Tiene su tela que una persona te recuerde transcurridos cuarenta y tantos años desde que compartió contigo aula y muchas cosas más. Don Daniel fue mi maestro cuando llegué al colegio Santa María de Portugalete, el primero de todos los que vinieron después, y sin duda el que mayor impronta me ha dejado. Le vi hace unos años ya, en Las Arenas, y cuando me acerqué a estrecharle la mano preguntándole ingenuamente por si me reconocía, para mi sorpresa no titubeó un instante en pronunciar correctamente mi apellido...
En mi pequeña vida de docente, que la tuve en las Esclavas del Sagrado Corazón de Bilbao y en algunas academias que me sirvieron de inevitable puente a mi vida profesional, he puesto siempre mucho cuidado en no olvidar jamás que el último eslabón de la cadena también forma parte de ella, como me enseñó precisamente don Daniel.
Más allá del detalle que supone para una alumna o alumno del fondo que se sepan reconocidos por su profesor y que a cuenta de ello les brillen los ojos ante tan inesperado milagro, lo que hay es un profundo respeto en modalidad pago por adelantado. No sabéis cómo sabe de bien que transcurridos los años, una preciosidad que pone en alerta con sus curvas al concurrido paso de cebra que espera pacientemente a que el semáforo se ponga en verde, te salude efusivamente y sin ningún sonrojo desde el otro lado de la calle, para plantarte dos besos en los carrillos en cuanto has cruzado y a renglón seguido llamarte por tu nombre de pila, aunque apenas la recuerdes como un esbozo de niña adolescente embutida en su uniforme y coronada por dos trenzas; o que otra te enseñe embelesada su último retoño, o te comente con orgullo que ejerce de procuradora; o que compartas café con alguien a quien conociste en pantalones cortos y es capaz de llevarte la contraria en amena conversación.
Más allá del detalle que supone para una alumna o alumno del fondo que se sepan reconocidos por su profesor y que a cuenta de ello les brillen los ojos ante tan inesperado milagro, lo que hay es un profundo respeto en modalidad pago por adelantado. No sabéis cómo sabe de bien que transcurridos los años, una preciosidad que pone en alerta con sus curvas al concurrido paso de cebra que espera pacientemente a que el semáforo se ponga en verde, te salude efusivamente y sin ningún sonrojo desde el otro lado de la calle, para plantarte dos besos en los carrillos en cuanto has cruzado y a renglón seguido llamarte por tu nombre de pila, aunque apenas la recuerdes como un esbozo de niña adolescente embutida en su uniforme y coronada por dos trenzas; o que otra te enseñe embelesada su último retoño, o te comente con orgullo que ejerce de procuradora; o que compartas café con alguien a quien conociste en pantalones cortos y es capaz de llevarte la contraria en amena conversación.
No me distraigo. La parrilla es como un aula y está bien que hablemos de los primeros espadas, de los aventajados, pero convendría que la peña se mojara hablando también de los que hacen masa cubriendo la espalda de los cuerpos de elite, más que nada, porque hablar de lo que ya han hablado otros (muchos, Autosport entre ellos) supone jugar con ventaja y la parte fácil del asunto.
Hay que bajar a la arena y explicar también las soluciones que aporta la morralla, el grueso de la embestida, los sin nombre, los parias, porque ahí es precisamente donde se miden los auténticos profesores, que tenemos demasiados, demostrando el nivel de apuesta que soportan sus conocimientos, viendo donde los demás no ven o afirmando donde otros refutan.
Una última cosa que viene al hilo. Don Daniel me puso mala nota porque a su parecer yo siempre llegaba rezagado a la fila del recreo. Mi madre, doña Matilde, para más señas la de las mejores croquetas del mundo, le encaró defendiendo a su hijo, obviamente yo, de nuevo, afirmando que si no hay últimos, jamás habrá primeros.
Estimado Jose,
ResponderEliminarcada día busco ansioso tu blog por si hay algo nuevo. De lo que hablas, es de la vida. Sí, de la vida. La F1, que nos hipnotiza, lo consigue por ser un reflejo de muchos aspectos no visibles de la vida. Sólo entre tus lineas he podido encontrar poesía (no sólo pasión o conocimientos técnicos, que también) y optimismo, en un mundo de tecnología, egos, hipocresías, pero también nobleza, obstinación, valentía, talento y osadía.
Gracias por ofecernos tanto a tantos. Suerte tenemos de haber encontrado este oasis.
Mi más sincera admiración.
Javier Ramos
Hoy me has tocado la fibra sensible.Son muchas vidas las que forman cada mundo y seguramente las mejores historias están donde no apuntan los focos.Solo discrepo en lo de las croquetas: Las mejores son las de Alicia, mi madre :). Buen finde.
ResponderEliminarJosetxu o el arte de escrbir.
ResponderEliminarCuando la F1 es una mera excusa para demostrar oficio y para llegar al que lee.
Gracias ;-)
Buenas tardes.
ResponderEliminarJavier ;) Muchísimas gracias por la parte que me toca. Siempre he dicho que «escribo» sobre F1 y con vuestro apoyo sospecho que seguiré haciéndolo mientras la vida siga estando ahí ;)
Gring ;) XDDDD Podemos quedar en Eau Rouge armados con dos tapers, y comprobarlo XDDDD
Concha ;) Hay días que me suelto el poco pelo que tengo en la cabeza, y salen este tipo de cosas :P
Un abrazote
Jose