Algo me dice que este próximo G.P. de Europa va a ser como para enmarcar, no tanto por el escenario, que será el mismo de todos los años, ni por la utilización de los DRS y KERS, ni tan siquiera por los benditos neumáticos Pirelli o por la obligación de que los mapas motor sean los mismos el sábado y el domingo... Intuyo que va a ser especial porque huele a final, a última oportunidad, a combate entre David y Goliat, entre Aquiles y Héctor, a definición de por dónde han de ir los tiros a partir de Gran Bretaña, a Ferrari intentando cornear a Red Bull como no pudo hacerlo en Mónaco o en Montreal.
Personalmente no creo que sea para tanto, ¡ea, lo admito!, a pesar de que acepto que como el Nano no salga con una renta positiva de la cita valenciana sobre Sebastian Vettel, aunque sea pequeña, vamos a pasar las de Caín hasta que termine todo, y el tránsito se nos va a hacer largo de narices, no tanto por lo oscuro del horizonte que se abriría hasta el inicio del campeonato 2012, sino por la cantidad de mala gaita que se va a desatar contra el asturiano y la rossa.
En fin, para qué voy a negar a estas alturas de la película que el pesimismo me sirve de acicate. Si las cosas salen mal el domingo, seguro que andaré por aquí el lunes intentando pintar el cielo de color azul cerúleo intenso, con brocha gorda si se tercia, porque mis cuentas siguen barruntando oportunidades razonables para Fernando al menos hasta Alemania, y algo más aventuradas hasta Bélgica.
Ahora bien, si salen como espero que salgan, como deberían salir después de lo visto en Malasia, en Mónaco y en Canadá...
Sí, la carrera de Valencia va a ser como para enmarcar, porque por primera vez desde que se inauguró el Valencia Street Circuit, la ciudad del Turia va a servir de telón de fondo a una batalla por algo sustancial en F1, y no el tedioso escenario anclado en el verano al que nos tenían acostumbrados. Sobre su asfalto se van a jugar los cuartos al menos cinco pilotos con aspiraciones. Puede que alguno empiece a quedar dramáticamente descolgado. En todo caso, el G.P. de Europa por fin va a dejar de ser una partida de dominó en mitad del desierto, bajo la solana y el vuelo de las moscas.
En tierra de moros y cristianos, Tariq eleva su plegaria porque así sea.
Personalmente no creo que sea para tanto, ¡ea, lo admito!, a pesar de que acepto que como el Nano no salga con una renta positiva de la cita valenciana sobre Sebastian Vettel, aunque sea pequeña, vamos a pasar las de Caín hasta que termine todo, y el tránsito se nos va a hacer largo de narices, no tanto por lo oscuro del horizonte que se abriría hasta el inicio del campeonato 2012, sino por la cantidad de mala gaita que se va a desatar contra el asturiano y la rossa.
En fin, para qué voy a negar a estas alturas de la película que el pesimismo me sirve de acicate. Si las cosas salen mal el domingo, seguro que andaré por aquí el lunes intentando pintar el cielo de color azul cerúleo intenso, con brocha gorda si se tercia, porque mis cuentas siguen barruntando oportunidades razonables para Fernando al menos hasta Alemania, y algo más aventuradas hasta Bélgica.
Ahora bien, si salen como espero que salgan, como deberían salir después de lo visto en Malasia, en Mónaco y en Canadá...
Sí, la carrera de Valencia va a ser como para enmarcar, porque por primera vez desde que se inauguró el Valencia Street Circuit, la ciudad del Turia va a servir de telón de fondo a una batalla por algo sustancial en F1, y no el tedioso escenario anclado en el verano al que nos tenían acostumbrados. Sobre su asfalto se van a jugar los cuartos al menos cinco pilotos con aspiraciones. Puede que alguno empiece a quedar dramáticamente descolgado. En todo caso, el G.P. de Europa por fin va a dejar de ser una partida de dominó en mitad del desierto, bajo la solana y el vuelo de las moscas.
En tierra de moros y cristianos, Tariq eleva su plegaria porque así sea.
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.