Muerte entre las flores

Habitualmente estoy abonado a que se respeten los títulos originales, sin embargo, en el caso de Miller’s Crossing (La encrucijada de Miller) reconozco que el puntito español de la cosa añadía una vena poética al asunto de la trama, que enfatiza la hermosura de la cinta. Me gusta la película de los Coen, tanto que es de mis preferidas, y aunque no es cuestión de desgranarla por si a alguno le pica la curiosidad y decide regalarse con ella, si puedo desvelar que trata de la complejidad de las relaciones humanas, de cómo lo que dejas para luego te busca para que lo remates así pasen años.

Esta mañana, leyendo El País junto a Cata y el café dominical en el Novelty (Lucio anda de vacaciones merecidas), me he encontrado con que Enric González me devolvía el capote que le tendí el otro día, cuando dije que su firma era una de las pocas razones que encontraba para seguir comprando el periódico en que escribe sin que me dolieran los ciento veinte céntimos que pago por él. El caso es que uno de nuestro mejores periodistas patrios venía hoy a decirnos que Flavio es un mafioso de tomo y lomo, y por ello he tirado esta tarde el pizarrín a la basura; total, para qué seguir escribiendo sandeces si todo el mundo sabe a estas alturas que Briatore no es buena compañía y que con él no conviene hacer negocios porque siempre se pierde…

Viene todo esto a cuento porque con las nuevas noticias, el tema de la semana va adentrándose por derroteros que acojonan. La FIA sabía de la morralla aireada por el clan Piquet allá como antes de Interlagos, pero no encontró tiempo ni razones para buscarlo en eso de investigar si había habido amaño o intentona en Singapur, y el asunto tiene su miga si tiramos del hilo de la cantidad de cosas que habrían cambiado si el máximo organismo que dice dirigir el deporte hubiera hecho lo que sus funciones y emolumentos aconsejan. 

¿Qué queréis que os diga? Lo decía ayer: me dicen que mire hacia un lado y tiro la vista instintivamente hacia la otra mano, por ver si desliza el as que lleva en la manga.

Tanto afán porque Flavio pague las culpas del entramado corrupto me lleva a pensar en por qué ahora y no antes, y a entender que si se hubiera hecho lo que se debía, Singapur debería haber quedado borrada del mapa, y que por ello el campeonato 2008 habría dado un auténtico vuelco, porque mi Felipe y sus 300 serían hoy lo que intuímos que era a pesar del puntito que le metió a Kimi en Turquía, y Lewis lo que sabemos que es.

Mañana han llamado a Fernando a declarar sin estar imputado ni señalado, porque conviene seguir pareciendo que se tira de la manta por puro decoro, y por seguir señalando lejos, no sea que alguno se pregunte si el afán que ha llevado a los ingleses a destruir este deporte no se ha cobrado demasiadas víctimas y muchas de ellas inocentes, pero habrá fumata blanca y nos quedaremos a dos velas porque primará el aquí paz y después gloria que es la seña de identidad de la casa. Todos limpios, todos pringados, todos preparados para la próxima.

Mosley debería haber sido eliminado cuando tocaba y se podía, por mucho espíritu embardurnado de genética cardenalicia y militar que corra por la venas de Montezemelo y sus húsares de pandereta. Hubo un tiempo y un lugar, y se despercidió la oportunidad porque interesaba perderla, y cuando tocaba cerrar filas para hacer frente a la última tropelía del organismo regidor, suenan campanas a muerto a lo largo y ancho de la paramera porque así anda el negocio de los que dicen amar esto y siguen riéndosenos a la cara.

PD. Va por ti, mi querido y estimado Anónimo. Tu incondicional inefable. Mañana leeré a Serras y Villadelprat, descuida.