Top Gun

El programa Top Gun es algo mucho más serio que la edulcorada propuesta cinematográfica interpretada por Tom Cruise para su enaltecimiento como héroe de masas, porque la cosa viene de algo tan crudo como la guerra del Vietnam, real como la vida misma, y de la necesidad de que los aviadores norteamericanos se acostumbraran a utilizar convenientemente el abanico de armas que la NAVY había puesto a su disposición para el combate aéreo. Pero como suele acostumbrar a pasar, la idea original se fue al carajo en cuanto se impuso la cruda realidad, de manera que el programa, al poco de iniciarse, vino a demostrar su idoneidad para destacar a los pilotos que mejor aguantaban la presión. ¡Todo un hallazgo!

Viene todo este rollo a cuento porque quedan cinco carreras y a pesar de las voces en contrario, no tienen más visos de triunfar los que disfruten de mejores máquinas, sino aquellos que sepan manejarlas mejor bajo una presión que para los aficionados resulta sencillamente inimaginable.

La cosa de aquí a que termine todo va a pasar por tirar de calculadora y tila, y sabiendo que hay quien ya ha levantado la voz alertando de que Fernando se va a poner en posición Prost en vez de Senna, como si hacerlo en el modo del tetracampeón francés desmereciera cuando el brasileño se las traía con abalorios haciendo cuentas, cabe sintetizar el tema en que el desenlace va a depender, sencilla y llanamente, de cómo gestione cada uno de los pretendientes al título la presión de cada prueba que queda.

¡Ahí es nada! Lo sé, y sé perfectamente que en eso consiste, y que lo saben también el Nano y cada uno de sus rivales, y que ahí está precisamente la gracia.

Quedan cinco carreras de diecinueve, una nada o un mundo, según como decidamos verlo. En todo caso un trecho o un repecho en el que algunos desfallecerán y otros encontrarán la posibilidad de renovar sus fuerzas. A Hamilton y a Vettel los intuyo poco hechos para afrontar la apuesta, y lo digo con la mano reposada en el pecho, porque en un juego de hombres, estos dos ases prematuros me suenan a demasiado niños. ¡Ojalá me equivoque!

Button, Webber y Alonso son harina de otro costal. El británico por temple, el australiano por arrojo, y el español por calidad y por un algo más que le acompaña siempre como si fuese su sombra…

Si tuviera que elegir mi particular Top Gun, me quedaría con estos tres últimos porque han sabido demostrar a lo largo y ancho de la temporada que además de saber manejar sus respectivas armas, se han atado los machos para aguantar perfectamente la presión originada en el seno de sus propios equipos y en sus inmediaciones.

No tengo ni puñetera idea de qué lugar ocuparán cada uno de ellos cuando termine este asunto, pero albergo la firme intuición de que terminarán los tres en los tres primeros puestos de la tabla de pilotos cuando concluya todo. ¡Al tiempo, que queda poco!