Ocultando cartas

La timba en la trastienda de la funeraria Silent Time está preparada. Si estuviéramos invitados sólo haría falta que nos acercáramos al gorila que custodia la entrada para decirle en voz baja: ¡Si yo estoy bien, tú estás bien!

La contraseña no tiene mucho misterio, para qué vamos a engañarnos, más o menos como todas las contraseñas que hasta hoy han existido, porque consiste en una conjunción de palabras que sólo tiene sentido para los que las dictan y para el que las escucha, y ¡ojo con recitarlas bien y ajustadas a contenido!, porque de otra manera podemos dar con nuestros huesos en cualquier vertedero de basuras de las afueras de Blacksville.

Decía que la timba está lista y que mañana por la mañana se jugará la primera mano porque Ferrari va a enseñar pecho saliendo la primera al ruedo, y no vale lo de Mercedes del lunes pasado porque era un amago al auditorio… ¡Al diablo se le ocurre presentar el nuevo equipo con el viejo BGP001 disfrazado de plata! Lo mismo que el anuncio en que Schumacher conduce un Mercedes rojo, así, para que nos quedemos de un aire y no sepamos a qué palo jugamos…

A lo que iba. Mañana, mañana, mañana es el gran día y podremos dejar de devanarnos los sesos, que ya iba haciendo falta, porque veremos por fin el Ferrari de este año, la primera de las bestias pardas que circularán por los circuitos del mundial 2010, la misma que en unos días, llegará a Cheste, y no es casualidad que sea la de Maranello, ya que en casa saben que cuentan con el mejor piloto del momento y van a tratar de aplastar sicológicamente a los rivales para que se vayan palpando la ropa, porque en eso consisten los prolegómenos de las grandes partidas de póquer, en medirse, en avisarse, en ocultar las cartas, en dinamitar las estrategias preliminares de los contrarios para encontrar pie donde comenzar a vencerlos.

Adrian, que sigue siendo un jodido impenitente y que sabe de qué van estos saraos, ha preferido retrasar la cosa y poner a Red Bull al pairo del viento levante que acaricia las costas del oriente español, y llegará tarde, como digo, jugándoselo todo o casi todo a una carta menos que el resto, pero con parecidas o idénticas posibilidades que el año pasado, o con más ¡qué coño!

Poco a poco irán desfilando todos los equipos, incluso ése McLaren que retornará a sus orígenes sembrando de naranja neozelandés la sede de Woking, y es que como he dicho, la cosa pasa por acojonar al contrario con lo que sea menester o necesario.

La timba se estrena mañana. La trastienda de la funeraria Silent Time se irá completando a mediados de la semana próxima, y si estuviéramos invitados sólo haría falta que nos acercáramos al oído del gorila que protege la entrada para susurrarle: ¡Si tú estás bien, yo estoy bien!

¡Merde! ¡Si yo estoy bien, tú estás bien!, ésa es la contarseña correcta, ¡demonios!