El tanga brasileño

Uno llega a los cincuenta pretendiendo que lo sabe todo, o casi todo, y descubre con desolación que anda poco puesto en según qué temas. Por haberme dedicado en su momento a deambular por los pasillos de la publicidad, soy consciente de que en cuestiones de ropa interior femenina y lencería conviene tirar de imágenes livianas para enfocar la cosa sin herir susceptibilidades ni levantar ánimos más allá de lo necesario (lo de la masculina es otro cantar, pero desde que Mai descubrió que utilicé una fotografía de David Beckam en calzoncillos, ya no me atrevo); en este orden de cosas, admito que la estampa de los flamencos me ha salvado del mal trago de tener que decir que hasta hace un par de días no tenía ni repajolera idea de que había trapitos que se denominaran tangas brasileños.

Hecho el enfoque correcto y admitida la laguna, quería hablar hoy de los gayumbos de la suerte de mi Felipe, o de manera más precisa: de cómo los ha jubilado definitivamente tras verse obligado a ello por el desgraciado accidente sufrido en Hungría, ya que tras el ejercicio de suprema justicia que se ha marcado hoy la FIA me quedaba pendiente aclarar el por qué íntimo que llevó al paulista a sumarse a la turba que pedía la cabeza de Fernando por lo de Singapur, cuando al parecer el asunto ni le iba ni le venía. Conste que como en lo de los tangas, esto por fin también lo entiendo, y es que sí, sí le iba, porque de haberse hecho las cosas como debieron hacerse, aquella carrera tendría que haber quedado en suspenso y por tanto el título mundial de 2008 alegraría hoy su casa en vez de la de Lewis…

La cosa no es baladí. El británico ha perdido el culo por salvar su honra y la FIA se ha deshecho por aparentar que hacía lo mismo, aunque con peor fortuna. Vamos a ver, a Flavio le han metido un paquete que no sirve ni para pipas; el italiano ya había dicho que se las piraba, que estaba cansado de todo esto, y ahora sólo queda por ver si se anima a contarnos lo que sabe. No sé si habrá memorias, la verdad es que no le veo en tan intelectuales menesteres, pero pildorita va, pildorita viene, Briatore puede acabar con lo que queda de dignidad británica en el paddock a poco que saque la lengua a pasear. Pero no temamos, no todavía, seguro que Ecclestone le busca algo con que animarle a que calle la boca por el bien del deporte (el que sea), of course. Lo de Pat incluso tiene su gracia, porque básicamente le han condenado a prejubilarse, cosa que sin duda ya habrá pactado con Renault. De todas formas, en ambos casos la cosa suena a chiste porque la FIA tiene muy poco margen de maniobra y aún menos incidencia en lo que respecta al futuro de estos dos personajes, pues no están federados y en sentido estricto sus vidas profesionales dependen de cualquiera menos de Max y sus adláteres, así que la cautela aconseja paciencia y buena memoria antes de seguir metiéndose en fregados de mayor calado.

Sobre Fernando y Nelson sí me apetece decir algo con más sustancia. El primero no estaba imputado y ha ido hoy a declarar como testigo de cargo, mientras que el segundo ha quedado como una mierda a la que la inmunidad ha impedido que le prohibieran conducir en competición de por vida, entre otras cosas porque de eso se ha encargado él solito. Vamos, nada que ver lo uno con lo otro, lo que me lleva a afirmar rotundamente que en el fondo, hoy, en La Place de la Concorde, no ha ocurrido nada relevante, como desafortunadamente viene siendo costumbre y síntoma de los tiempos que aquejan a nuestro amado deporte.

Obviamente, Renault ha pactado algo que desconocemos por salvar el pellejo y el negocio (no lo olvidemos); el caso es que ha firmado algo cuyo contenido jamás sabremos, y parece que lo ha hecho como marca, no como equipo. El resto ha sido simple opereta, y bufa, lo habitual, sólo interesante para los que estos días no han dicho nada, y mañana, o cuando resulte conveniente, desplegarán sus dotes analistas para ofrecernos una lectura a toro pasado que será recomendada por cualquier integrista falto de razones (no es un contrasentido, no os creáis), y elevada a canon o cuestión de debate por los que siguen sin atreverse a llamar al pan pan y al vino vino mientras se rasgan las vestiduras o alaban actitudes épicas o molonas. Esto es una porquería, lo sabíamos, y conviene recordar que hay cosas mucho peores, y que quien no se conforma es porque no quiere o anda completamente ciego…

Yo sé que se me olvidará en cuanto los motores rujan de nuevo en Singapur, y a lo peor soy un iluso, como mi Felipe, que sacrificando sus gayumbos y pillándose un tanga brasileño por si había suerte, a tontas y a bobas ha terminado por perder un título a cambio de un respeto que ya no le niega nadie. Y es que a lo mejor se trata de eso y todavía no lo vemos.

Por si me equivoco, que a lo peor sí, me he pedido por Internet un tanga de esos, y me pido también a Ari, aunque sea sólo por si las moscas.