siete carreras. Toda vez que ha conseguido puntuar en las otras dos ocasiones pero con 1 punto en cada una de ellas, por haber terminado décimo, lo intuyo clamando al cielo desde las entrañas de un dinosaurio que no parece tener capacidad de respuesta para la cantidad de problemas que tiene ahora mismo sobre la mesa.
En líneas generales, el coche va mal para las expectativas levantadas en pretemporada aunque parece responder en manos de Rosberg, lo que nos pone en que Mercedes AMG en el mejor de los casos estaría luchando esta temporada a la manera Ferrari (con un piloto, para que nos entendamos), pero me asalta la duda de si la alemana va a tener tanta paciencia como la italiana, porque la de la estrella de tres puntas retornó a la F1 para comerse el mundo y de momento sólo está consiguiendo arrastrarse por los circuitos.
El desgaje de McLaren ha resultado un tiro por la culata, hasta el punto de que la de Woking lleva mojando la oreja a la de Brackley, y con amplitud, desde que se firmó el divorcio entre ambas. La apuesta por levantar el edificio sobre los cimientos de Brawn GP tampoco es que haya sido un éxito, lo de Ross quedó circunscrito a 2009 y se ve que no hay visos de rememorarlo. La enorme cantidad de dinero invertido para atrapar talentos apenas ha servido para recoger algunos saldos. Del Kaiser ya hemos hablado, aunque cabe hacerlo sobre la estúpida supeditación de Nico Rosberg a las necesidades del de Kerpen, lo que ha derivado en la práctica anulación de las posibilidades del hijo de Keke…
Dicho esto, queda mucha sesión por delante y honestamente no debería cerrar la puerta a la posibilidad de que Mercedes AMG se reponga antes de que sea demasiado tarde, pero no la veo, y lo digo sinceramente.
Demasiados problemas, demasiadas sombras, pocas soluciones reales que no pasen por algún que otro fuego de artificio como el S-Duct, y una esperanza que pasa carrera tras carrera en confiar en que Nico ponga el resto porque con Michael sencillamente no se puede contar por el momento. Repito que esto es una simple opinión, basada más en sensaciones que en datos, a pesar de que de estos últimos hay contrastada abundancia, pero como decía al comienzo, la deriva que lleva la de Brackley no preludia nada bueno bajo mi humilde punto de vista.
Os leo.
De un emprendedor a otro: todos estos proyectos que comienzan a lo grande, con una financiación ilimitada y con todos los medios del mundo, siempre me han parecido unos gigantes con pies de barro.
ResponderEliminarLa falta de know-how, de paciencia, de gente nueva e inexperta y de equipos en formación hacen que las ideas no se acaben de redondear, y acaban llegando arriba al mismo ritmo que los que comienzan de una manera más suave y con una financiación que va mejorando poco a poco con el paso del tiempo y del desarrollo de las carreras.
No los veo arriba de momento, y estas cosas sabemos como se manejan desde arriba, no desde arriba del Mercedes, sino desde arriba de la cabeza de Tito Bernie.
Miedo me da.
Saludos