Entre las frases que se atribuyen a Groucho Marx, está aquella que dice más o menos: «En la vida hay cosas más importantes que el dinero, ¡pero cuestan tanto!»
El caso es que Adrian sueña con un KERS a la altura de su RB7, y ha admitido recientemente que no ha sido posible lograrlo porque su escudería no ha utilizado suficientes ingenieros en su desarrollo, vamos, que el presupuesto da para lo que da y la confianza que tiene el equipo en las dotes como malabarista del británico, supera con creces las ganas de gastar en cachivaches que todavía no han demostrado lo que se les presupone.
A los datos me remito para sostener que Red Bull no ha andado muy descaminada a la hora de abordar este asunto. A pesar de que la FOTA ha acusado a la austriaca de pasarse por el arco del triunfo el límite presupuestario, lo cierto es que con un KERS muy devaluado (sobre todo en el coche de Mark), o inexistente en algunos casos, el RB7 ha venido muy sobrado en este inicio de temporada sin necesitar apoyos extra para su motor, lo que me recuerda a Flavio sugiriendo que el trasto serviría muy bien como ancla para su yate, o incluso a Ross, quien decidió dejar para los pardillos el espíritu de la normativa que trajo el KERS bajo el brazo, mientras vigilaba que se afinase su piano a puritito oído.
Total (no me distraigo), que los de la bebida energética pueden estar gastando más de lo pactado, pero en vaya usted a saber dónde, y comento este particular porque en este escenario me ha sorprendido leer al propio Brawn decir que Mercedes GP no tiene suficiente presupuesto para luchar con la austriaca o la italiana, lo que en cristiano viene a significar que los alemanes, este año, no saben ni por dónde les da el aire, y eso que el MGPW2 es un clon bastante molón del RB7, que Ross es británico, como Newey, que sus monoplazas llevan el mismo motor que el MP4/26 y KERS, y encima, el Kaiser va al volante de uno de ellos...
A todas luces las cuentas no salen. Como sabemos, el asunto económico, siempre espinoso, está en la base de la actividad deportiva en F1, aunque a veces viene a delatar que no es oro todo lo que reluce.
Si hace falta una cabeza bien amueblada para el diseño de monoplazas (los dos británicos a los que he aludido más arriba son inmejorables ejemplos), en la actualidad, si las ideas no se respaldan con abundancia de dólares o euros parece que no hay manera de sacar pecho, ni en el paddock ni en la pista, pero siempre y cuando se inviertan adecuadamente, porque a la vista está que si la perspectiva de inversión es incorrecta, los resultados sencillamente no afloran.
Lewis Hamilton dijo hace no demasiado que McLaren es una escudería y que Red Bull no hacía coches, sino refrescos, y tal vez en las palabras del campeón del mundo de 2008 tengamos el quid de la cuestión que nos ocupa, porque posiblemente estemos asistiendo a un fenómeno que está cambiando el paradigma en que hemos vivido inmersos hasta hace relativamente poco, que atiende a la concepción de la F1 más empresarial que deportiva, y del que poco sacaremos en claro como no cambiemos de perspectiva, porque sencillamente tiene muy poco que ver con lo que conocemos.
Renovarse o morir, como diría aquél...
Mientras decido si me gusta o no el panorama que surge en el horizonte, ¡disculpe señora que no me levante!
El caso es que Adrian sueña con un KERS a la altura de su RB7, y ha admitido recientemente que no ha sido posible lograrlo porque su escudería no ha utilizado suficientes ingenieros en su desarrollo, vamos, que el presupuesto da para lo que da y la confianza que tiene el equipo en las dotes como malabarista del británico, supera con creces las ganas de gastar en cachivaches que todavía no han demostrado lo que se les presupone.
