Ayer por la mañana, tras mirarme en el espejo y observar con auténtica sorpresa que no me había convertido en Gregor Samsa, que mis pies y manos estaban en su sitio y que seguía midiendo lo poquito que mido, me dio por pensar que si yo no había sufrido transformación alguna tal vez el mundo sí habría cambiado… para la tarde se me había pasado la euforia.
Este año al que vamos dando palo poquito a poco, está marcado por la cantidad de chascos que nos ha propinado: los dobles difusores, el reglamento falso, Brawn, Red Bull, la posibilidad de escisión, la aurora, el ocaso… Un poco como en la adolescencia a su término, hemos ido descubriendo día a día que todo el monte no es orégano y que nadie da duros a cuatro pesetas (¡qué viejo ha quedado esto!), y sobre todo lo frágiles que somos.
Por otra parte, la de Maranello, con don Luca Cordero di Montezemolo a la cabeza, ha demostrado lo que le interesaba Le Mans, su épica y su estética, condenando al actual campeón de la prueba, Marc Gené, que ejerce de parche en la rossa, a seguir siéndolo mientras un Luca Badoer tan insulso como siempre, sustituye a mi Felipe por recomendación del Kaiser, y clama a los cuatro vientos que se tomará Valencia como un rodaje, así con dos cogieron, haciendo ostentación estridente del espíritu que asola a La Scuderia desde que dejó de serlo. ¿Y Kimi?
Para terminar el cuadro apocalíptico, la misma Federación Internacional del Automovilismo que ha pasado por alto tantos deslices a su parecer asumibles e inocuos, que clamó venganza contra Renault en Hungría, ha reculado por donde vino, y donde dijo digo ha dicho Diego por aquello de llenar la parrilla y dejar que Fernando salve la agonía que discurre al lado del Turia, a falta de un heptacampeón al que no le falle el cuello… y hasta el año que viene, que ya veremos, como decía aquél.
Lo dicho. Yo, ayer, era prácticamente el mismo que anteayer, cuando tenía 49 años; y el mismo que hoy, cuando calzo ya 50 y un día; y nuestro deporte sigue su rutina de los últimos años como si tampoco le afectara el paso del tiempo; y eso es lo malo, me lo parece, porque uno se hace viejo para algo, o sencillamente se muere. Y así vamos, repitiendo los ascos y los hartazgos sin que nadie se atreva a ser Alí Babá, el mítico Simbad, un poderoso sortilegio o un miserable encantador.
Esté donde esté, creo que me tomaré la molestia de volver dentro de cincuenta años y un día para ver cómo ha cambiado esto, si lo ha hecho como espero, y sobre todo si ha merecido la pena, porque ayer tarde, visionando un viejo video del Gran Premio de Gran Bretaña de 1950 junto a Cata, descubrí lo entrañable que resultaba una pareja paseando del brazo mientras los bólidos zumbaban a su lado…
¡Que sí, que salimos del hoyo!
PD: Luisa, quién te iba a decir que tu nieto iba a ser un héroe para tantos. Donde estés, permíteme un beso y el deseo de un feliz descanso.
Pues felicidades Orroe,que cumplas muchos más y que te siga yendo bien. Mi pésame también a la familia de Fernando.
ResponderEliminarJose,
ResponderEliminarFelicidades, por supuesto, aunque con un poco retraso ... Lo siento, pero no veas la cantidad de curro que se me acumula ... la organización de un congreso de Física con 200 persona no es moco de pavo!!!! Y ese es (salvando Valencia y Spa) una de mis mayores preocupaciones ahora mismo.
