Jenson, o rey

En este mismo blog, defendí abiertamente a Jenson Button cuando aún militaba en Honda y Brawn GP ni siquiera se sospechaba que llegaría a existir como escudería, y dije de él que no había tenido suerte con los coches que había conducido a partir de 2005 y antes de 2004. Hoy me reitero.

Siempre he tenido la sensación de que Jenson es como Kimi. O mejor dicho, desde que en 2004 se enfrentó en solitario a la todopoderosa Ferrari de Todt, Brawn, Schumacher y Barrichello, intuyo que siendo menos fino y rápido que el finlandés (Kimi es Kimi, lo siento), Button tiene una dimensión oculta que sólo resplandece cuando el vehículo que conduce no le causa quebraderos de cabeza. Ocurrió cuando en aquella bendita temporada que he traído a colación, el BAR Honda BAR-006 (el mejor de toda la serie), un vehículo tranquilo y bien asentado, le permitió cosechar 4 segundos puestos, 6 terceros, 1 cuarto, 2 quintos, 1 sexto y 1 octavo, lo que dice mucho de una regularidad que le llevó a ocupar el tercer puesto en el mundial de pilotos, con un buen puñado de puntos sobre el cuarto clasificado, Fernando Alonso; y ha vuelto a ocurrir este año que ya estamos cerrando, con el BGP001, otro monoplaza bien plantado sobre el asfalto, que a la postre le ha permitido alzarse con la corona de pilotos por primera vez en su vida.

Sin embargo, lo sabéis, me ha molestado la forma en que se han llevado las cosas a su alrededor, porque intuyo que de haber sido posible, Jenson habría mostrado el mismo pundonor que ha exteriorizado cuando conducía coches rematadamente malos, y el mismo temple que ha puesto de relieve en cuanto ha tenido oportunidad, a pesar de las mecánicas (pienso en su primera victoria, con un Honda RA106, en el GP de Hungría de 2006), sin que nadie le ayudara lo más mínimo. Voy más lejos, sin la pacata intervención de su equipo, en leal y equilibrada disputa frente Rubinho, creo, a tenor de cómo comenzó la sesión y de cómo se ha defendido en Monza y en Interlagos, que habría salido airoso de igual manera.

Ahora bien, independientemente de las sensaciones que me haya producido 2009, Jenson ha sido y es un tipo que me cae estupendamente y cuya conducción me convence y me gusta aunque no sea deslumbrante, y por si fuera poco, este año ha sido el piloto que mejor ha sabido aprovechar sus oportunidades, mostrándose agresivo cuando tenía oportunidad y andaba sin rivales, y conservador cuando le ha hecho realmente falta, que es lo que definitivamente cuenta.

En otro orden de cosas, y puesto que hay quien opina que Ross ha pagado su lealtad cuando Honda decidió abandonar la F1, encumbrándolo a lo más alto, me gustaría apuntar que tal vez Brawn haya querido pagar con este campeonato una deuda originada en 2004, cuando Ferrari no tenía rival y volaba sobre los circuitos como si fuese de otro planeta, que a lo mejor lo era.

Sea como fuere, Jenson es el nuevo rey, y se le saluda.