Ha habido momentos durante este año, en los cuales he llegado a pensar que Virgin había entrado en la F1 un poco para pasar el rato, pero veo que me equivocaba.
Su irrupción como patrocinador estrella de Brawn GP, durante la celebración del Gran Premio de Australia, no dejó indiferente a nadie. Transcurrido el tiempo, se solidifico la imagen de compañera de fatigas de la escudería británica, sin que nada pareciera augurar que su presencia pudiera llegar a más. Es cierto que hubo algún momento en que se escenificaron algunas desavenencias entre Richard Branson y Brawn GP, que pusieron sobre el tapete la posibilidad de una ruptura que por fortuna nunca llegó a concretarse, pero en líneas generales podemos decir que las dos marcas han hecho sus respectivos deberes en paz y armonía.
Al hilo de lo que comentaba ayer, la figura que ha mostrado Virgin junto a Brawn, me parece que no encaja con la evidenciada recientemente al saberse que Manor GP pasará a llamarse Virgin GP (así aparece en la lista provisional de participantes para 2010, que ha hecho oficial la FIA a finales de mes), porque el magnate Branson no es un tipo que desperdicie oportunidades tan asequibles como las que supuestamente se planteaban alrededor del equipo de Ross a primeros de año.
Una escudería nueva, reluciente, inmaculada, británica, con una infraestructura de primera línea (heredada de Honda), con el visto bueno de la FIA y el FOM, con un staff aquilatado, con dos pilotos solventes, pero sin patrocinio, suponía un regalo caído del cielo que merecía una apuesta mayor que la de poner unas pegatinas de vinilo durante unas pocas carreras por ver qué pasaba, dejando para más tarde el cierre definitivo del contrato de colaboración.
No, demasiado sencillo de leer, si me lo permitís. Incluso bajo la perspectiva de los que ahora quieren ver en lo sucedido una tentativa que ha encandilado al caprichoso Branson hasta el punto de llevarle a hacerse con Manor GP para probar suerte más en serio, no se sostiene perder una oportunidad tan clara de colocarse en la F1 como la que ha dilapidado Virgin con Brawn. No, no es el estilo del rubiales, ni corresponde a su forma de moverse en el mundo de los negocios como uno de sus más hábiles tiburones.
La que sí encaja es la manifestada a cuenta de Manor, por las bravas y con dinero suficiente, una apuesta en toda regla por hacerse notar en este deporte, que se concreta en que el equipo se denominará con el nombre de quien es socio mayoritario. Con contundencia y cierto puntito de arrogancia, vamos, al estilo de don Richard Branson.
Así las cosas me ha dado por seguir pensando en que hay todavía mucho gato encerrado en el paso en menos de un año de Honda a Mercedes-Benz vía Brawn GP, y que lo que ahora parece un error de cálculo de Virgin pudo muy bien no serlo si su multimillonario presidente encontró dificultades insuperables al mostrar su intención de hacerse con la escudería de Ross como acaba de hacer con Manor.
Admiro la trayectoria del dueño de Virgin pero no lo recibiría con los brazos abiertos porque se ha beneficiado como el primero del río revuelto de este año, sin embargo tu perspectiva no parece muy desbarrada. ¿Podrías ser más directo en tus insinuaciones? Yo lo agradecería :D
ResponderEliminarJofre
Buenas tardes.
ResponderEliminarJofre ;) Yo también la admiro, después de lo escrito no podría negarlo, pero no recibo su figura con los brazos abiertos, sino su forma de entender la timba XDDDDDD
En cuanto a lo de las insinuaciones, de momento sólo pueden ser pespuntes sobre algo que me mosquéa, y lamento no poder ser más conciso, pero sí, cada vez veo más claro que si Virgin no se hizo con Brawn fue porque la escudería de Ross tenía otros planes :P
Un abrazo
Jose