Pero bueno, intento ahorrar tiempo y leer a los buenos escritores. ¡Cómo se notan los 50 años! Lo digo por la madurez y la serenidad que caracterizan tus versos ... porque son como versos. En fin, ya me lo decía Alfredo, mi profesor de Filosofía de COU: los buenos filósofos, comienzan a escribir a los 40 o a los 50. No pretendas entender a Dostoievski a las 17. ¡Y espera a los 30 o a los 40 mejor! El bueno de Kant se llevó toda la vida pensando y escribió sus "Críticas" casi escupiendo a toda velocidad cuando la razón era completamente madura. Pues tus escritos, Jose, son para quitarse el sombrero. ¡Y ole tus 50 años, coño!
Termino ya. No recuerdo a ninguno de mis cuatro abuelos, porque fallecieron todos antes de que yo cumpliera siquiera los 4 años. En mi memoria, escondidos, deben hallarse pinceladas sueltas de recuerdos suyos, pero la consciencia me impide rememorarlos. He vivido el adiós (quizá un hasta luego, no lo sé) de los abuelos de mi Susana, mi compañera de viaje y madre de nuestros hijos, y no es fácil, en especial cuando tus abuelos son otro de tus pilares. Entiendo que la señora Luisa era un pilar de nuestro héroe asturiano. Sólo había que escuchar al Nano cuando hablaba de ella. Por tanto, sólo tengo que repetirte, Jose. Para nuestro héroe, un sincero y cálido abrazo. Siempre estaremos aquí. Para Doña Luisa, un feliz descanso.
Buenas noches,
Felipe.
Y que cumplas muchos mas escribiendo por estos lares, 50 años son muy pocos en esta vida
ResponderEliminarq seria de nuestra afición por la F1 sin los amiguetes blogueros y sus entradas jejeje
saludos!!
O sea, que ni Gregor ni "metamorfosis", ¡¡pues vaya !! ¿dónde está la gracia de cumplir cincuenta años y un día ? ¡ja,ja,ja,ja!
ResponderEliminarA pesar de todo, estoy segura que siempre merecerá la pena y siempre habrá un "Simbad", un Nano, un Vettel, ... un sueño que nos hará olvidar los sinsabores y las mil guerrillas de es esta "panda".
Buenas noches :-)
Concha
José -permiteme la familiaridad-, lo maravilloso del paso del tiempo y de tus 50 años -y lo se porque ya tengo 53- es que aún crees en heroes, se llamen Alí Baba, Simbad o Fernando Alonso. Voy dándome cuenta que nos pasamos la vida volviendo continuamente al lugar y al tiempo del que nunca quisimos marchar. Para unos, la infancia, para otros, la juventud y para alguno más...
ResponderEliminarLa sabiduria del filósofo llega solo después de repetir durante muchos años la misma pregunta y, a fuerza de no hayar la respuesta, acaba entendiendo algo de lo que es la vida.
Preguntas por Kimi. Yo también. Su compañero dice que es "especial" y Lobato lo etiqueta como "ameba insensible". Yo no puedo dejar de estar de acuerdo con ellos; no es como los demás y seguramente es por eso que me cae tan bien. Y además también tiene una abuela que le anima y aconseja.
José, ojala un dia podamos llegar a ser como esas benditas y entrañables abuelas, protectoras de nuestros héroes preferidos.
Saludos y felicidades.
crecimos muchos, como Fernando del 81 cuidados y educados por esas abuelas que no perdieron la fuerza en aquella post-guerra. Su tesón nos volvió obstinados, nos hizo capaces de todo. Nos inculcaron trabajo y nos hicieron ver hasta que punto eramos afortunados en las circustancias que creciamos felices. Todos nosotros, nietos de esas increhibles mujeres todavia luchamos como vimos que ellas hacían sin descanso y sin perder la sonrisa.
ResponderEliminarJose, ¿qué decirte?,
ResponderEliminarEl medio siglo creo que sirve para ser más sabio y eso sólo se muestra por fuera con las cicatrices que quedan después de tanta batalla... pero por dentro ¡ja!, todavía tienes esa mirada de niño curioso que descubre por primera vez las cosas. ;)
Felicidades Jose ;)
Un abrazo desde la orillita del Meno
Juan