A los datos me remito para sostener que Red Bull no ha andado muy descaminada a la hora de abordar este asunto. A pesar de que la FOTA ha acusado a la austriaca de pasarse por el arco del triunfo el límite presupuestario, lo cierto es que con un KERS muy devaluado (sobre todo en el coche de Mark), o inexistente en algunos casos, el RB7 ha venido muy sobrado en este inicio de temporada sin necesitar apoyos extra para su motor, lo que me recuerda a Flavio sugiriendo que el trasto serviría muy bien como ancla para su yate, o incluso a Ross, quien decidió dejar para los pardillos el espíritu de la normativa que trajo el KERS bajo el brazo, mientras vigilaba que se afinase su piano a puritito oído.
Total (no me distraigo), que los de la bebida energética pueden estar gastando más de lo pactado, pero en vaya usted a saber dónde, y comento este particular porque en este escenario me ha sorprendido leer al propio Brawn decir que Mercedes GP no tiene suficiente presupuesto para luchar con la austriaca o la italiana, lo que en cristiano viene a significar que los alemanes, este año, no saben ni por dónde les da el aire, y eso que el MGPW2 es un clon bastante molón del RB7, que Ross es británico, como Newey, que sus monoplazas llevan el mismo motor que el MP4/26 y KERS, y encima, el Kaiser va al volante de uno de ellos...
A todas luces las cuentas no salen. Como sabemos, el asunto económico, siempre espinoso, está en la base de la actividad deportiva en F1, aunque a veces viene a delatar que no es oro todo lo que reluce.
Si hace falta una cabeza bien amueblada para el diseño de monoplazas (los dos británicos a los que he aludido más arriba son inmejorables ejemplos), en la actualidad, si las ideas no se respaldan con abundancia de dólares o euros parece que no hay manera de sacar pecho, ni en el paddock ni en la pista, pero siempre y cuando se inviertan adecuadamente, porque a la vista está que si la perspectiva de inversión es incorrecta, los resultados sencillamente no afloran.
Lewis Hamilton dijo hace no demasiado que McLaren es una escudería y que Red Bull no hacía coches, sino refrescos, y tal vez en las palabras del campeón del mundo de 2008 tengamos el quid de la cuestión que nos ocupa, porque posiblemente estemos asistiendo a un fenómeno que está cambiando el paradigma en que hemos vivido inmersos hasta hace relativamente poco, que atiende a la concepción de la F1 más empresarial que deportiva, y del que poco sacaremos en claro como no cambiemos de perspectiva, porque sencillamente tiene muy poco que ver con lo que conocemos.
Renovarse o morir, como diría aquél...
Mientras decido si me gusta o no el panorama que surge en el horizonte, ¡disculpe señora que no me levante!
Veremos si es cierto que Red Bull puede perder hasta medio segundo sin su mapa de motor "especial".
ResponderEliminarLa verdad es que viendo los tiempos que hacen en los libres, donde no parece que convenga usarlos por el desgaste de motor que supone, por ahí podría ir la cosa.
En ese caso, serían adelantados en clasificación por Ferrari y Mercedes. Exceptúo a McLaren porque es una incógnita hasta qué punto su notable mejoría no se debe al éxito en copiar la idea de Red Bull.
Yo tampoco estoy seguro de ello y lo más probable es que tengan algo en la recamara para compensar este tema.
ResponderEliminarBuenas noches.
ResponderEliminarAficionando ;) De momento, nada de nada. Nos hemos quedado como estábamos, aunque con Mclaren algo más descolgada XDDDDDD
Seeyouinthenextlife ;) Yo incluso apostaría a que no utilizaban un mapa motor distinto XDDDDD
Un abrazote
Jose
Bueno, en realidad Ross Brawn no es un diseñador sino un constructor y gestor de equipos como la copa de un pino. Pero bueno, aceptaremos pulpo... :P
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarCgomezmoreno ;) Ross no es pulpo, hombre XDDDDD, es ingeniero y era el «director técnico» en Honda antes del nacimiento de Brawn GP ;)
Un abrazote
Jose