Mis conclusiones [Brawn]

Obviamente, no me equivocaba en mis presunciones sobre Brawn GP, porque gracias a Dios tengo dos dedos de frente y por tanto me encontraba entre el 99,9% de aficionados que pensaban que lo que podìa ocurrir sucedería irremediablemente.

Dicho esto, el equipo de Ross Brawn ha dado sopas con honda a toda la parrilla, aprovechando de manera magistral la ventaja obtenida a comienzos de la sesión, gestionándola de forma convincente hasta su término. No obstante, y como bien sabéis, he echado de menos algo más cintura en el muro a la hora de dejar que el deporte (parte sustancial de este negocio, no lo olvidemos) hiciera lo que tenía que hacer para disfrute de todos.

Así las cosas, si en la primera parte del campeonato resultaba correcta la apuesta por Jenson Button, a partir de que el correoso Barrichello intentara sentar sus reales en Barcelona, la cosa ha resultado demasiado chusca como para no dedicarle al menos unas líneas. No, no me ha parecido bien el trato que se ha dado al brasileño, ni por él, ni por el deslucimiento que ha provocado en la figura de su compañero británico.

Con todo, hay que destacar que el equipo ha sabido trabajar al unísono en aras de conseguir el doblete, y en este sentido, cabe decir que bien está lo que bien acaba. El BGP01 partía de un planteamiento muy cercano al del R29, sigo pensándolo, aunque con el apoyo delantero algo más retrasado que en el caso del vehículo de Renault, pero contaba con las ventajas del doble difusor, de la ausencia del KERS, y de un reparto de lastres que lo han convertido en una máquina eficaz que apenas pestañeaba a su paso por curva, y que para colmo iba propulsado por el motor más eficiente de 2009.

En este orden de cosas, tanto Button como Barrichello han sabido sacar de él lo mejor que llevaba dentro incluso ante la respuesta de sus rivales, logrando materializar su incuestionable superioridad desde las primeras de cambio y sabiéndola mantener cuando ha hecho falta. Las cifras así lo atestiguan: 7 victorias absolutas, 4 segundos puestos, etcétera, suponiendo cuatro dobletes (tres de ellos con Button en lo alto del cajón y Rubens a su lado, y uno con los papeles cambiados).

Creo que ante lo comentado sólo cabe quitarse el sombrero.