miércoles, 20 de julio de 2011

When Ginny kissed Harry [Reloaded]


Juego pésimamente al ajedrez porque carezco de la necesaria paciencia, lo que me pone en la tesitura de albergar la duda razonable de que si fuera el caso que tuviera frente al tablero la misma que muestro ante otros campos de batalla que frecuento, a lo mejor era farero y no lo que soy, porque ya se sabe que los faros están ineludiblemente relacionados con el noble arte de mover 16 fichas sobre 64 casillas para vencer al rival mientras se comparten el silencio, una copa, y un buen cigarro o una buena pipa.

Huele a mar y a tierra mojada. Estoy definitivamente en la nueva casa de Gorliz y ha llovido esta tarde.

Estos días pasados los he consumido reponiéndome de los quince o veinte anteriores, mientras ordenaba mis cosas y recobraba una tranquilidad que creía olvidada, y he pensado, mucho, en lo que queda de campeonato y en cómo todo el mundo está tomando posiciones frente a lo que nos queda de sesión. También lo he hecho sobre el ajedrez.

2011 comenzaba mal para Ferrari, pero la de Maranello se ha repuesto furtivamente en Silverstone. Lógicamente, hasta este próximo fin de semana todo ha quedado en suspenso porque hay que tenerlos muy bien puestos para aventurarse a decir por dónde sonarán los tiros, después de que el sólido castillo de naipes que hemos tenido delante hasta el G.P. de Gran Bretaña, se ha venido abajo por un inoportuno golpe de brisa.

Así, donde antes había graves problemas de diseño y notables carencias identitarias que afectaban a las estrategias; donde antes existía una excesiva dependencia de una historia que no tenía respaldo en el presente; donde antes el pasado pesaba como una losa, hoy apenas hay algo sobre la renovación de Massa y algunas palabras del General Montezemolo sacando pecho y pidiendo calma, mientras el ruido ambiental llena de contenido el enorme vacío que nos rodea...

La partida ha sufrido un leve cambio que puede resultar importante. Las negras han ganado por primera vez la iniciativa. Entiendo los enroques, aunque siempre los he considerado una mala manera de ejercer la defensa. Juego pésimamente al ajedrez, pero intuyo que Ginny acabará besando a Harry en los labios, sencillamente porque en la F1 todo es posible.

1 comentario:

  1. Antes que nada felicitar a nuestro querido anfitrión y agradecer el preciado licor que destila para nosotros en cada una de sus entradas. Espero no aguarlo demasiado con mis cubitos. ;-)
    Como el verano pasado me cuesta encontrar un momento para ponerme al día y comentar, lo haré volviendo sobre las últimas entradas. Hablaré de las otras partidas de ajedrez que se están disputando, considéralo hipótesis especulativas. Un mes después lo retomo casi donde lo dejé.
    ¡Saludos al anfitrión y a los invitados!

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