Director's cut

El personal anda escamado con Bernie porque resulta demasiado obvio en sus montajes, vamos, que en Cannes, Berlín, Venecia o San Sebastián, no le darían ni el premio de consolación al realizador más bisoño.

Tampoco es que me haya pillado de nuevas el asunto, pero con tanta botella comiendo planos y secuencias enteras en Valencia, mientras lo interesante, lo del Safety Car y Hamilton, apenas salía en pantalla unos breves segundos y duraba lo que el agua en una cesta en Youtube, la mosca que ha hecho de mi oreja su lugar preferido ha empezado a parecer un tábano, pues le importa un pimiento que yo me haya dado cuenta de su molesta presencia. ¿Y qué queréis que os diga tras la impecable realización que pudimos disfrutar en Silverstone a pesar de que se nos escamotearon interesantes tomas que hemos ido recuperando como hemos podido gracias a la contribución desinteresada de la comunidad de internautas?

Con estos datos y las maniobras de Charlie Whiting, la cosa de que Ecclestone nos da gato por liebre en cuanto tiene ocasión adquiere visos de convertirse en una realidad incontestable, de manera que incluso se podría barruntar que él tiene la llave que convierte unas carreras en pedruscos indigestos y otras en épicas hazañas, bajo el sol o bajo la lluvia, en el desierto o en la iluminada Singapur, y que la maneja a conveniencia, la coño llave, digo, porque adelantamientos, lo que se dice adelantamientos, sigue habiendo más o menos los de siempre en todos los trazados, o sea, pocos.

Tengo en mis manos el DVD correspondiente al G.P. de Gran Bretaña, pero he echado en falta la advertencia en su portada de que el contenido del disco corresponde al Director's cut, término que como bien sabéis viene a significar que es la versión que el director de la película da por buena y definitiva. Y como esto es lo que va a quedar en los anales de la historia de la F1, nos pongamos como nos pongamos, creo pertinente y necesario reclamar tal tipo de aviso, porque a lo peor los que siguen nuestras huellas perseveran en seguir llamándonos locos por afirmar que ocurrieron cosas que sencillamente han desaparecido del mapa para dejar sitio a las polémicas estériles y a la morralla que tanto le gustan al presidente del FOM, igualito que hacen ahora los que nos tildan de conspiranoicos a pesar de que Fernando Alonso ha sido catalogado ayer mismo y por sus propios rivales, como el mejor piloto en activo.

Bien mirado no sé de qué demonios nos extrañamos, porque Bernie hace tiempo que se retrató al sugerir que Max Mosley podría ser un buen primer ministro británico, o al justificar de aquella manera que los regímenes totalitarios son más útiles que las democracias para el ciudadano: porque resuelven sus problemas.

Aunque no creo, como le acusaron algunos, que Hitler fuera su venerado icono de cabecera, sino Stalin, y aquella manera tan suya de eliminar a sus oponentes políticos llegando incluso a falsificar fotografías en las enciclopedias, y es que nadie como el soviético para comprender que la historia la escriben los que ganan, los que tienen la sartén por el mango, los únicos que realmente pueden hacerlo.