¿Y Fernando?

No tengo palabra, ni remedio. Me iba para la cama a ver El Intermedio, cuando he recordado que lo dan en La Sexta, y no me lo he pensado dos veces, como en los tiempos en que hacía mis pinitos contestatarios en Bellas Artes, así que me he vuelto al ordenador a escribir sobre F1, que es lo que realmente me gusta, no sea que entre unas y otras cosas acabe haciendo lo que otros quieren que haga, cuestión a la que me he mostrado reacio desde que tengo uso de razón.

Terminaba mi entrada del domingo pasado con una serie de preguntas que pretendía concluir el lunes, pero como lo del RB6 estaba a punto de caramelo, comenzaba la semana soltando una de mis extrañas teorías de aerodinamicista casero que puede ser hábilmente homenajeada por algún periodista de esos medios grandilocuentes que sacan pecho sin mencionar sus fuentes, y que aprovechan la mínima para meter el puño en la boca a cualquiera que no tenga los pertinentes derechos (¡joder con los derechos!), o que se cascan noticias cocidas aquí o allí, como ya ocurriera con lo de Julio González-Pola y con alguna otra cosilla que me callo por no sacarlo yo, sin una miserable alusión respetuosa a quienes desbrozamos el campo para que ellos siembren.

Toda vez que me enorgullece participar en este sarao sin ánimo de lucro en el que los de a pie tratamos de llenar lagunas y mejorar el criterio conque disfrutamos de nuestro deporte, y en el que participan también periodistas que son buena gente y a los que no les importa delatar sus amistades y sus raíces, y aún bajar a la arena cuando pueden para discutir con aficionados sin despeinarse (sus nombres no me caben, lo siento, pero sabéis de sobra a quiénes me refiero porque de vez en cuando se me escapa un Charly, un David, un Bruno, un Manu…), pues como que ayer tocaba arrimar el hombro en el temporal que está sacudiendo al Efecto Suelo de Jorge, web que aporta lo suyo al tinglado. Total, que se me estaba pasando el arroz, y me he dicho que qué mejor momento que esta noche para terminar la paella al Number Seven preparada desde hace días.

Fernando, sí, la última pregunta que me quedaba era ¿y Fernando?

A estas alturas de la película, con Mónaco en capilla, como que incluso podría insinuarse que llego tarde, aunque espero resolver la papeleta, ya que a pesar de que nuestro asturiano parece volver a navegar en aguas turbulentas, con poco vehículo, vamos, y para colmo habiendo perdido por memeces la ventaja obtenida en las dos primeras carreras, yo veo el futuro con meridiana alegría, como casi siempre.

Sin ir más lejos, el domingo pasado la Virgen de Covadonga le venía a ver en Barcelona (¿quién sabe si del brazo de La Moreneta?), descolocando a Lewis Hamilton (¿quién sabe si al que descolocó realmente fue a Saint George, con alguna artera maniobra femenina?), circunstancia que permitía a nuestro compatriota terminar segundo. Pero el caso es que las voces de medio mundo resaltaban este hecho sin duda fortuito y crucial, a la vez que alababan de diferentes maneras las gestas de Vettel hacia atrás (bueno, no tanto, que el catálogo de celebridades destacadas se terminaba con el Kaiser), cuando en realidad la salida del británico aupaba en un peldaño a todo el pelotón.

A lo que iba. ¿Tan mal lo está haciendo Alonso? ¿Tan pésimamente lo está llevando Ferrari? ¿Hay lugar para tan temprana alarma? Yo diría que no. Aunque el efecto lupa nos hace temer siempre lo peor, Fernando está segundo en la tabla general de pilotos, y quedan por delante 14 carreras si Corea llega a tiempo, razones sobradas para el optimismo, creo, porque como reza el dicho popular: hasta el rabo, todo es toro.

Os leo mañana, voy a ver cómo termina El Hormiguero.